Editorial

La ilusión del Estado emprendedor

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El fallido experimento del “gas a precio justo” ha tenido como efecto colateral el mérito de abrir los ojos ante una realidad que normalmente pasa desapercibida cuando se produce una intervención estatal: las “fallas de Estado” muchas veces terminan significándole a la sociedad costos que superan aquellos derivados de las “fallas de mercado” que se pretende corregir.

Apartándose de la línea sugerida por la FNE en cuanto a desintegrar la industria del gas, el Gobierno optó por privilegiar una intervención estatal directa en el mercado del gas licuado, mandatando a Enap para llevar a cabo la iniciativa “gas a precio justo”, orientada a comercializar balones a un precio inferior al que lo estaban comercializando los actores privados.

El episodio del gas licuado deja importantes lecciones de cara a implementar la Estrategia Nacional del Litio.

No es claro cuál fue la reacción de los directores de Enap ante este “mandato gubernamental”, siendo que la empresa opera bajo normas de gobierno corporativo que lo confieren autonomía al directorio en la toma de decisiones. Pero lo concreto es que se optó por llevar adelante la iniciativa, con los resultados ya conocidos, lo que posteriormente derivó en una suspensión del proyecto.

Según se ha informado, el principal sobrecosto se produjo en la distribución, quedando de manifiesto que Enap no tieneallí ninguna ventaja. No hacía falta un “plan piloto” para cerciorarse de esto, pues bastaba con calcular los costos con un criterio más riguroso antes de echar a andar el proyecto. Pero se impuso el voluntarismo de que una empresa estatal puede proveer bienes o servicios a mejor precio que una empresa privada, cuando bastaba establecer medidas orientadas a mejorar la competencia para resolver el problema de fondo, junto a subsidios focalizados si se deseaba ir en ayuda de sectores concretos de la población.

Llaman la atención, por último, las declaraciones del ministro de Energía, que junto con reconocer que la estrategia fue errada, al propiciar una mayor integración vertical, sostuvo que “yo tomé la decisión de no perseverar en el piloto”. Pero, ¿acaso no era el directorio autónomo de Enap el que debía tomar la decisión?

Todo este episodio deja importantes lecciones que deben ser tomadas en cuenta a la hora de implementar la Estrategia Nacional del Litio, basada conceptualmente en la costosa lógica de que, en Chile, el Estado emprendedor es la respuesta a los desafíos del desarrollo.

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