Las diferencias entre las reformas de pensiones de Chile y Brasil
La edad mínima de retiro y la ausencia de beneficios para las mujeres son parte de los factores en que no coinciden.
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Este miércoles, el mandatario brasileño presentó al Congreso su propuesta de reforma de pensiones, que se comenta fue inspirada en el caso chileno. Si bien, no se conocen todos los detalles, hay elementos que ya se pueden comparar con la propuesta que ingresó el presidente Sebastián Piñera el año pasado, observándose algunas diferencias.
Específicamente, se comentaba que Bolsonaro quería introducir un modelo de capitalización individual como el que existe en Chile, sin embargo la iniciativa brasilera no entrega muchas luces al respecto.
“Para buscar un nuevo modelo que fortalezca el ahorro en el país, con impactos positivos sobre la inversión, el crecimiento sostenido y el desarrollo, se propone introducir, en el carácter obligatorio, la capitalización tanto en el RGPS como en los RPPS”, precisa el documento.
El RGPS (Regime Geral de Previdência Social) es el régimen de pensiones de los trabajadores del sector privado, mientras que el RPPS (Regime Próprio de Previdência Social), es el sistema de jubilaciones de los trabajadores del sector público.
La propuesta señala que será instituido un nuevo régimen de previsión social, organizado con base en un sistema de capitalización, en la modalidad de contribución definida y de carácter obligatorio.
A su vez, indica que este modelo será una alternativa al sistema actual y que tendrá la garantía del salario mínimo, mediante un fondo solidario.
En el proyecto chileno -que mantiene el modelo actual de capitalización individual y fortalece el pilar solidario- se plantea una mejora a la pensión básica solidaria que, en todo caso, no garantiza un sueldo mínimo. No obstante, considera una serie de bonos orientados a las mujeres y clase media, para mejorar sus jubilaciones.
El plan de Bolsonaro, por su parte, propone que las retenciones o contribuciones que realicen los trabajadores -del sector público y privado- serán progresivos, según el salario que estos perciban. Aquellos con mayores ingresos deberán contribuir más al sistema, mientras que los de menores ingresos, tendrán una menor retención.
Los porcentajes variarán desde 7,5% para quien gane sueldo mínimo (998 reales o US$ 270 dólares) hasta 16,79% para quienes reciban más de 39.000 reales al mes (US$ 10.500).
En Chile, en cambio, se plantea un incremento a la retención obligatoria que subiría desde 10% a 14% progresivamente, en todos los trabajadores dependientes.
En cuanto a las contribuciones, con 20 años de aportes, los brasileños podrán acceder al 60% del valor de la pensión integral, la cual se incrementará 2% por cada año adicional trabajado. Así, si un trabajador contribuye 40 años, podrá acceder al 100% de la pensión.
En la reforma de Piñera, existe un mínimo de años establecido solo para comenzar a entregar algunos beneficios, como el bono clase media, que como requisito exige 16 años mínimos de cotización en el caso de las mujeres y de 20 años para los hombres.
Edad de jubilación y mujeres
Una diferencia clara que mantiene el programa propuesto con el proyecto chileno es que se plantea incrementar la edad mínima de jubilación. Actualmente en Brasil es de 55 años para las mujeres y 60 años para los hombres. Se pretende aumentar a 62 para mujeres y 65 para hombres.
En Chile la edad de jubilación para las mujeres es a los 60 años y para los hombres a los 65. La actual reforma no establece cambios al respecto, pero sí propone ciertos incentivos para que las personas retrasen su edad para pensionarse.
Por ejemplo, la iniciativa chilena plantea autorizar a quienes extiendan la edad de pensión de vejez, el retiro de un monto igual al 50% de la diferencia positiva entre el saldo acumulado en las cuentas individuales al momento del retiro y el saldo necesario para financiar la pensión que hubiesen obtenido a la edad legal de pensión.
A pesar de que la reforma brasilera incluye medidas específicas para grupos como los profesores o los trabajadores rurales, no introduce ningún beneficio especial para las mujeres como en el caso chileno, donde se propone un aporte adicional.
Actualmente, el sistema de pensiones brasileño es de reparto. Los trabajadores aportan a un fondo común que paga las jubilaciones, es decir, una generación financia las pensiones de la próxima. Más en detalle, se encuentran las pensiones no contributivas públicas que tienen un beneficio definido y las pensiones contributivas públicas, donde se están los empleados del sector público y privado.