Hermann González

La encuesta de la U. de Chile no puede desaparecer

Economista Principal BBVA Research Chile

Por: Hermann González | Publicado: Martes 14 de febrero de 2017 a las 04:00 hrs.
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La encuesta de empleo de la Universidad de Chile se realiza desde 1957 y con frecuencia trimestral desde 1960. Financiada en mayor parte por el Banco Central de Chile, permite analizar la evolución del desempleo, la ocupación y la participación de hombres y mujeres en el mundo laboral del Gran Santiago, usando una metodología que ha sufrido pocos cambios a lo largo de su historia, lo que la hace comparable en el tiempo.

Contar con información oportuna y de calidad sobre la situación del mercado laboral es fundamental para identificar la posición cíclica de la economía, así como para la implementación de políticas públicas. Por su parte, la tasa de desocupación es, por su fácil comprensión y percepción para la ciudadanía, una variable cuyas fluctuaciones suelen tener un relevante impacto mediático y político. De hecho, la encuesta de empleo de la U. de Chile ha permitido frenar presiones sobre el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), cada vez que las cifras publicadas por este organismo dependiente del gobierno han sido objeto de cuestionamientos.

Algunos cuestionan por qué debería existir un indicador de desempleo paralelo al del INE y la razón es muy simple. Mientras no exista un INE autónomo y con los recursos necesarios para atraer a los mejores técnicos a nivel nacional e internacional, la existencia de la encuesta de la U. de Chile es la mejor opción disponible para contrastar resultados.

A raíz de otras urgencias, las necesarias mejoras institucionales en una serie de materias han sido postergadas. Una de ellas es la del fortalecimiento del INE, proyecto que lleva años en discusión, pero que nuevamente ha quedado fuera de la lista de prioridades el gobierno.

El Banco Central es una institución respetada, que goza de una gran credibilidad que hasta ahora ha puesto a disposición de la encuesta de empleo, contribuyendo a que el instrumento sea visto como una fuente de información altamente confiable. Esperemos que esto pueda seguir así en el futuro, al menos hasta que haya un cambio profundo en el sistema nacional de estadísticas.

Con todo, este año podría ser el último en que el Banco Central financia la realización de la encuesta si las conversaciones entre ambas instituciones no llegan a buen destino. De todas formas, no me cabe duda que en caso que el Banco Central deje de financiarla habrá instituciones privadas sin fines de lucro o asociaciones gremiales con visión de país que estarán dispuestas a hacerse cargo, para evitar que esta valiosa fuente de información desaparezca. Es más, considero que esta podría ser una muy buena oportunidad para que la encuesta se potencie y se evalúe seriamente ampliar su cobertura a otras regiones del país.

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