Se dispara el trabajo informal en el norte
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Señora Directora:
La gran mayoría de los repartidores de comida son migrantes. Eso los transformó en un actor clave de un servicio que en plena pandemia acomodó a una gran mayoría de chilenos. Y son ellos buena parte de quienes conforman la "gig economy" fenómeno laboral que debemos desprecarizar, porque llegó para quedarse.
La llamada "gig economy" - o economía del pituto, en buen chileno- es una tendencia laboral que se asemeja al freelancer, y que tomó fuerza durante la pandemia con el teletrabajo, expandiéndose a otros sectores productivos. Por eso es necesario estudiar lo que se ha hecho en otros países para poder aplicarlo también en el nuestro, con miras a mejorar las oportunidades, levantar la economía y no desconocer una fuerza laboral en crecimiento.
Por eso es clave que la migración, que es un derecho de todos, sea regularizada como corresponde, de manera que la oportunidad que los migrantes buscan sea más que un trabajo informal, sino un real cambio de vida. Chile es reconocido como un país en crecimiento y con prosperidad en su relación con los migrantes, pero tenemos que considerar la calidad de vida de quienes llegan, mientras protegemos la de quienes habitan nuestro territorio.
Las ventajas del trabajo informal responden justamente a la existencia de un sustento y de un sistema que entienda la libertad de manejar los tiempos de vida. Hoy, esa apuesta implica perder una serie de garantías que entrega el empleo formal y que es el punto que debemos regularizar.
Álvaro Jara
Cofundador de Lana en Chile