Pobreza, crecimiento, medio ambiente y dignidad
Guillermo Tagle Presidente Credicorp Capital
- T+
- T-
Guillermo Tagle
La pandemia ha incrementado significativamente la pobreza en Chile y en el mundo. Hacia fines de 2019 sentíamos estar enfrentando tiempos de progreso económico y social, con pocos precedentes en la historia de la humanidad. Pero de pronto, el virus trajo de vuelta mucho de lo que creíamos superado.
Uno de los cambios más sorprendentes de la humanidad en las últimas dos décadas había sido la posibilidad de superar la dependencia del petróleo como fuente principal de energía. Se habían desarrollado nuevas formas de generar energías renovables y limpias permitiendo visualizar un planeta mejor cuidado, donde el equilibrio ecológico fuese preservado y la evolución de la naturaleza pueda seguir sirviendo de protección al cuidado de la humanidad y no de amenaza.
En este contexto y en circunstancias en que Chile ha resuelto masivamente iniciar un proceso de reforma constitucional, es importante poner sobre la mesa el dilema ideológico que algunos plantean, respecto de incentivar el crecimiento económico en contraposición a la urgencia por cuidar el planeta y proteger el medio ambiente.
Hay dirigentes radicales que sostienen es fundamental limitar la expansión de la economía, para lograr mantener el equilibrio ecológico. Sin importar el sufrimiento y las privaciones que deberían sobrellevar los más pobres, ellos creen que limitando la expansión de la actividad económica podremos dejar un planeta más saludable para las próximas generaciones. Si bien es cierto que los países más ricos son los que mayor contaminación y residuos han producido en las últimas décadas, es también en esos países ricos donde mayor desarrollo y avances se producen respecto de cómo mejor administrar los recursos naturales y cuidar el planeta.
Los países más pobres y los ciudadanos que viven en pobreza no sólo sufren producto de las privaciones que conlleva su condición de vida, sino que la carencia de recursos hace que mientras más pobreza, mayores fuentes de contaminación ambiental permanecen. Los países pobres no tienen recursos para impulsar el desarrollo de energías limpias. En los países pobres no es posible invertir en plantas de tratamiento de aguas servidas, ni en redes de agua potable y servicios sanitarios para todos. Con pobreza no se puede invertir en sistemas de acumulación y cuidado de las aguas, no se pueden imponer restricciones al uso de energías contaminantes, no se puede invertir en procesos de reciclaje y de limpieza de territorios contaminados.
Diseñar mecanismos de organización política, económica y social que estimulen el emprendimiento, la libertad y el crecimiento, es una exigencia moral fundamental en la etapa de discernimiento constitucional que enfrenta Chile. Lo anterior debe ser naturalmente con un Estado efectivo y eficiente, que pueda focalizar el uso de sus recursos en los que más apoyo requieren, cautelando el buen uso de la libertad que ejerza cada cual en la realización de su vocación personal; sin ahogar la creatividad y la libertad para resolver, cada uno su propio destino y el de su familia.
Sin crecimiento no se acaba con la pobreza, no se protege el medio ambiente, no se fortalece ni potencia la dignidad de las personas. Para tener recursos que distribuir, es fundamental incentivar la creatividad, el emprendimiento, el crecimiento y la creación de riqueza. La única forma de poder dar y comprometer, es incentivando y atrayendo a quienes puedan crear y crecer.