Lyft se prepara para su exitosa salida a bolsa, pero con ello no le pondrá fin a sus problemas
La empresa de transporte privado debuta este viernes en el Nasdaq, con la presión de que su impulso no se diluya al no lograr mostrar finanzas en positivo.
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Lyft está lista para marcar pauta esta semana en Wall Street, al desafiar a su principal rival –Uber- con su Oferta Pública Inicial (OPI) que estiman, además, podría desatar una carrera de enlistamientos de tecnológicas como Airbnb y Pinterest, que precisamente el viernes presentó su primera documentación pública.
La empresa de transporte privado debutará este viernes en el índice Nasdaq de la Bolsa de Nueva York, donde intentará conseguir una valoración de entre US$ 21 mil millones y US$ 23 mil millones, aunque algunos medios indican que el creciente interés de los inversionistas podría disparar su precio.
La apuesta de la compañía con sede en San Francisco despertó tanto revuelo la semana pasada que, según fuentes cercanas, sus títulos quedaron sobre suscritos a tan sólo dos días de su presentación, lo que dejaría corta la intención inicial de ofrecer 31 millones de acciones a un costo de entre US$ 62 y US$ 68.
Pero no todo es buena noticia. Lyft debe buscar la forma de persuadir y convencer a los inversionistas de que su negocio es realmente sostenible a través de su propia medida de rendimiento que apunta a los clientes activos.
Eliminando costos
Al igual que ocurrió con WeWork y Groupon en su salida a bolsa, Lyft ha intentado explicar cómo podría llevar sus estados financieros a arrojar cifras positivas.
Según Financial Times, la firma podría operar con un margen de “contribución” saludable de 43% si es que elimina de sus reportes “todo tipo de costos molestos relacionados con el crecimiento, incluyendo el marketing y la publicidad”.
Analistas estiman que los ejecutivos se enfocarán en reforzar los datos que respaldan el crecimiento de los ingresos, particularmente el alza en ingresos por cliente activo, que es toda aquel que ha realizado un viaje en el último trimestre.
Esa cifra se más que duplicó a US$ 36,04 a fines de 2018, desde los US$ 15,88 de principios de 2016.
Entonces, su punto de apoyo para convencer al mercado está en resaltar que en 2018 logró movilizar a más de 30 millones de pasajeros con sus casi 2 millones de conductores. Y que gracias a esos viajes, consiguió ingresos por US$ 2.200 millones –duplicando el monto de 2017- y generó reservas por valor de US$ 8.100 millones en viajes, un 76% más que el ejercicio previo.
Y, aunque corren en su contra las pérdidas por US$ 911 millones después de impuestos, los ejecutivos han apostado por destacar la “contribución” positiva de sus operaciones, que alcanzaron US$ 921 millones, una cifra cercana al margen bruto de la compañía.
Lyft no es la única en llegar lejos en el desarrollo de su negocio sin enfrentar las mediciones de rendimiento normales de Wall Street. La empresa es parte de un grupo de tecnológicas altamente valoradas que han disfrutado del fácil acceso a efectivo de privados, respaldando sus altas tasas de quema de efectivo y protegiéndolas del escrutinio de inversionistas del mercado público.
Más de lo mismo
El gran temor de analistas e inversionistas es que, al final, la OPI de Lyft termine pareciéndose más a Snap que a otras de la industria.
Según Bloomberg, que realizó una entrevista a Rett Wallace, director ejecutivo de Triton Research, tanto Lyft como la matriz de Snapchat enfrentan la competencia de rivales significativamente más grandes y, además, ambas podrían haber revelado más datos que otras compañías a compradores potenciales.
Sin embargo, a juicio de Wallace, la promesa de la firma no ofreció “casi nada”. “Lyft es incluso menos diferente de Uber que Snap de Facebook (...) E incluso está jugando de la misma forma que lo hizo Snap”, dijo.
Con ello se refiere a que la estrategia de la empresa apunta a que su condición se vea de la forma más superficial posible, “ignorar la historia de la rentabilidad y no dar a los inversionistas las métricas que necesitan para hacer sus pronósticos”.
En su evaluación, la compañía de investigación de datos financieros califica a Lyft con 5,5 puntos, por debajo de los 5,9 que otorgó a Snap al momento de su OPI y de las 6,3 unidades que ha dado a todas las ofertas públicas de tecnológicas.
Desafío a Uber
Ahora bien, lo que sí queda claro es que Lyft es un desafío para Uber. Ya cuenta con 19 millones de usuarios en EEUU, se ha convertido en una marca muy conocida en siete años y, hasta ahora, no ha sufrido por las polémicas acciones de un fundador como Travis Kalanick.
Además, según la presentación para la OPI, está arrebatando espacios de su rival y, a fines de 2018, ya controlaba el 39% del mercado de EEUU, un 17% más que en 2016.
Uber está valorada en US$ 76 mil millones y Lyft en US$ 15 mil millones, por lo que la premura de ésta última por salir cuanto antes al parqué neoyorquino responde a su necesidad de no ser eclipsada en el mercado de valores por su rival.
Sin embargo, tendrá que buscar una fórmula secreta que pueda distinguir los servicios entre ambos o lograr una rentabilidad más rápida. Porque ambos ofrecen viajes en auto a pedido a través de aplicaciones, tienen bicicletas y scooters, y apuestan por autos sin conductor. Y también pierden dinero.