JPMorgan, el banco que quedó atrapado al centro del gran fiasco de la Superliga
La entidad tiene cierta experiencia con hinchas molestos. En 2011, tras organizar la venta del Manchester United a la multimillonaria familia Glazer, unos 50 aficionados asaltaron una recepción de JPMorgan y arrojaron copas de vino a los invitados.
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Financiar una revolución siempre es un negocio arriesgado, y uno de los bancos más grandes del mundo ahora está expuesto a una derrota pública en el apasionado mundo del fútbol.
JPMorgan Chase acordó respaldar la liga europea con 4 mil millones de euros (US$ 4.800 millones). El plan consistía en crear un nuevo torneo que garantizara partidos e ingresos a los clubes participantes durante los próximos años, y ayudara a situar al banco estadounidense en el centro del deporte más popular del planeta.
La envergadura del financiamiento propuesto significaba que el banco recibiría millones de dólares en comisiones. Sin embargo, el proyecto parece estar condenado después de que la mayoría de los equipos se retiraran y los aficionados, jugadores y políticos criticaran el plan. JPMorgan ahora tiene que evaluar las consecuencias de una propuesta que parece haber subestimado las posibles reacciones adversas de un deporte de gran tradición y arraigo local.
“No parecía coordinado y casi no parecía pensado”, dijo Steve Greenfield, profesor de derecho deportivo de la Universidad de Westminster. “Se basó en los negocios y perdió de vista las connotaciones deportivas”.
Aunque no es probable que el fracaso del acuerdo perjudique demasiado a un banco que acaba de registrar una ganancia récord de US$ 14.300 millones en el primer trimestre, el paso en falso llega en un momento incómodo. JPMorgan planea lanzar este año, bajo la marca Chase, un banco minorista exclusivamente digital en Reino Unido, la primera vez que expandirá su negocio de consumo más allá de las fronteras de Estados Unidos.
Vínculos deportivos
El gigante de Wall Street, cuyo equipo de financiamiento apalancado organizó la operación, lleva años cultivando vínculos con la industria del fútbol en Europa. Ha asesorado varias compras de clubes y ha ayudado a financiar remodelaciones de estadios. Varios de los clubes disidentes son clientes de JPMorgan. Los vínculos más fuertes son con el Real Madrid, cuyo presidente, Florentino Pérez, encabezaba la Superliga.
Un portavoz de JPMorgan en Reino Unido, donde se encuentran la mitad de los doce equipos que planearon la liga disidente, declinó comentar sobre la ruptura y el papel del banco.
La firma siempre supo que el resultado dependería de la reacción del mundo del fútbol, según una persona al tanto de los planes. El banco es pragmático sobre el resultado, dijo la persona. Un comité del banco analiza aspectos como el riesgo crediticio, los beneficiarios y la dinámica empresarial, y la reputación es solo un aspecto, señalaron.
Aun así, algunas de las críticas están resultando difíciles de ignorar. Al menos dos banqueros dijeron que estaban preocupados por la seguridad personal a medida que aumentaban las protestas.
Copas de vino
JPMorgan tiene cierta experiencia en esto. Cuando el banco actuó anteriormente en la adquisición del Manchester United por parte de la multimillonaria familia Glazer en 2005, hinchas enojados se presentaron en las oficinas para protestar. En 2011, unos 50 fanáticos asaltaron una recepción de JPMorgan en la ciudad inglesa, según el periódico Independent. Tiraron copas de vino a los invitados en protesta por los Glazers.
El ejecutivo del Manchester United, Ed Woodward, trabajaba para el banco cuando asesoró a los Glazers en la compra. Woodward, un defensor de la Superliga, renunciará a fines de 2021, informó el club el martes en un comunicado.
Esta vez, la última protesta no fue solo un grupo marginal, sino una amplia respuesta a la idea y el formato.
Torneo cerrado
Los equipos renegados, junto con otros tres, serían miembros permanentes y nunca tendrían que enfrentar la posibilidad de no clasificar al torneo. Se sumarían cinco más cada temporada para conformar la liga de 20 equipos como alternativa a la UEFA Champions League, la competencia de clubes europea más prestigiosa y abierta a clubes de todo el continente.
La idea habría atraído a inversionistas estadounidenses, que están cada vez más involucrados en el financiamiento del fútbol europeo, y a los que no les gustan los riesgos que corren los grandes clubes de no clasificar a la Champions League, siendo relegados de las principales ligas nacionales, y de que se disparen los costos y salarios. Pero su propuesta resultó ser un anatema para muchos fanáticos europeos, así como para los políticos, el Príncipe Guillermo y algunos clientes notables.
Mientras continúa el escándalo, un exejecutivo de JPMorgan dijo que el banco en última instancia no está demasiado preocupado por el impacto reputacional y continuará dando prioridad a clientes lucrativos como los Glazers, que respaldaron las propuestas.
“La base de clientes de JPMorgan es principalmente corporativa más que personal, por lo que no los veo que estén sufriendo”, dijo Kieran Maguire, profesor de finanzas de fútbol en la Universidad de Liverpool. “Serán vistos como facilitadores más que promotores del proyecto”.