Incertidumbre: Constitución, dólar e impuestos
Ernesto Silva FARO-UDD
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Ernesto Silva
Ya nada parece sorprender. En una misma semana se reúnen al menos tres tensiones que alteran la confianza y generan incertidumbre. La Convención entrega su propuesta de texto, el Gobierno ingresa una reforma tributaria que aumenta la carga impositiva, y el dólar juguetea con la barrera de los $1.000.
Pasamos de una semana a otra en un clima de incertidumbre e inestabilidad. Una semana es la delincuencia y el crimen organizado, otra semana es el alza constante de los precios, la siguiente las tensiones por el debate constitucional, y recientemente, el alza del dólar y la presentación del aumento de impuestos propuesto por el Gobierno.
“Considerando la fragilidad que genera la incerteza constitucional, las decisiones económicas de la autoridad deberían ser mucho más cuidadosas”.
Todas estas tensiones tienen algo en común: incertidumbre y deterioro de las condiciones básicas para generar inversión y progreso.
Este complejo escenario plantea la pregunta sobre qué es posible hacer para disminuir la incertidumbre y generar confianza. En materia constitucional -la principal fuente de incertidumbre-, el plebiscito del 4 de septiembre es muy importante. Si gana el Apruebo, el escenario de incertidumbre se transformará en un deterioro acelerado de las condiciones de cooperación política, considerando la radicalidad de los cambios propuestos; mientras que si gana el Rechazo, se abrirá un camino de esperanza para buscar nuevos acuerdos e introducir sensatez a los cambios. En cualquier caso, la inestabilidad constitucional estará lejos de terminar el 4 de septiembre, y es razonable pensar que estamos recién en la primera mitad de una década de crisis política.
Considerando la fragilidad que genera la incerteza constitucional, las decisiones económicas de la autoridad deberían ser mucho más cuidadosas. A las tensiones internas se suma un escenario de desaceleración económica mundial y de posible recesión, con un conflicto militar y geopolítico en Europa. Los precios suben en el mundo y en el caso de Chile, lo hacen aún más por factores internos -tal como lo reconoció el Presidente Gabriel Boric al referirse al precio del dólar-.
La arremetida del precio del dólar es tal vez el síntoma más claro de todo este escenario de deterioro. Incertidumbre interna, deterioro económico nacional, amenaza de recesión global, alza de precios, en fin, sensación de pérdida de control. Hacienda intenta sin éxito atenuar el alza del dólar, y el ministro llega al límite del respeto de la autonomía del Banco Central, al señalar que “sería oportuno que el Banco Central compartiera su diagnóstico sobre lo que está ocurriendo”.
En este complejo escenario, cuesta entender que el Gobierno elija este momento para introducir su aumento de impuestos a los chilenos. Suma un factor más -y muy relevante- al entorno de incertidumbre y desconfianza, afectando las decisiones de inversión de las empresas y haciendo a nuestro país un lugar menos competitivo para atraer proyectos. Además, un alza de impuestos y aumento del tamaño del Estado pareciera ir en la dirección contraria a lo que necesita el país para retomar un impulso de progreso que se sostenga en el tiempo. Se requiere más espacio para la iniciativa individual y el emprendimiento.
Las circunstancias invitan a la autoridad económica a revisar su estrategia y repensar su iniciativa tributaria.