Revitalizar los fondos de garantía
Enrique Marshall Director Magíster en Banca y Mercados Financieros PUCV, Exvicepresidente del Banco Central
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Enrique Marshall
Las acciones del Banco Central de Chile en orden a proveer liquidez al sistema financiero están muy bien orientadas y las han implementado los bancos centrales de todos los países desarrollados. Sin embargo, pueden ser insuficientes para asegurar la continuidad de la cadena crediticia, porque muchos riesgos surgidos en esta crisis son excesivamente altos para ser tomados por los bancos. Si lo hacen, agravarán la situación. No es prudente forzar acciones en esa línea.
Hoy, las decisiones adoptadas por el Banco Central deben ser complementadas con un instrumento usado en muchas latitudes. Se trata de los programas de garantía estatal. Su aplicación tiene fundamentos razonables, pero requiere de una buena implementación para alcanzar los resultados esperados. En numerosos países, los sistemas de garantía han resultado desastrosos, ya sea porque han entregado subsidios desproporcionadamente altos y/o porque han operado con criterios políticos más que técnicos.
Chile tuvo algunas malas experiencias en el pasado. Sin embargo, los fondos conocidos en las últimas décadas han funcionado bastante bien, entre ellos, el Fogape y el Fogain. Ellos han sido eficientes en el sentido de brindar acceso al crédito a las empresas de menor tamaño y existen estudios serios que así lo avalan
En el actual cuadro, estos programas adquieren relevancia y, por lo mismo, deben ser revitalizados. Ello implica aumentar significativamente los montos involucrados, ampliar los umbrales de acceso para un mayor número de empresas, introducir mayor flexibilidad en su operación, proveer los incentivos correctos para que los bancos los usen, y otorgarles un adecuado tratamiento regulatorio. Todo eso conlleva costos y riesgos para el Estado, pero la crisis que enfrentamos amerita que éstos sean asumidos.
Un tema particularmente sensible es el de las grandes empresas. Para ellas no existen programas de este tipo. En tiempos normales no se requieren, pero asistimos a tiempos extraordinarios. Lo más probable es que algunas empresas grandes requieran apoyo y, además, que sea bueno prestárselo, pensando en el interés superior del país. El desafío es hacerlo bien.
En esa perspectiva, recomendaría avanzar en el diseño de un fondo de garantía para el financiamiento y la reestructuración de empresas de alcance sistémico, por llamarlas de alguna forma. Este fondo debería radicarse en alguna entidad ya existente, para no abultar la burocracia, pero además debería tener un gobierno corporativo bien diseñado para asegurar la aplicación de criterios técnicos.
Este fondo estatal debería tomar riesgos de corto o mediano plazo que ni los bancos ni los mercados están en condiciones de asumir, pero que ameritan ser tomados y procesados con una perspectiva de largo plazo y pensando en el interés público.
Las circunstancias exigen tomar decisiones y proceder con prontitud.