McKinsey: las personas están renunciando a sus trabajos de forma masiva en algunos países
Estudio plantea que en vez de investigar las verdaderas causas de la deserción, muchas empresas están poniendo en marcha soluciones rápidas bien intencionadas, pero que fracasan. Pero, según la firma, todavía están a tiempo de revertir la situación.
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Más de 15 millones de estadounidenses han renunciado a sus trabajos desde abril, y el conteo no para. Un 40% de los trabajadores de cinco países encuestados por la consultora internacional McKinsey no descarta la posibilidad de renunciar en los próximos tres a seis meses. Del grupo, un 18% declara que sus intenciones varían de probables a casi seguras.
Para entender mejor qué está impulsando la deserción voluntaria en el mercado laboral, la firma encuestó a 5.774 trabajadores y 250 gerentes especializados en talento de múltiples industrias en Australia, Canadá, Estados Unidos, Singapur y el Reino Unido.
Los resultados se plasmaron en el estudio "¿Gran desgaste o gran atracción? La decisión es tuya", que revela que las empresas de la industria del ocio y hospitalidad son las que corren mayor riesgo de perder funcionarios. Muchos trabajadores de la salud y de "cuello blanco" también consideran renunciar, y en educación casi un tercio podría dejar su trabajo.
El documento también revela que el 53% de los empleadores dice estar experimentando una mayor rotación voluntaria que en años anteriores. De hecho, el 64% espera que el problema continúe o empeore durante los próximos seis meses.
El desgaste es tal que el 40% de los encuestados en EEUU y el 36% en general decidieron dejar sus trabajos sin haber encontrado uno nuevo. Los tres factores más mencionados por los trabajadores para renunciar fueron que no se sentían valorados por sus gerentes (54%), por sus organizaciones (52%) o que no tenían sentido de pertenencia en el trabajo (51%).
La investigación asegura que el fenómeno está lejos de detenerse por una simple razón: las empresas no entienden por qué se están yendo sus trabajadores. En vez de tomarse el tiempo para investigar las verdaderas causas de la deserción, muchas firmas están apostando por soluciones rápidas "bien intencionadas", pero que fracasan.
Esto se traduce en que, por ejemplo, las firmas suben los sueldos o crean nuevas ventajas económicas -como bonos- pero no los complementan con otras acciones. "En lugar de sentir aprecio, los empleados perciben una transacción. Esta relación transaccional les recuerda que no se satisfacen sus necesidades reales", advierte McKinsey.
Del desgaste a la atracción
La consultora enfatiza que "si los últimos 18 meses nos han enseñado algo, es que los empleados anhelan invertir en los aspectos humanos del trabajo", ya que están cansados y muchos están afligidos.
"Quieren un sentido de propósito renovado y revisado en su trabajo. Quieren conexiones sociales e interpersonales con sus colegas y gerentes. Quieren tener un sentido de identidad compartida", plantea el estudio. Afirma que "sí, quieren pago, beneficios y ventajas, pero más que eso, quieren sentirse valorados por sus organizaciones y gerentes".
Al no entender a sus trabajadores y de qué están escapando, las jefaturas están poniendo en riesgo sus propios negocios. Los líderes deben desarrollar una empatía "mucho más profunda" para comprender lo que están pasando sus funcionarios, y combinarla con compasión y determinación para actuar y cambiar, sugiere McKinsey.
La consultora también recalca que muchos altos ejecutivos deberán reinventar su liderazgo. Lo que puede haber sido efectivo antes de la pandemia puede no estar funcionando ahora, ni hacia adelante.
Las preguntas correctas
La firma alerta que los ejecutivos no escuchan lo suficiente a su gente. "No sea uno de estos ejecutivos", sugiere el análisis, e invita a las jefaturas a hacerse preguntas sobre su liderazgo, organización y trabajadores.
"¿Acogemos a líderes tóxicos?", es uno de los cuestionamientos planteados. Se argumenta que los ejecutivos que no hacen que su gente se sienta valorada pueden "expulsarlos" de las empresas, con o sin un nuevo trabajo en mano. "Si no tiene líderes que motiven e inspiren a sus equipos y lideren con compasión, los necesita desesperadamente", afirma el análisis.
"¿Tenemos las personas adecuadas en los lugares adecuados (especialmente los gerentes)?", es otra de las preguntas para los líderes, a la que se agrega: "¿Qué tan fuerte era nuestra cultura antes de la pandemia?". Al hablar del retorno a la oficina, se advierte que los funcionarios "tendrán poca tolerancia para volver a un status quo que antes no les gustaba".
"¿Nuestro entorno de trabajo es transaccional?", es otra de las interrogantes, a la que se suma "¿están nuestros beneficios alineados con las prioridades de los empleados?". McKinsey también dice que los trabajadores quieren trayectorias profesionales y oportunidades de desarrollo, e invita a las jefaturas a preguntarse: "¿Podemos proporcionárselos?".
Por último, el informe insta a cuestionarse: "¿Cómo estamos construyendo un sentido de comunidad?", en un contexto en el que afirma que el trabajo remoto no es una panacea, pero tampoco lo es un retorno completo a la oficina.