El Cono Sur de América

En nuestro continente ocupa un lugar privilegiado la zona que se ha dado en llamar Cono Sur, basada en el eje Argentina-Chile, con salida a ambos océanos y una importante proyección antártica. Es en tal contexto que debemos analizar y proyectar las relaciones entre ambos países.

Argentina y Chile mantienen un fluido diálogo político, que se expresa en su política exterior en favor de la unidad de América Latina, el respeto al derecho internacional, el compromiso por la paz y los derechos humanos y la búsqueda de un sistema mundial más equitativo, con una integración bilateral real.

Muestras de la alta sintonía son, por ejemplo, el apoyo de Chile a la Declaración de N.U. sobre principios para la reestructuración de la deuda soberana de los Estados, la política Antártica y la investigación científica de los mares australes, y el respaldo reiterado que Chile ha dado y continuará dando a la reivindicación argentina sobre las Islas Malvinas.

La colaboración se ha extendido al plano militar y policial. Cabe destacar la singular relación existente hoy en día entre las diferentes ramas de nuestras Fuerzas Armadas y de Orden, incluso con miras a participar en misiones de paz de la ONU con de la Fuerza Conjunta Combinada Cruz del Sur, que en pocos días más dará inicio a un ejercicio en Puerto de Belgrano. Por su parte, nuestros cuerpos policiales siguen colaborando para mantener la seguridad y combatir el crimen organizado, en especial el narcotráfico y la trata de personas.

En este contexto, reviste especial importancia la aprobación por los Parlamentos de los dos países de los Protocolos para la construcción de los túneles de Agua Negra, Cristo Redentor y Las Leñas; y la pronta reanudación del funcionamiento del tren entre Salta y Antofagasta, Mejillones e Iquique.

Avances análogos se están produciendo en los 26 pasos prioritarios entre Chile y Argentina, lo que debiera en un futuro próximo facilitar la construcción de corredores bioceánicos que incrementen el comercio hacia el Pacífico. La inversión en infraestructura es una prioridad de Unasur. Ese debiera ser uno de los puntos de diálogo entre la Alianza del Pacífico y el Mercosur.

Queda como desafío continuar esforzándonos por facilitar la circulación de personas, que alcanza a 6.200.000 por año. La Tarjeta Única Migratoria, conocida como TUM, ha sido eliminada en 9 pasos y beneficiará a fin de año al 90% del flujo migratorio hasta su total reemplazo por el registro electrónico de tránsito. Un puente importante entre nuestros países lo constituye la comunidad de 480.000 chilenos que viven en Argentina desde hace larga data y la más reciente presencia de argentinos en Chile. Este nexo se ha reforzado a nivel estudiantil, universitario y científico.

En materia económica, si bien nuestro comercio se ha visto afectado por la crisis internacional, hay hechos positivos que es justo resaltar. El 18% de las inversiones chilenas en los últimos años en el extranjero ha tenido como destino Argentina. Más de 400 empresas chilenas trabajan en este país. Cabe destacar la inversión chilena en materia energética a través de Enap-Sipetrol, y las perspectivas que se abren para el intercambio eléctrico y de gas. Un campo que debería explorarse es el del uso de la energía nuclear para fines pacíficos, en el cual Argentina tiene un importante avance.

Favorecerá este desarrollo la suscripción del acuerdo para evitar la doble tributación, que esperamos pronto sea ratificado por ambos Parlamentos. También se está avanzando en conectividad digital en lo relativo al roaming y la red de fibra óptica austral. La economía chilena con sus 24 acuerdos de libre comercio con 63 países, constituye una oportunidad de negocios para la Argentina hacia el Pacífico. El mundo global avanza hacia la creación de mega mercados, cadenas de valor y encadenamientos productivos.

Nos irá mejor si abordamos estos desafíos de manera conjunta. Un entendimiento estable y duradero entre Argentina y Chile está llamado a ser un factor de equilibrio y de integración para toda la región. Debemos ampliar la mirada y pensar en términos inclusivos.