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Reparando juntos el tejido social

Paula Valenzuela Gerente General Fundación Generación Empresarial

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La colaboración parece ser el concepto que marcará la relación entre empresa y sociedad en 2018, y hay buenas razones para afirmarlo. Dada la progresiva difuminación y atomización del poder, que tan bien describe Moisés Naím en su libro “El fin del poder”, ni partidos, ni gobiernos, ni empresas, ni gremios, ni movimientos sociales son hoy tan capaces de mover por sí solos la agenda a su favor como lo eran hace algunos años. Entonces, es en el trabajo colaborativo donde los diversos actores pueden enfocarse en objetivos compartidos, cediendo parte de sus agendas para lograr cambios profundos enfocados al bien común.

Esta no es una tarea sencilla para las empresas. Para construir en conjunto, debemos ser capaces de reconocer al otro, comprender sus necesidades, y dejar de lado el ego, que tantas veces nos lleva a convencernos de que solo nosotros tenemos la razón.

Chile cambia a gran velocidad y no estamos entendiendo bien la dirección de ese cambio ni su magnitud. Los supuestos en los que basamos nuestras tesis sobre la sociedad parecen estar quedando atrás. ¿Cuál es el diagnóstico del entorno que hoy hacen nuestras empresas? ¿Cómo construir los análisis e interpretaciones correctos sobre comunidades, clientes y sociedad en general?

Más que esperar que la teoría se ponga al día con la realidad, lo mejor que podemos hacer es tender puentes, tejer redes, invitar a la acción y, en general, salir de los capullos donde tendemos a protegernos. Es en las instancias comunes donde podemos volver a encontrarnos y, aunque aún son escasas, existen. Un caso interesante es el 3xi, reunión de múltiples actores, entre ellos la empresa privada y la sociedad civil, que se han reunido a analizar posibilidades de cooperación para asumir problemáticas sociales.

De ahí surgió la decisión de algunas clínicas privadas, refrendada por un acuerdo entre la CPC y Fonasa, de operar a pacientes aquejados por cataratas que han estado en lista de espera. Otra iniciativa son las mesas de mejores prácticas empresariales, lideradas por nuestra fundación, que permiten –luego de un autodiagnóstico de las compañías- trabajar brechas, compartir aprendizajes, y elevar, mancomunadamente, estándares de integridad.

Es claro, los grandes desafíos se logran trabajando en conjunto. Y los beneficios no se agotan en los logros, ya que la riqueza está en el camino recorrido. Así se construye legitimidad y se repara el tejido social. Y en esto, todos debemos ser protagonistas. Edward Hale lo expresó así: “Sólo soy uno. Sin embargo soy uno. No puedo hacer todo, sin embargo puedo hacer algo. Porque no puedo hacer todo, no me rehusaré a hacer algo que puedo hacer”.

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