La Comisión Nacional de Energía (CNE) ha publicado el primer Plan de Obras indicativo para el Sistema Interconectado Central después de que se presentara al país la Agenda de Energía y luego que el Comité de Ministros rechazara el proyecto HidroAysén. Esta planificación de la CNE da un horizonte para la matriz hasta 2030 y entrega una señal de los cambios que la autoridad observa y promueve hacia el futuro.
Una de las modificaciones más significativas respecto de la propuesta en abril pasado tiene que ver con la creciente importancia que el regulador asigna a las Energías Renovables No Convencionales (ERNC). Es así como en la renovada matriz el aporte de la energía solar fotovoltaica pasa de no considerar ninguna central a nada menos que 2.050 MW, el equivalente al 41,1% de la nueva capacidad prevista. También aumenta la contribución que se espera de la energía eólica, de 600 MW en abril a 1.450 MW. Además es relevante la reducción que se ha asignado al aporte del GNL, desde 240 MW a 120 MW, lo que actores del sector atribuyen a un reconocimiento de que este combustible no es todo lo competitivo en precios que se consideró inicialmente.
El nuevo Plan de Obras constituye una actualización oportuna de las variables que están detrás de las tecnologías hoy disponibles para satisfacer la demanda energética de los próximos años. No obstante, es importante insistir en que junto a una adecuada diversificación de las fuentes que dé seguridad al suministro, no se debe perder de vista la necesidad de que los proyectos que se desentrampen o los nuevos que se emprendan contribuyan a contar con una oferta eficiente y a los menores precios posibles, de modo de aportar a la competitividad de nuestra actividad económica.