Conexión a China | El espacio como frontera común por explorar

Juan Esteban Musalem

La lista de sectores en donde China ha conquistado logros notables es sencillamente impresionante. Es el reflejo de una diversidad de intereses que abre al mismo tiempo una infinidad de oportunidades de cooperación multidisciplinaria, tanto a nivel local como internacional. Más aún si tenemos en cuenta el impacto de este proceso desde el punto de vista de la innovación y de la investigación académica: dos campos que se encuentran en la base del progreso y el desarrollo económico.

De entre todos estos sectores cabe destacar particularmente la exploración del espacio, por el sostenido avance chino registrado en el último tiempo; así como por las posibilidades y condiciones naturales que ofrece Chile en esta materia. Una circunstancia que ha ido poco a poco siendo aprovechada, como lo demuestra la puesta en marcha de ambiciosos proyectos astronómicos de origen chino, en el norte y centro de nuestro país.

La actividad espacial de China se ha prácticamente disparado desde comienzos de este siglo. De no lanzar ningún cohete en 2000, ha pasado a lanzar con éxito cerca de 30 aparatos en lo que va del presente año, a pesar de las limitaciones debidas al Covid-19. Los cohetes Larga Marcha son la piedra angular para concretar estas misiones, uno de los cuales, el Larga Marcha-11, fue el primero lanzado desde una plataforma marina a mediados de septiembre, con el fin de poner en órbita un grupo de satélites.

Los organismos que se encuentran detrás de este extraordinario desarrollo son la Administración Espacial Nacional China (CNSA) y la Corporación de Ciencia y Tecnología Aeroespacial de China (CASC), fundadas en la década de 1990, al alero del Estado. Ambas tienen a su cargo una serie de entidades subalternas que diseñan, desarrollan y fabrican vehículos espaciales, sistemas de misiles estratégicos y tácticos, así como equipos de tierra.

Entre los hitos más relevantes de la exploración espacial de China sobresalen especialmente el lanzamiento de una misión tripulada en 2003, transformando al país asiático en la tercera nación que concreta dicha hazaña, después de la Unión Soviética y los Estados Unidos. De igual manera destaca el aterrizaje de una sonda en el lado oscuro de la luna, a principios de 2019, un objetivo nunca antes alcanzado por el ser humano. Y más recientemente, a fines de julio del presente año, el exitoso lanzamiento de la misión Tianwen-1, con la que China pretende orbitar, aterrizar y explorar Marte a partir de febrero de 2021.

No son pocos los descubrimientos que se han verificado desde las instalaciones astronómicas internacionales ubicadas en el norte de Chile y que constituyen la base de muchos proyectos de investigación. Aunque para algunos pudiera resultar poco realista, el paso siguiente debiera ser la creación, con carácter de urgente, de una agencia espacial nacional, de modo de crear un interlocutor válido activo, y no solo pasivo, en esta sorprendente era del espacio que se avecina, y en donde China jugará sin duda un rol protagónico.