¿Qué ofrecerá a Francia su nuevo presidente?Principales puntos del programa de los favoritos
En medio de escándalos de corrupción e incertidumbre global, los candidatos dan últimos toques a sus propuestas ad portas de comicios del 23 de abril.
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Hoy partió la última semana antes de la elección presidencial en Francia del domingo 23 de abril. En medio de la incertidumbre global, escándalos de corrupción y problemas nacionales como la elevada tasa de desempleo y baja seguridad, los candidatos están haciendo los últimos ajustes de sus programas.
Los favoritos son cinco: la candidata del Frente Nacional, Marine Le Pen; el republicano François Fillon; el independiente de centro Emmanuel Macron; el candidato de izquierda Jean-Luc Mélenchon y la apuesta del gobernante partido socialista, Benoit Hamon.
¿Qué ofrecen los potenciales futuros presidentes de Francia a sus compatriotas? Estas son sus visiones en los temas clave que prevalecieron en esta campaña presidencial: presupuesto, globalización y empleo.
Presupuesto e impuestos
Marine Le Pen caracteriza su postura económica como “proteccionismo inteligente”: promete bajar impuestos a la renta y aumentar los beneficios sociales, financiándolo con la emisión de dinero.
Una posición similar tienen Mélenchon y Hamon. Ambos pretenden aumentar el gasto público. Mélenchon está en contra de la austeridad y dice que la meta europea de déficit de 3% es una “locura”. El candidato quiere bajar impuestos a los más pobres y aumentarlos hasta 90% al 0,05% más rico de la población.
Al otro lado están Fillon y Macron, que prometieron recortar el gasto estatal y deshacerse de trabajadores públicos, el primero en mayor medida que el segundo. Ambos quieren reducir los impuestos corporativos. Fillon, sin embargo, aboga por ampliar el déficit, mientras que Macron promete mantenerlo por debajo de 3%.
El candidato independiente, además, no quiere abandonar el estado de bienestar y promete un programa de 50.000 millones de euros en entrenamiento profesional, salud y otros.
Globalización
La candidata más conocida por su postura anti-europea es Marine Le Pen, quien prometió sacar a Francia de la zona euro y convocar un referendo para la salida del país de la UE en caso de no lograr concesiones. Le Pen pretende recortar la inmigración 80% a 10.000 personas anuales e introducir un impuesto de 10% a las empresas que contraten a extranjeros.
Mélenchon está cercano a Le Pen en temas europeos, ya que promete abandonar el bloque en caso de no lograr renegociar los tratados, enfocando al BCE en trabajos y crecimiento y no austeridad. Sin embargo, considera que los inmigrantes contribuyen más de lo que cuestan.
Al otro extremo está Fillon, que propone todavía más integración y un gobierno europeo. A la vez, el republicano es más estricto en inmigración: apoya las cuotas migratorias y restricción de derechos de los extranjeros.
Macron también es un promotor europeo: quiere más cooperación en temas fiscales y medioambientales, y es el único que apoya los tratados de libre comercio, como CETA (entre la UE y Canadá).
Hamon es más abierto a los inmigrantes. Prometió aumentar su número y ampliar los programas de integración. Sin embargo, como su rival Mélenchon, pretende salir de los tratados de libre comercio. El socialista se caracteriza como proteccionista, pero desde “la perspectiva europea“.
Mercado laboral
Para Francia, que enfrenta un desempleo de 10%, más del doble que Alemania (3,9%) o EEUU (4,7%), la reforma laboral fue el punto central de la campaña.
Paradójicamente, la apuesta del Frente Nacional se sitúa más a la izquierda. Le Pen (al igual que Mélenchon) promete bajar la edad de jubilación a 60 años (desde 62) para quienes trabajen durante 40 años. Además, pretende mantener la semana laboral en 35 horas, bajar impuestos laborales para pequeñas empresas y dar prioridad a los trabajadores franceses.
Ambos candidatos de izquierda, Hamon y Mélenchon, ofrecen bajar las horas laborales a 32. Mélenchon pretende aumentar el salario mínimo y el sueldo a los empleados públicos y poner límites al pago de los altos ejecutivos. A su vez, su rival socialista aboga por una renta básica mensual de 750 euros e impuestos a las empresas que usan robots.
Fillon y Macron tienen posturas más liberales. El republicano quiere aumentar la edad de jubilación a 65 años, facilitar el despido y ampliar la jornada laboral a 39 horas para los empleados públicos. Macron quiere mantener las horas de trabajo, pero ofrecer más flexibilidad con las horas extraordinarias. El independiente promete dejar sin cambios la edad de jubilación y mantener el sistema de pensiones.
Con miras a junio
A pesar de lo radical de algunas propuestas que alertan a los mercados, la historia no termina ni con la votación de 23 de abril, ni con la de segunda ronda el 7 de marzo. En junio, los franceses vuelven a las urnas para elegir a los 577 miembros de la Asamblea Nacional, la cámara baja del parlamento que tiene la última palabra sobre el presupuesto, puede impugnar al gobierno o bloquear un referendo. Y por primera vez desde 1981 lo más probable es que el futuro presidente no contará con mayoría parlamentaria, ya que ninguno de los favoritos cuenta con un sólido partido de respaldo. Macron, con su posición centrista, tendrá que hacer concesiones frente a los republicanos y socialistas, mientras que Le Pen puede sufrir un boicot completo.