Editorial

Legado versus promesas

  • T+
  • T-

Compartir

Iniciado 2025, Chile enfrenta un mundo incierto. Conflictos bélicos, geopolíticos y las medidas proteccionistas anunciadas por el Presidente Donald Trump, quien asumirá el 20 de enero, son el escenario principal, en un contexto al que se suman nuevos retos en cambio climático, avances crecientes en IA que demandan inéditas competencias y un rebaraje de fuerzas e influencias en medio oriente, Rusia y Asia, de todo lo cual damos cuenta en las columnas que publicamos en la edición especial de hoy, en alianza con Project Syndicate.

En el escenario interno, el Gobierno inicia su último año, en un ejercicio con elecciones presidenciales y la necesidad de pasar de las promesas testimoniales que lo llevaron al poder, a dejar un legado.

De no haber logros destacados, éste habrá sido solo un Gobierno de administración.

En su campaña, el Presidente Gabriel Boric ofreció reformas estructurales, que no han cuajado del todo. Si bien ha tenido logros como la Ley de 40 horas, el aumento del sueldo mínimo, la Ley Karin o la creación del Ministerio de Seguridad Pública, ninguno por sí solo significa un cambio fundamental para la vida de los chilenos. Considerando que el crecimiento económico no fue una prioridad -el programa no lo contemplaba- y que el desempeño de la actual administración refleja una expansión promedio de 1,6% del PIB, la más baja desde 1990, lograr la aprobación de una reforma al sistema de pensiones y, eventualmente, presentar un proyecto de reforma al sistema político podrían significar el cambio en la deriva entre un Gobierno de mera administración y uno hacedor.

Junto a adecuadas dosis de flexibilidad para llegar a acuerdos, es clave que la reforma previsional contemple un especial cuidado con el costo para las arcas fiscales, dado el escenario de estrechez de este y los siguientes ejercicios. Asimismo, debieran considerarse condiciones adecuadas para contribuir a un mayor desarrollo del mercado de capitales, clave para la diversificación y rentabilidad de los fondos previsionales y su crecimiento sostenible. A lo largo de la discusión de pensiones, diversas encuestas y estudios han dado cuenta, además, de cómo los chilenos han tomado conciencia sobre la propiedad de sus fondos, lo que va en línea con iniciativas que busquen robustecer la capitalización individual.

En un Gobierno que se denominó transformador, priorizar es clave. La Moneda debe hacerse cargo de administrar los indicadores de gestión fiscal y económica para cumplir metas y dejar un país con cuentas estables. Ya en el ejercicio del presupuesto 2025, Hacienda tuvo que resignar la expansión del gasto y sincerar sus cifras pensando en la responsabilidad fiscal como objetivo que supera -al menos en responsabilidad- a la oferta programática del Frente Amplio.

De no haber logros destacados que mostrar, éste habrá sido solo un Gobierno de administración, sin que haya podido ofrecer a la ciudadanía un proyecto transformador y nítido sobre qué país estamos construyendo a futuro y quedará reservado para otras coaliciones y líderes la posibilidad de construir una idea de país distinta, moderna y con foco en un crecimiento que permita la prosperidad. Habrá que ver quién es capaz de resolver este dilema.

Lo más leído