Comisión de Ciencia y Tecnología
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José Miguel Benavente
Hace un par de días la Presidenta nombró una comisión especial para que la asesore en temas de ciencia, tecnología e innovación. Haciendo eco del llamado del mundo parlamentario sobre la relevancia de estos temas y los urgentes esfuerzos necesarios para cerrar las brechas que tiene el país con el mundo desarrollado.
En este llamado hay algunos aspectos de relevancia que vale la pena resaltar.
En primer lugar, dicha comisión estará al alero del Consejo Nacional de Innovación y liderada por su presidente. Ello es una excelente señal sobre institucionalidad pues el Consejo es el lugar de encuentro de los diferentes agentes del Sistema de Innovación, el mundo privado, las universidades, centros de formación técnica, el mundo público como también de expertos en el área, lo que permite dar una mirada balanceada, sistémica y reposada sobre un tema fundamental.
En segundo lugar, algunos miembros de esta Comisión son integrantes del Consejo, y otros han participado en esfuerzos similares del pasado, tal como la Comisión Philippi, lo que permite ir construyendo sobre lecciones y aprendizajes previos sin tener que reinventar todo desde un comienzo. En tercer lugar, la solicitud de su quehacer es muy concreta, con un plazo establecido, con una secretaría ejecutiva que asegure resultados y con un mayor escrutinio público pues, y en buena hora, hoy estos temas comienzan a tener la relevancia que requieren.
Finalmente, cabe destacar que en su composición hay personas afines a los temas científicos y tecnológicos como también aquellos que quieren empujar los temas de la innovación y el emprendimiento. En especial desde el mundo público. Por una parte, un Conicyt con su flamante directorio y cuyo presupuesto ha ido creciendo a través del tiempo, aunque no al ritmo que la ciencia necesita. Y por otra parte, el Ministerio de Economía (y Corfo) que en esta administración está tomándose los temas de innovación muy en serio, aumentando su presupuesto en forma significativa y desplegando esfuerzos importantes para sacar adelante junto al mundo privado, una agenda ambiciosa centrada en la innovación y la productividad.
La discusión será, sin duda, muy interesante. Ello pues en el mundo moderno estos temas son complejos. Por ejemplo, si la ciencia debe responder a la curiosidad de los científicos y a preguntas fundamentales sobre la humanidad y su entorno, o si también debería ser funcional a objetivos específicos que tiene la sociedad, incluyendo aquellos problemas que se desprenden del mundo productivo. Otro tema, la institucionalidad administrativa de estas materias en Chile.
Mas allá de la mirada estratégica que tiene el Consejo de Innovación, un Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación ¿es un respuesta adecuada a resolver las tradicionales fallas de estado: problemas de agencia, coordinación, captura, por mencionar algunas? Administrativamente, ¿cómo se balancean los temas de ciencia y tecnología con aquellos de innovación y emprendimiento tecnológico? Un gran desafío para un país que necesita incorporar mayor conocimiento en todos los ámbitos de su vida productiva y social.