TriCiclos busca consolidar su sistema de puntos limpios en América Central y del Norte

En el contexto de la crisis económica de 2008, los empresarios Gonzalo Muñoz y Joaquín Arnolds comenzaron a cuestionar el rol de las compañías en el mercado nacional. Según ellos, estas “pasaron de ser la solución a la causa de los problemas”, al generar desechos sin hacerse cargo de su tratamiento posterior.

Con el fin de abordar el problema, fundaron TriCiclos, un proyecto inspirado en los tres ciclos de la sustentabilidad y que, tras la incorporación de Manuel Díaz al equipo, lograron apalancar el capital necesario, de sus bolsillos, y lanzarla en 2009. 

En un período de tres años trabajaron para que el servicio se convirtiera en una necesidad, le explicaron al mundo por qué lo creían valioso y se adaptaron a los clientes. En 2012 el emprendimiento logró consolidarse como firma dedicada a la instalación y gestión de puntos limpios.

“Al comienzo, cuando cuentas sólo con un punto limpio, pierdes dinero a manos llenas. Recién cuando alcanzas un número importante de estos es cuando la empresa logra llegar a flote”, explica Muñoz.

Antes de lograr el equilibrio financiero, TriCiclos se coronó como la primera Empresa B fuera de Norteamérica, en 2011. 

Al año siguiente, el proyecto, uno de los pioneros en economía circular, comenzó a generar rentabilidad, logrando una facturación anual de más de US$ 1,5 millones.

Respaldados por estos recursos, la firma inició en 2013 la expansión de su red de puntos limpios hacia todo el país, para dar el salto hacia el extranjero en 2014, cuando llegó a instalarse en Brasil.

Solo en 2018 la empresa facturó US$ 4,7 millones, registrando un crecimiento de 30% con respecto al año anterior y siguió expandiendo su presencia en Latinoamérica. TriCiclos trabaja hoy con más de 50 grandes empresas de múltiples rubros y tiene una red de 60 puntos limpios, ubicados de Arica hasta Punta Arenas. 

Sus fundadores estiman que en 2019 la compañía superará las ventas de 2018, y cerrará el ejercicio con US$ 4,9 millones, lo que equivale a un crecimiento de 5%.

Actualmente, la empresa tiene presencia en Brasil, Perú, Colombia, México y Costa Rica. Y el plan en 2020 es consolidar estos mercados y ampliar las fronteras con foco en América Central y del Norte. “Queremos ser capaces de cubrir todo América y seguir consolidando toda la región”, afirma Muñoz.

Foco en innovación tecnológica

Muñoz señala que los puntos limpios son instrumentos de reciclaje de vanguardia. En esta línea, y desde hace cinco años, la firma recopila información de los puntos limpios, para generar data de esos lugares y ayudar las compañías a mejorar los diseños de sus envases.

Además, desarrollaron un software, que ya está siendo utilizado por diversas empresas, para identificar el índice de reciclabilidad del packaging de sus productos. 

Entre las prioridades del próximo ejercicio está el crecimiento, pero también la innovación, para lo cual se centrarán en tres áreas que el emprendedor considera clave en esta etapa de la firma: tecnología informática, maquinaria y procesos.

“Nuestra mirada hoy está puesta en desarrollar nuevas herramientas tecnológicas que permitan aumentar la capacidad de los sistemas de reciclaje y que las empresas mejoren la reciclabilidad de sus productos”, sostiene Muñoz.

En este contexto buscan expandir el área de acción de su equipo de consultoría, que ya presta servicios en Ecuador, Bolivia, Uruguay, Paraguay, Argentina y Estados Unidos. 

El área de asesoría, en conjunto con la nueva tecnología, es la que alcanza el mayor porcentaje de crecimiento y busca consolidar su presencia en el continente americano.

En 2019, la firma obtuvo el premio internacional Circulars 2019, conocido coloquialmente como el “Oscar de la Economía Circular”, una distinción que situó a la empresa a la vanguardia en temas de medio ambiente.

Y este año, Gonzalo Muñoz fue designado por el gobierno como el Champion de COP25, que se llevará a cabo en Santiago en diciembre, rol desde el cual tendrá que liderar la agenda no gubernamental del evento y movilizar a la acción climática a entes interesados–ciudades, empresas, inversionistas y sociedad civil- y acercarlos a la agenda.