¿Se acaba el Senado?
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Señora Directora:
La Convención decidió poner fin a una institución bicentenaria: el Senado. En su reemplazo propone un “sistema bicameral asimétrico”, compuesto por el Congreso que concentra el grueso del poder legislativo y una Cámara de las Regiones con un rol reducido a las leyes de acuerdo regional.
Este modelo carece de contrapesos. En el diseño la Cámara estará siempre en un plano de excesiva desigualdad respecto de los Diputados, lo que queda de manifiesto en las pocas atribuciones para legislar de la Cámara y la resolución de diferencias. Por ejemplo, frente a desacuerdos, la última palabra la tendrá siempre el Congreso, al punto que podrá despachar a ley un proyecto sin necesidad de resolver discrepancias eliminando todos los artículos donde la Cámara no dio su visto bueno.
Evidentemente la propuesta de Constitución resulta insuficiente para tener un sistema político coherente y con los contrapesos democráticos necesarios para una mayor gobernabilidad. Esta situación se agrava al eliminar una de las instituciones más robustas y antiguas de la República improvisando con una figura inexistente en los sistemas presidencialistas a nivel comparado y que pone en grave riesgo la democracia chilena.
Beatriz López
Investigadora IdeaPaís
