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Las propuestas estudiantiles 2011

De las propuestas estudiantiles -tanto secundarias como universitarias- que se han entregado durante las últimas semanas, podemos concluir que hay problemas que no hemos podido superar como país...

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De las propuestas estudiantiles -tanto secundarias como universitarias- que se han entregado durante las últimas semanas, podemos concluir que hay problemas que no hemos podido superar como país. El mayor error consiste en creer que el gran transformador de la sociedad es el Estado, cuando el verdadero poder reside en las personas: en realidad, ambos se articulan y complementan en la tarea de construir una sociedad mejor.

Quienes creemos en la gente y en sus capacidades estamos convencidos de que mientras el rol estatal sea más protagónico menos poder les quedará a las personas. Es por ello que creemos que no hay que cuestionar la verdadera naturaleza del Estado a la hora de proponer solución a los problemas sociales, puesto que está llamado a contribuir en los procesos sociales según su carácter subsidiario, ayudando a las personas e instituciones, especialmente a quienes más lo necesitan, y la mejor forma de entregarle el poder a las personas es a través de una buena educación, con todo el apoyo que sea necesario de parte del Estado, pero con libertad de iniciativas y programas.

Nuestra gran Premio Nobel de Literatura Gabriela Mistral nos advierte sobre el peligro de un Estado omnipotente: “Me parece una calamidad el Estado docente, especie de trust para la manufactura unánime de las conciencias. Algún día los gobiernos no habrán sino de dar recursos a las instituciones y los particulares que prueben su eficacia en la educación...También pesó sobre mí el Estado docente, centurión que fabrica programas y que apenas deja sitio para poner sabor de alma”.

La tarea en Chile, tal como nos lo dice Mistral, está en lograr que se consolide el poder de las personas, un sistema educacional que pone al Estado al servicio de las personas y no al revés: esto nos garantizaría verdaderas alternativas para que los padres escojan dónde inscribir a sus hijos, fomentando así la libertad de enseñanza.

El gran dilema está entonces en la eterna pregunta ¿cuánto Estado? Quienes creemos en el poder de las personas y en su única capacidad de impulsar los cambios que nuestro Chile necesita estamos convencidos que sólo a través de ellas y no a través de un Estado omnipotente lograremos construir un sistema educacional más justo para todos, en el que habrá calidad, equidad y libertad, además de un gran apoyo estatal en el financiamiento.

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