La confianza como pieza clave para la co-creación
Renzo Pruzzo Gerente general del club de innovación.
La última encuesta de innovación hecha por el Gobierno muestra que del 40% de las empresas que innovan, sólo un 7,3% lo hace colaborando con externos. Lo paradójico de esto es que las tendencias mundiales apuntan hacia la colaboración y la co-creación, sin embargo, en nuestro país, la confianza nos está jugando una mala pasada.
Las empresas si bien ven valor en colaborar con otros, no les es fácil, esto por lo siguiente: ¿haría usted un negocio con algún desconocido? O aún más, ¿haría un negocio con alguien en quien no confíe? La respuesta a esto es evidente: "No".
Actualmente el país vive una crisis de confianza, desde la clase política hasta el sector privado. No es necesario entrar en detalles para esclarecer que el financiamiento de la política y conflictos de interés han sido últimamente el plato fuerte en los medios. Esto, ha perjudicado enormemente la opinión de la ciudadanía hacia nuestras instituciones y empresas, adoptando una predisposición negativa y siendo muy críticos con nuevas iniciativas.
Para volver a construir las confianzas es necesario trasparentar y comenzar a empoderar a las personas en las decisiones país, de forma de dar paso a la colaboración y co-creación.
Chile posee uno de los índices más bajos de confianza del mundo, ocupando el penúltimo lugar en la OCDE, lo cual implica que la colaboración seguirá siendo baja por mucho tiempo a menos que existan espacios que fomenten el trabajo y la interacción entre aquellos que desean innovar.
Un modelo similar debiera aplicarse en las empresas, ya que éstas están compuestas por personas, lo que implica que se deben cultivar las confianzas entre esos integrantes, a través de la construcción de instancias en que las personas y partes conversen en el mismo idioma y así fomentar la cultura de innovación.
Los esfuerzos del Club de Innovación en el último año han estado enfocados en la generación de resultados colaborativos, pero para que esto ocurra se debe desarrollar el capital social entre las personas pertenecientes a las empresas miembros y nivelar las capacidades metodológicas de innovación, fomentando el trabajo de inmersión, observación, ideación, prototipos, testeo y escalamiento de forma colaborativa, definiendo roles y responsabilidades en cada una de las etapas del proceso. Finalmente, si lográsemos mejorar este 7,3% de colaboración dentro de los proyectos de innovación, tendríamos innovaciones más radicales mezclando capacidades de diferentes industrias, consiguiendo como consecuencia la exportación de valor agregado desde Chile.