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EEUU busca revivir su industria de tierras raras para cortar dependencia de China

Varias naciones en occidente han comenzado a advertir los riesgos del dominio de Beijing en estos elementos, críticos para todo, desde turbinas eólicas hasta aviones F-35.

Por: Financial Times | Publicado: Martes 15 de septiembre de 2020 a las 13:01 hrs.
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Jamie Smyth en Sydney

Han pasado cinco años desde que los camiones gigantes que transportaban mineral desde la mina Mountain Pass en el desierto de Mojave en California se quedaron en silencio. Molycorp, el único productor importante de tierras raras en Estados Unidos, acababa de colapsar bajo el peso de una deuda de US$ 1.700 millones. La quiebra golpeó a los inversionistas y dejó a la nación casi totalmente dependiente de China para el suministro de 17 elementos metálicos que están integrados en la mayoría de los productos de alta tecnología, desde turbinas eólicas hasta vehículos eléctricos y aviones de combate F-35.

Ahora, a medida que las relaciones entre Washington y Beijing se deterioran aún más, el gobierno de EEUU está apoyando la resurrección de Mountain Pass, que hasta la década de 1980 era el mayor productor mundial de tierras raras. La interrupción de las cadenas de suministro durante la pandemia Covid-19 ha subrayado la necesidad de que EEUU y otras naciones se aseguren de no depender de un solo país o empresa para el vital suministro de materias primas y bienes.

El Pentágono acordó financiar MP Materials, una compañía respaldada por capital privado, que compró la mina por US$ 20,5 millones en 2017 y reinició las excavaciones, para diseñar la primera instalación de procesamiento de tierras raras pesadas del país. También respalda un proyecto similar en Texas propuesto por la australiana Lynas, en medio de preocupaciones de que China pueda afectar la defensa estadounidense y otras industrias al retener el suministro de tierras raras. En julio, entregó US$ 29 millones a Urban Mining Company en Texas, que fabrica imanes de tierras raras mediante el reciclaje de desechos electrónicos.

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La amenaza de Beijing de sanciones a Lockheed Martin en julio ha agregado urgencia a los esfuerzos. China controla cuatro quintas partes del suministro mundial extraído de tierras raras, y una proporción aún mayor de la fabricación de potentes imanes de tierras raras, industrias con un valor total de US$ 13.000 millones al año. La administración Trump destinó US$ 209 millones en fondos públicos para el sector.

"Ciertamente hemos aprendido que un solo punto de falla en la cadena de suministro global para cualquier cosa crítica es un desafío significativo", dice James Litinsky, director ejecutivo de MP Materials, quien agrega que las tierras raras son esenciales para millones de trabajos futuros. “Eso son billones de dólares de PIB que, si no construimos una cadena de suministro en el hemisferio occidental, dependerán únicamente de solo ese punto de falla en China”, agrega.

Washington no es el único preocupado por el control de las tierras raras por parte de Beijing. La Comisión Europea está trabajando en una estrategia de materias primas para reducir la dependencia de la industria regional de China impulsando la colaboración y proporcionando financiamiento sostenible a nuevos productores. Australia, que posee una sexta parte de los depósitos de tierras raras del mundo, se ha asociado con el gobierno de EEUU para encontrar nuevos depósitos y apoyar a los participantes del mercado. Y Rusia presentó un plan de tierras raras de US$ 1.500 millones para tentar a los inversionistas con exenciones fiscales y préstamos baratos.

Los inversionistas, previamente castigados por el colapso de Molycorp, están nuevamente interesados. MP Materials planea abrirse a la Bolsa de Valores de Nueva York a finales de este año a través de Fortress Value Acquisition Corp (FVAC), un vehículo de adquisición de propósito especial, para recaudar US$ 500 millones para financiar su expansión. FVAC está patrocinado por filiales de Fortress Investment Group, propiedad de la japonesa SoftBank. Por otra parte, un sector de mineras y procesadores de tierras raras más pequeños en EEUU, Australia y otros lugares buscan recaudar miles de millones de dólares para proyectos para producir neodimio, praseodimio y otros óxidos y metales de tierras raras.

Enormes riesgos

Pero los expertos advierten que la creciente publicidad que rodea al sector oculta los enormes desafíos que enfrentan los nuevos participantes. El dominio de China en la cadena de suministro se extiende desde la minería hasta la fabricación de imanes y el montaje de vehículos eléctricos.

“El riesgo de inversión en cualquiera de estos proyectos es monstruoso”, dice Jeffrey Wilson, director del Centro Perth-USAsia de la Universidad de Australia Occidental. "Existen varias señales de alerta".

El sector, un negocio notoriamente sucio y poco amigable con el medio ambiente, también está plagado de complejidad técnica, escasez de habilidades en occidente y un mercado monopolista que entrega el poder de fijación de precios a los operadores tradicionales chinos. Cuando Beijing recortó inesperadamente las cuotas de exportación de tierras raras en 2010, los precios se cuadriplicaron, un aumento que alertó a las naciones occidentales sobre su dependencia de China.

Establecer una cadena de suministro viable fuera de China, dice Wilson, llevará años y requerirá un importante apoyo gubernamental, cooperación internacional y colaboración de los gigantes industriales en EEUU, Europa y Japón.

“Los productores estatales chinos pueden repetir el truco (del petróleo) saudí”, explica. “Abren los grifos, inundan el mercado, el precio del disprosio se desploma, el nuevo participante desaparece, y luego han restablecido su monopolio”.

No tan raras

Las tierras raras, los 15 elementos lantánidos de la tabla periódica más otros dos elementos relacionados, el escandio y el itrio, se han convertido en una parte integral de la vida moderna. Más de 90% de los vehículos híbridos y eléctricos utilizan imanes de tierras raras en sus motores, mientras que cada avión de combate F-35 requiere 420 libras de materiales de tierras raras.

A pesar de su nombre, las tierras raras son relativamente abundantes. Pero tienden a estar muy dispersas, lo que dificulta su explotación rentable. El proceso de separarla en productos comercialmente viables también plantea desafíos técnicos y ambientales, que han causado que muchos nuevos participantes tengan dificultades.

“Fuera de China hay muy poca experiencia. Somos la única empresa en las últimas dos décadas que ha incrementado con éxito, no solo el procesamiento preliminar de tierras raras, sino también los óxidos separados”, dice Amanda Lacaze, directora ejecutiva de Lynas. “No es algo que puedas hacer fácilmente con un libro de texto. Nuestra propiedad intelectual interna es una de las cosas más valiosas que tenemos".

Lynas actualmente envía mineral desde su mina Mount Weld en Australia Occidental, que se dice que es uno de los depósitos de tierras raras más ricos del mundo, a una planta en Malasia para su procesamiento en neodimio y praseodimio, ingredientes clave en el imanes de tierras raras más utilizados. En julio, obtuvo un financiamiento inicial del Pentágono para diseñar una planta en Texas junto con su socio local, Blue Line, para procesar disprosio y terbio (tierras raras pesadas) que, hasta ahora, solo pueden procesarse en China.

“EEUU tiene un historial sólido y exitoso en el uso de la industria de defensa para crear industrias o cadenas de suministro capaces”, dice Lacaze, quien espera que haya más fondos gubernamentales disponibles para construir, y no solo diseñar, una planta en Texas.

Un número creciente de expertos, tanto dentro como fuera de las empresas, sugiere que el financiamiento público es la única forma de construir una cadena de suministro fuera de China. Lynas ha tenido problemas para competir con sus rivales chinos, reportando ganancias en solo dos de los últimos seis años. En 2016 requirió un rescate dirigido por Japan Oil, Gas & Metals National Corp, una empresa japonesa estatal, y sigue quemando efectivo: recaudó 425 millones de dólares australianos de los accionistas en agosto para financiar una nueva instalación para ayudar a cumplir con las normas ambientales en Malasia.

“No existe una solución de mercado libre para este problema sin un respaldo gubernamental inicial significativo”, dice Dylan Kelly, analista de Ord Minnett, una corredora con sede en Sydney. “Las barreras de entrada son extremadamente altas, un proyecto necesita diez años y más de US$ 1.000 millones para ponerse en marcha y no hay garantía de éxito. Los inversionistas han salido golpeados en el pasado".

Visión estratégica de Beijing

En 1990 Beijing declaró a las tierras raras un mineral "estratégico". Una década después, durante una visita a una mina en Baotou, Mongolia Interior, el entonces presidente chino Jiang Zemin declaró que la tarea de China era "mejorar el desarrollo y la aplicación de las tierras raras, y transformar la ventaja de los recursos en superioridad económica”. Cuando la guerra comercial entre Washington y Beijing se intensificó el año pasado, el presidente Xi Jinping visitó un fabricante de imanes de tierras raras en la provincia de Jiangxi para resaltar el dominio de su nación en un elemento tan crítico.

Los productores chinos ahora poseen alrededor de 80% del mercado mundial de tierras raras, frente a 27% en 1990. Inicialmente, Beijing utilizó cuotas de producción y exportación para convertir su sector de tierras raras en un líder mundial. Bajo la estrategia Made in China 2025, Beijing está presionando para crear una cadena de suministro integrada en minería, imanes y fabricación de alta tecnología.

“Quieren producir 50% de los vehículos eléctricos e híbridos del mundo para 2025”, dice Dudley Kingsnorth, profesor de la Universidad Curtin en Perth. “Si tiene éxito, diezmarán la industria automotriz en Europa y América del Norte y Asia."

Advierte que Beijing podría socavar aún más la capacidad del resto del mundo para producir vehículos eléctricos y otros artículos de alta tecnología al limitar las exportaciones de tierras raras e imanes. Esta es potencialmente una amenaza mucho mayor que cualquier sanción impuesta a Lockheed u otras compañías de defensa, que probablemente tengan reservas que podrían durar algunos años, agrega.

"Si los puestos de trabajo desaparecen para sus hijos y nietos, eso tiene un impacto en el PIB", dice Kingsnorth, que es asesor de la OTAN en tierras raras, "y entonces hay menos dinero para gastar en defensa".

Adelantado a su tiempo

Desde la sede de MP Materials en Las Vegas, Litinsky está preparando el resurgimiento de la industria de tierras raras de EEUU a partir de Mountain Pass. En 2017 el fundador del fondo de cobertura con sede en Chicago JHL Capital se asoció con el grupo de inversión estadounidense QVT Capital y Shenghe Resources, que cotiza en Shanghai, para comprar la mina.

Reiniciaron la actividad un año después, pero tienen que enviar el mineral a China para su procesamiento, lo que genera ingresos anuales para MP Materials de aproximadamente 100 millones de dólares australianos. Utilizando el dinero recaudado de su próxima cotización, MP Materials planea reactivar en 2022 la planta de procesamiento paralizada en la mina de California y luego desarrollar la capacidad de producir metales e imanes.

“Molycorp tenía una gran visión, pero le faltaba la ejecución”, dice Litinsky, y agrega que la misión de MP Materials de restaurar la cadena de suministro de tierras raras en EEUU impulsará el empleo, la seguridad nacional y las tecnologías ecológicas.

Asegura que Molycorp se adelantó a su tiempo, pero no se benefició del auge de los vehículos eléctricos, que prevé consumirá todo el suministro actual de neodimio y praseodimio del mundo en una década. Los problemas técnicos que afectaban a la planta de procesamiento de la empresa en Mountain Pass ya se han resuelto, agrega Litinsky.

Pero los críticos siguen siendo escépticos sobre las perspectivas de MP Materials, advirtiendo que otro fracaso con las tierras raras podría envenenar el clima de inversión en el sector durante una década.

James Kennedy, presidente de Three Consulting, dice que la geoquímica del depósito de Mountain Pass no permite a MP Materials producir a escala comercial las tierras raras pesadas, como el terbio y el disprosio, requeridas para los imanes de grado militar del F35 o los drones. Y políticamente, una participación de 9,9% de Shenghe Resources en MP Materials no es consistente con el objetivo del gobierno de EEUU de construir una cadena de suministro fuera de China.

Mayor colaboración

Si EEUU va a establecer una cadena de suministro no china de tierras raras y los imanes que alimentan la maquinaria moderna, será necesaria la colaboración internacional, dicen los expertos. Los ejecutivos de tierras raras se quejan de que la industria occidental prioriza los productos de bajo costo en lugar de garantizar que su cadena de suministro no esté dominada por una sola empresa o nación.

“La mayoría de las empresas requieren volúmenes relativamente pequeños de tierras raras para sus operaciones, en comparación con otras materias primas. Y aunque las tierras raras son vitales para sus operaciones, las decisiones de adquisición tienden a ser tomadas por ejecutivos de menor rango teniendo en cuenta los costos, en lugar de por los directores ejecutivos que podrían tener una visión más estratégica”, dice Anthony Marchese, presidente de Texas Mineral Resources, que busca desarrollar una mina de tierras raras y litio en Texas.

“Debe haber un cambio de mentalidad en el extremo superior para garantizar que la cadena de suministro de EEUU sea viable”, agrega.

El productor australiano Lynas se ha beneficiado de este tipo de apoyo de los clientes japoneses, que han priorizado la seguridad del suministro sobre los precios baratos desde que China recortó las cuotas de exportación en 2010. Pero las empresas estadounidenses y europeas han estado menos dispuestas a adoptar un enfoque estratégico para las adquisiciones, según expertos en tierras raras.

“China está estrechando constantemente su control sobre toda la cadena de suministro vertical de tierras raras”, dice Kingsnorth. "Hasta que la industria automotriz, los fabricantes de alta tecnología y los gobiernos occidentales colaboren y utilicen su poder adquisitivo para financiar inversiones en el procesamiento de tierras raras y otras actividades posteriores, seguirán siendo superados por los competidores chinos".

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