Editorial

Cartas al Director

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Cuenta Presidencial I


Señor Director:
Debía partir con un comentario comparativo de forma, y es que es abismal la diferencia entre las primeras cuentas públicas del mandatario anterior y de la mandataria presente. El primero soportó a una oposición con actitud indecente que apenas le permitía hablar y menos nos permitía escuchar. La última, ha dado su discurso con la mayor calma y respeto. Siendo inatendibles todos los puntos relevantes del discurso, me referiré nada más que a uno. De un lado, las políticas fiscales, regulatorias y laborales han golpeado y seguirán golpeando fuertemente a las emprendas pequeñas y medianas. Luego, promete dádivas, créditos, protecciones y cuantos otros beneficios que se comprenden elementales para el desarrollo de las Pymes. Repite la misma trampa que el populismo hace con todos los sectores, les hace tropezar y les ofrece la mano, con condiciones. ¿Cuál será el resultado de esta inclusión de las Pymes en la dinámica de la búsqueda de rentas? Económicamente ruinoso y políticamente nefasto.

Joaquín Rodríguez Droguett
Director de Formación, Círculo Acton

Cuenta Presidencial II


Señor Director:
Y la historia volvió a repetirse.
Como ha sido siempre para los discursos presidenciales de los 21 de mayo, tras escucharlos, para los partidarios del presidente de turno fue contundente, dijo todo lo que la ciudadanía quería escuchar, una mezcla de orden y futuro, y tantas otras buenas calificaciones.
A su vez, para los contrarios, palabras sin sustancia, faltaron temas que están en la agenda nacional, faltó reconocer lo mal hecho, y tantas otras opiniones que minimizan el discurso. Palabras más, palabras menos, desde siempre el color del discurso presidencial es muy propio de la tendencia gobernante y como es de suponer este color no está en la paleta de sus antagonistas políticos.
La razón del discurso del 21 de mayo es la entrega de la cuenta de lo realizado por el gobierno durante el año transcurrido en todas las materias propias de su gestión; sin embargo, también se incluyen promesas de proyectos para realizar, normalmente son muy efectistas, creando muchas expectativas en los grupos que se verían beneficiados con sus puestas en acción. Tal vez es allí en donde podría haber cambios, porque si hay algo común en cada discurso del 21 de mayo es que nunca se hace una confrontación detallada de lo que se prometió el año anterior y cuaánto de ello se cumplió, asumiendo los errores y falencias con la misma determinación con que se destacan los éxitos. Tal vez el hecho de meter debajo de la alfombra el lado B, ese que ensucia la magnificencia del discurso, lo convierte en algo muy sesgado, cuando debería ser la gran oportunidad para los gobiernos de mostrar las dos caras de La Moneda, la de los logros y la de las decepciones. Solo así el discurso del 21 de mayo cumpliría la razón para la cual se instituyó...
Luis Enrique Soler Milla

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