Balthus Vitacura pide su quiebra: justifica decisión por la crisis social y la pandemia
El emblemático gimnasio –de propiedad de Jorge Gálmez- acumula deudas por más de $ 2.170 millones. "Nos hemos visto forzados a tomar la medida de solicitud de liquidación al amparo de la ley", dijo la empresa.
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Es uno de los gimnasios más emblemáticos del país. Pero el Balthus Vitacura -de propiedad del empresario Jorge Gálmez, ex socio de la multitienda Paris- no va más: la empresa solicitó su quiebra.
Emplazado en la Av. Escrivá de Balaguer, el complejo acumula deudas por más de $ 2.170 millones, según los antecedentes que la sociedad presentó a la justicia. Entre sus principales acreedores figuran la Tesorería General y casi 700 clientes, bajo la figura de servicios no prestados.
"Solicito iniciar procedimiento concursal de liquidación voluntaria de los bienes de Balthus Vitacura S.A., debido al estado de insolvencia en que actualmente se encuentra", dice el escrito que presentó a la justicia el abogado de la firma, Gonzalo Alvarado Schott.
Durante 2019, el gimnasio registró ingresos por más de $ 4.360 millones y una utilidad de $ 232 millones. Sin embargo, a fines del año pasado comenzó la debacle, según afirma la propia empresa.
"A partir del mes de octubre de 2019, se produjo en nuestro país lo que se ha denominado como un estallido social, que a su vez generó una serie de alteraciones en el orden público y en el transporte, lo que trajo como consecuencia una serie de disrupciones en la operación de nuestra empresa, que nos obligaron a cerrar nuestro establecimiento durante varios días, a adelantar los horarios de cierre, suspender clases, como también por las dificultades que acarreó a nuestro personal y profesores para poder cumplir con los horarios programados con nuestros clientes", detalló el abogado Alvarado Schott.
Producto de estos hechos, aseguró, comenzaron a verse "mermados en forma significativa" los ingresos de la sociedad.
"Estábamos esperanzados en que ellos se irían recuperando con el correr de los meses; pero por el contrario antes de lograr el nivel de ingresos previo a octubre de 2019, a comienzos de marzo recibimos un nuevo golpe producto de la pandemia del virus denominado Covid 19", añadió.
Frente a esto, dijo que la administración del gimnasio tomó la decisión de cerrarlo en forma voluntaria en los primeros días del mes de marzo, para evitar que pudiese devenir en un foco de contagio. Posteriormente, la autoridad ordenó el cierre inmediato e indefinido de todos los gimnasios a partir del 21 de ese mismo mes, medida que impera hasta hoy en día.
"Producto de lo anterior, nos vimos en la obligación de suspender la prestación de nuestros servicios y por ende el cobro mensual a nuestros clientes", precisó el abogado. Dijo que, junto a esto, se ofreció a todos aquellos que se habían acogido a promociones por planes semestrales o anuales, que podrían hacer valer todo el tiempo que les restaba en ellos a partir de la fecha en que la autoridad permitiera la reapertura del gimnasio.
"Naturalmente, como consecuencia de ello nuestros ingresos se desplomaron, reduciéndose en casi la totalidad, lo que nos forzó a acoger a la mayoría de nuestro personal a las normas sobre suspensión laboral", sostuvo.
El jurista afirmó que pese a que la empresa ha reducido al mínimo sus gastos –"y salvaguardar nuestra caja", explicó- existen una serie de gastos mensuales inevitables y que corresponden a medidas meramente conservativas, que van desde la operación y mantención mínima de sus equipos (filtros, sistema de agua, de frío y calefacción etc), jardines (por obligación de la concesión), cotizaciones previsionales, pago de la concesión, impuesto territorial y otros como seguridad, apoyo informático, agua y electricidad.
"Esto ha redundado en que dicha caja se haya mermado a un ritmo alarmante y sin que todavía se avizore la posibilidad de poder reabrir. De hecho, incluso si abriésemos próximamente, la operación al 50% de la capacidad como se ha propuesto tentativamente para las fases más avanzadas del desconfinamiento, hace imposible cualquier posibilidad de operación rentable ni recuperación", afirmó el abogado.
Pérdida de la concesión
El Balthus Vitacura opera en un terreno perteneciente a la Municipalidad de Vitacura al amparo de una concesión de antigua data y que expirará indefectiblemente en junio de 2022. Esto, luego que el municipio lanzara, a fines del año pasado, un nuevo concurso que fue adjudicado a la cadena de gimnasios Youtopia y el grupo inmobiliario Patio, que ofrecieron más recursos que la firma ligada a Jorge Gálmez, que intentó sin éxito extender el contrato.
"Balthus está obligada a restituir a la Municipalidad de Vitacura el inmueble en el que opera (...). A diferencia de gran parte de los demás gimnasios del país, al no operar en un inmueble arrendado, y vernos obligados a una fecha cierta de restitución del mismo y cese forzoso por ello de nuestras actividades, nos fuerza a evaluar la viabilidad de nuestro negocio con un horizonte máximo de operación", detalló el abogado de la empresa en su escrito a la justicia, donde aclaró que la solicitud de liquidación sólo corresponde a este inmueble.
Jorge Gálmez también es dueño del Mall Sport, en Las Condes, donde funciona otra sede del gimnasio Balthus, que hasta ahora no ha iniciado ningún procedimiento concursal de liquidación voluntaria.