Confianza tributaria: condición de legitimidad

Recientemente visitaron nuestro país dos actores especialmente autorizados en materias tributarias. Si bien ambos fueron cuidadosos de no emitir juicios directos sobre la reforma tributaria que se discute actualmente en Chile, sí se refirieron a ciertos aspectos técnicos y normativos -y a algunos objetivos- que sí aplican para dicha discusión. Al respecto, merece especial atención que ambos expertos hayan relevado lo importante que resulta la confianza de los contribuyentes en el sistema tributario -en sus reglas y funcionamiento- para que éste pueda alcanzar sus objetivos y operar correctamente.

En entrevista con Diario Financiero, la exdefensora nacional del contribuyente de Estados Unidos (2001-2019), Nina Olson, hoy directora ejecutiva de la ONG Centro para los Derechos de los Contribuyentes, enfatizó que “necesita haber confianza entre los contribuyentes y la agencia tributaria y el gobierno”, por ejemplo, asegurando “que hay procedimientos justos, accesibles y fáciles de entender para resolver las disputas sobre impuestos”.

Que los contribuyentes confíen en la justicia de las reglas y en la eficiencia del gasto es crucial para el funcionamiento del sistema tributario.

Por otra parte, el director adjunto del Centro de Política y Administración Tributaria de la OCDE, David Bradbury, comentó en el diario El Mercurio que “no es tan simple aumentar los impuestos y se acaba el problema, si el gasto no es de buena calidad, eso socavará la moral tributaria de las personas y su disposición a pagar impuestos”.

Ambas opiniones atañen en más de un sentido al meollo del debate nacional sobre impuestos. Por un lado, respecto de las reglas de juego, es decir, lo clave de que exista la percepción (idealmente, la convicción) de un trato justo de parte de la autoridad hacia los contribuyentes, y de que la balanza no está indebidamente “cargada” o con margen para la arbitrariedad. Por otro lado, el fin último de la recaudación es el gasto fiscal: si los contribuyentes no sienten que el gasto es eficiente y socialmente rentable -y que todos ganamos con él-, la legitimidad misma del sistema queda en entredicho.

Justamente estos dos componentes de la confianza tributaria -la justicia de las reglas y la eficiencia del gasto- han sido cuestionados en el actual proceso de reforma. En la siguiente etapa deberían estar al centro.