Ambiente y expectativas
Franco Brzovic Abogado Brzovic & Cia.
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Franco Brzovic
Hace algunos meses comentamos las insinuaciones de reformas tributarias de precandidatos. Hoy, como candidatos, van ya en la recta final a las elecciones de noviembre donde es necesario una claridad mayor en sus propuestas.
De lo visto, Sebastián Piñera propone un sistema tributario “pro crecimiento, pro inversión y pro emprendimiento”, y tengo entendido que una de las bases será volver al sistema integrado de forma tal que la empresa pague un impuesto por sus utilidades y los socios o accionistas cuando las retiren o distribuyan respectivamente. Implícitos están los incentivos tributarios al ahorro y la inversión y entre ellos la rebaja a la tasa del impuesto corporativo al 24 o 25%.
Por su parte, la candidata Sánchez solo se ha pronunciado respecto a que sus reformas, entre ellas aumentar el aporte a investigación y desarrollo, las financiará sustancialmente creando un nuevo tramo a los impuestos personales, Global y Único al Trabajo que afectará con 50% las rentas sobre $ 150 millones.
De los otros candidatos poco se ha sabido, salvo algunos anuncios sueltos de alzas de impuestos, incluso el IVA.
Pues bien, la pregunta que corresponde contestar es cuál es el ambiente o necesidades que se vislumbran en el mundo y en nuestro país.
El titular del Financial Times de esta semana, destacado por el Diario Financiero, establece un principio, afirmando que las mejores reformas tributarias son las más cautelosas. Si lo aplicamos a nuestra experiencia, al menos las dos últimas leyes promulgadas en el gobierno actual no han cumplido ese requisito. Sin embargo, habrá que destacar positivamente algunas de sus disposiciones, entre ellas la opción de “comprar” el FUT, declaración de inversiones en el exterior con una tasa baja, rebaja de la tasa marginal del impuesto Global y Único al Trabajo.
Las noticias del extranjero también son un tema de interés. Así, los liberales alemanes propugnan la baja de impuestos. En Francia, el actual gobierno anunció lo mismo pero referido a los más “ricos” (75% tasa actual), la exclusión de la posesión de inversiones del impuesto a la riqueza y otras, todas encaminadas a atraer la inversión, motor esencial del crecimiento y como consecuencia del empleo y bienestar de la población.
En el caso de EEUU, además de las conocidas rebajas sustanciales al impuesto de las empresas y personas del presidente Trump, hoy algo “entrampadas”, en materia de impuesto de herencias, los últimos tres años nueve estados lo han eliminado o rebajado y se espera que otros lo imiten, pues de no hacerlo los ricos emigrarán. En otras palabras, la competencia por incentivar el ingreso de inversiones tiene como un componente importante la carga tributaria, entre ella, este impuesto. Los expertos nos han enseñado, además, que las rebajas no se proponen para favorecer a los ricos sino para iniciar el círculo virtuoso que finalmente mejora la vida de los más modestos o pobres.
Volviendo al caso chileno, recordemos que nuestro país forma parte del que se ha denominado “el club de los países desarrollados” al pertenecer a la OCDE, lo que me imagino que es una ironía. En este club los impuestos a los ingresos han venido en una baja del 30% al 24% en los últimos cuarenta y tantos años, a diferencia de los que gravan al consumo que han tenido un alza de importancia, como el caso del IVA.
No hay duda de que la tendencia mundial es a la baja con el objeto de incentivar no solo las inversiones, sino el desarrollo tecnológico que es el futuro. Será un reto para los candidatos incluir en sus programas la inversión del Estado en Investigación y Desarrollo, tal como ya algunos lo han propuesto. Lo mismo deberá ocurrir con el impuesto a las herencias en que, debido al alto crecimiento de la clase media, nueva realidad nacional, deberá corregirse considerando las nuevas generaciones. Demás está decir que el principal enfoque tiene que partir por las empresas familiares que representan más del 80% y su trasmisión a los herederos.
Finalmente, el tratamiento a las Pymes es esencial, pues de la forma que hoy tributan, no podrán sostenerse muchas de ellas en el tiempo.