Margaret Thatcher: valentía y principios
Terminaban los años 70 en Inglaterra. La orgullosa nación combatiente de Winston Churchill...
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Terminaban los años 70 en Inglaterra. La orgullosa nación combatiente de Winston Churchill, se encontraba con los ánimos caídos por una economía empobrecida, la política desgastada y una posición internacional debilitada. Tan pesimistas eran los ánimos de los ingleses por esos días, que ellos mismos se apodaron “el enfermo de Europa”. Este escenario había sido precedido por gobiernos de todos los colores políticos, pero por un discurso uniforme de mayor intervención estatal y disminución de los deberes de la sociedad civil.
Así las cosas, en el año 1979 finalmente el gobierno laborista fue disuelto, se llamó a elecciones y, como era de esperar, la oposición conservadora obtuvo la mayoría, por lo que su líder fue llamado por la Reina para formar el nuevo gobierno. Es en ese momento cuando se inicia el periodo, de 11 años de duración, de Margaret Thatcher a cargo del gobierno inglés. Ahí comienza también el relato de “Los años de Downing Street”, las memorias de la primera ministra británica.
La administración de Mrs. Thatcher es probablemente una de las más influyentes en la historia universal, entre otras cosas, porque tuvo lugar en los decisivos tiempos de la guerra fría. Durante aquellos años, Inglaterra inició la recuperación económica, enfrentó victoriosa el conflicto de las Malvinas y el mundo conoció los desastres y el derrumbe de los “socialismos reales”. En todos esos escenarios el liderazgo de la “dama de hierro” fue clave.
La gran lección que nos entrega “Los años de Downing Street” es la de una mujer que se atrevió a gobernar defendiendo la libre iniciativa económica, impuestos que no obstruyan el crecimiento y a las personas antes que a los grupos de interés. Aún contra viento y marea. Porque, de hecho, la política británica llevaba 30 años determinada por un Estado siempre creciente, indisciplina fiscal (con una inflación mayor al 10%) y sindicatos peligrosamente poderosos. Nada de eso fue impedimento para Thatcher, ella tenía plena confianza en sus principios y estaba dispuesta a gobernar con ellos.
La lectura de las memorias de la señora Thatcher puede ser un buen mapa para recuperar la brújula de las ideas que, a ratos, ha parecido perdida para la derecha chilena. Sus páginas no son un manual de las políticas públicas que Chile necesita, sino el ejemplo de una mujer que quiso hacer política en el sentido más noble de la palabra, pero con ideas propias y no ajenas, es decir, sin abandonar principios.