A casi tres años de la Ley FinTech en México, emprendedores y expertos chilenos evalúan su normativa para su réplica en Chile
Resaltan que en el país norteamericano se avanzó en entregar mayores certezas jurídicas e incorporar a más personas al sistema financiero. Sostiene que se debe tener en cuenta el equilibrar la carga regulatoria a las FinTech.
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En septiembre de 2018 comenzó a regir la Ley FinTech en México, iniciativa pionera en América Latina que creó un marco jurídico para las plataformas de crowdfunding, el desarrollo de los activos digitales, estándares de implementación de interfaces de conexión entre las entidades financieras y la regulación a nuevos modelos de negocios.
Son varias las compañías tecnológicas con bandera chilena que se asentaron en México y han vivido este proceso que cumple tres años. La country manager de Cumplo en el país norteamericano, Marion Benítez, resalta que la Ley FinTech "ha sido un tremendo impulso para la industria. Principalmente ha permitido posicionar a México como un país pionero en la materia y hacerlo atractivo para la inversión extranjera".
En esa línea, el CEO de Übank, Mijael Feldman, destaca que la ley aportó a generar un "certeza y el marco por donde se puede operar y qué se puede hacer". Explica que esto llevó a que "las FinTech mexicanas o las extranjeras que entran a México están levantando tanto capital. A los inversionistas les gusta esa seguridad y lo reflejan con sus cheques".
De acuerdo a datos de Latam FinTech Hub, México acaparó US$ 1.072 millones de financiamiento en rondas de aumento de capital durante el primer semestre de 2021, representando casi el 18% de toda la inversión recibida en América Latina y ocupado el segundo mercado más grande de la región detrás de Brasil. En 2020, México recibió US$ 567 millones en inversiones FinTech.
El cofundador de Destacame, Jorge Camus, menciona que desde el arranque de la normativa, "los bancos digitales se han multiplicado dando acceso a productos financieros a millones de mexicanos que antes no lo tenían".
La asociada senior y líder del área corporativa de Apparcel Uriarte & Vassallo Abogados, Consuelo Mackenna, menciona que "la experiencia mexicana es un gran ejemplo para la realidad local, donde los actores tradicionales del mercado financiero deben mirar a estas nuevas instituciones de tecnología financiera como aliadas para desarrollar sus giros. Se probó que la normativa funciona y complementa el negocio financiero".
Los reparos
Al momento de analizar los aspectos críticos de la ley, Benítez sostiene que "ha generado una carga regulatoria importante, puesto que exige un capital mínimo para poder constituirse y una carga económica importante para operar, lo que genera una barrera de entrada y reduce la sana competencia".
Camus indica que por esa razón "se ha criticado que en algunos casos la ley pone muchas trabas, haciéndolo más difícil para las startups y favoreciendo a los bancos tradicionales".
Feldman puntualiza sobre este punto que quizás "faltó entender los riesgos y beneficios de esta exigencia" para su implementación.
Mackenna agrega que otra crítica que se hace es que "no existen incentivos de la autoridad fiscal para fomentar la inversión en estas nuevas tecnologías". Argumenta que al igual que en Chile, los principales inversionistas en FinTech son fondos de venture capital e inversionistas ángeles.
Aprendizajes para Chile
De acuerdo a fuentes de la industria, señalan que el envío de la Ley FinTech en Chile al Congreso es inminente, puesto que el Ejecutivo desearía que la iniciativa comience su trámite legislativo antes de septiembre.
Ante ello y con la experiencia en México, Mackenna considera que es fundamental que "Chile sea capaz de dictar una normativa flexible, a fin de que las FinTech tengan la capacidad de adaptarse rápidamente a los cambios regulatorios y de la conducta de sus consumidores".
Benítez añade que la Ley FinTech local debe otorgar "solidez y credibilidad a la industria, pero ésta no debe limitar la innovación, creatividad y la competencia. Por lo tanto, es vital cuidar que la carga regulatoria no limite la industria, su crecimiento y potencial innovador".
Feldman subraya que la legislación chilena debe poner a los clientes del sistema financiero al centro para generar una mayor competencia en la industria a través de un esquema de open banking como pilar central.
Mackenna recalca que la Ley FinTech en Chile debe incorporar mecanismos que incentiven la inversión sobre esta industria y que se tiene que avanzar en la promulgación del proyecto de protección de datos personales.
El rol de la CMF
La Comisión Nacional Bancaria y de Valores de México -símil de la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) en Chile- tuvo mayores atribuciones para supervisar y regular la industria FinTech. Incluso se perfeccionaron las sanciones a los actores del mercado.
Feldman considera que la CMF "debe ser espectador y fiscalizador. Tiene que crear el marco para el desarrollo, competencia y colaboración entre instituciones tradicionales y FinTech, para luego fiscalizar y asegurar que todos juegan bajo las mismas reglas".
Para Benítez, el regulador "debe ser un apoyo y una guía para que todos los que quieran sumarse al sector lo puedan hacer, y por ningún motivo transformarse en un freno a la innovación del país".
Otro aspecto que suma Camus es que la CMF "debe favorecer la competencia. Esta se genera con mayor innovación y la baja en la barrera de entrada de nuevos entrantes. Solo así lograremos una industria financiera de mayor calidad, inclusiva y que mejore el bienestar financiero de los chilenos".
Mackenna fórmula que "la regulación debiera ser más exigente en relación al riesgo asumido por cada empresa, no fijar la misma cara o estándar para todas".