Editorial

Fructíferos 20 años del TLC con EEUU

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Hace 20 años, en Miami, se firmaba el acuerdo de libre comercio entre Chile y Estados Unidos, con lo que culminaba un período de intensa negociación, en donde el sector público y privado chilenos trabajaron coordinadamente, destacándose el rol de la Cámara Chilena Norteamericana de Comercio (AmCham) desde donde se coordinó gran parte de la estrategia diseñada para conseguir los votos en el Congreso de EEUU. Estas acciones involucraron así un ámbito que iba más allá del gobierno de turno, el cual por cierto logró transmitir la importancia de esta oportunidad histórica que pocos países latinoamericanos han sabido aprovechar.

El tratado entró en vigencia el 1ª de enero de 2004, con lo cual se activaron las reducciones arancelarias respectivas, las que terminan su transición en 2015, en donde el 100% del comercio bilateral quedó libre de aranceles. Al comparar nuestras exportaciones hacia EEUU, estas se han multiplicado entre 2003 y 2022 por 3,6 veces, mientras que nuestras importaciones lo han hecho en 7,8 veces. Esta diferencia no es inesperada ya que el muro al libre comercio previo era mayor en Chile que en EEUU, a pesar de los esfuerzos del exministro Buchi por llevarnos a libre comercio a partir de mediados de los ‘80.

El balance es sólidamente positivo para nuestro país y genera así resultados irrefutables para contrarrestar las agendas contra el libre comercio.

Sin embargo, un acuerdo de libre comercio no solo fomenta mayor intercambio, como sí lo ha hecho, sino también moviliza inversiones y es así que el stock de inversión de EEUU en Chile bordea los US$ 27 mil millones, mientras que nuestra inversión allá alcanza los US$ 15 mil millones. En este último guarismo hay dos bancos nacionales operando en Florida, así como empresas que en su momento operaban gasolineras en Kentucky y por cierto inversiones inmobiliarias como la que se observan en Florida y otros estados.

Ahora bien, la libertad de comercio no solo moviliza bienes e inversiones, sino también personas y es así como hemos pasado de una situación en donde la generalidad para viajar y vivir algunos años en EEUU eran los estudios de postgrado, lo que por cierto se mantiene, sino también la realidad actual en donde muchos jóvenes van a trabajar o buscar financiamiento para sus startups, insertándose así en una economía global.De esta manera, el balance es sólidamente positivo para nuestro país y genera así resultados irrefutables para contrarrestar las agendas contra el libre comercio, lo cual alienta la perseverancia en seguir esta ruta y buscar todos los acuerdos que nos permitan seguir incrementando las oportunidades de negocios para nuestro país.

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