Democracia: ¿el fin de una era?
Sascha Hannig Coordinadora de Programas Globales en FPP Chile
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Sascha Hannig
Tres estudios referentes en calidad democrática, Freedom in the World, Democracy Index y V-Dem, presentaron resultados abrumadores en sus reportes de 2020 recién publicados. El auge de medidas iliberales, el populismo, la influencia de países autoritarios o la gestión de la pandemia están entre las principales causas a las que estas organizaciones atribuyen el retroceso de la democracia. Pese a su desempeño, hasta ahora Chile está lejos de ser inmune a las amenazas de esta tendencia que pareciera ser global, y que impacta tanto a países en desarrollo como democracias consolidadas. Esto se hace particularmente relevante de cara a un año de elecciones que determinarán tanto la administración futura del país, como las bases institucionales de las próximas décadas.
En el caso de Freedom In the World, de la organización Freedom House, se han medido 15 años de deterioro, y durante 2020, 73 países retrocedieron en libertades civiles mientras solo 23 mejoraron. Para la organización, los líderes democráticos han perdido fuerza en el escenario internacional en contraste con los crecientes poderes autoritarios. Mientras, la pandemia permitió a gobernantes utilizar el poder militar para resolver conflictos internos en sus países o simplemente, tomar medidas iliberales. Perú es uno de los países que pasaron de ser “libres” a “restringidos”, con base en la continua inestabilidad del año pasado. Chile recuperó su nivel en esta medición, pese a haber retrocedido con el estallido social en 2019, pero con una advertencia inminente.
Por otro lado, Democracy Index, de The Economist, asegura que la pandemia ha sido una oportunidad para que los países apliquen medidas extremas por Covid-19 y se salten los resguardos propios de la institucionalidad liberal, aprovechando la emergencia. Así, 2020 fue el peor año registrado desde que se comenzó la medición en 2006. Chile se encuentra junto a Uruguay y Costa Rica en el grupo de democracias plenas. Su evaluación se debe sobre todo a la capacidad de salir de una crisis política inminente por medio de la elección del plebiscito.
Finalmente, V-Dem Institute, de la universidad de Gothemburg, llega a una conclusión similar, con un análisis en 202 países y -aseguran- más de 30 millones de datos analizados. Aunque los niveles de democracia son mayores a los años 70, identifican un proceso de “autocratización” en el que las democracias, incluso consolidadas, comienzan a pervertirse hacia el autoritarismo. En este estudio Chile tuvo un desempeño preocupante, bajando de la categoría de “democracia liberal” a “democracia electoral”. Esto significa que, en el país, la democracia está en riesgo de concentrarse más en la votación que en los valores democráticos, la cultura política y resguardos institucionales que debieran acompañar al sistema democrático.
En suma, la democracia liberal, que es la que la mayoría de estos estudios toman como referente, está amenazada. Hoy, menos de la mitad de la población mundial vive bajo regímenes democráticos, y de esos, sólo unos pocos en democracias plenas, que siguen cayendo en los índices. Con las elecciones y el proceso constituyente a la vuelta de la esquina, estas advertencias internacionales tienen que estar presentes en nuestra discusión doméstica, puesto que si esta tendencia continúa, Chile puede verse arrastrado por aquellas pulsiones iliberales que parecen llevar a la democracia liberal hacia el fin de una era.