Gigante cervecero AB InBev ratifica planes en Chile: “Lejos de poner en duda nuestra inversión, redoblamos la apuesta”

El gigante cervecero AB InBev ratificó sus nuevas inversiones en Chile. Es más, su principal apuesta es aumentar su participación en el mercado nacional, el que por décadas ha sido dominado por la Compañía de Cervecerías Unidas (CCU), controlada por el grupo Luksic y la holandesa Heineken.

Incluso, con una millonaria inversión por delante, la multinacional –antiguamente conocida como Cervecería Chile y que maneja marcas como Budweiser, Corona Extra, Stella Artois y Pilsen del Sur, entre muchas otras- busca encabezar el negocio a nivel local.

Luis Vives indicó que la nueva ampliación de la planta de la compañía en Quilicura estará
lista el primer trimestre del próximo año.

“El sueño nuestro es ser líderes en el mercado de las cervezas en Chile. Para eso tenemos que trabajar día a día para que el consumidor nos elija. Lo otro será una consecuencia de si hacemos bien las cosas o no”, dijo el gerente general de AB InBev Chile, el argentino Luis Vives, quien además lidera las operaciones del conglomerado en Bolivia y Paraguay.

Se estima que CCU tiene en torno al 60% del mercado de las cervezas en Chile con sus marcas insignes Cristal y Escudo. Según datos de la propia AB InBev Chile, ésta tiene en torno al 30% y subiendo. “Estamos creciendo a doble dígito todos los años en Chile, y por sobre la industria”, añadió.

La misma CCU destacó en su Memoria 2020, al analizar sus resultados del año, el peso que tiene su archirrival. “En todos los países donde operamos, competimos con las filiales de Anheuser-Busch InBev SA/NV, la compañía de cervezas más grande del mundo. ABI se ha expandido globalmente en los últimos años, a través de una serie de fusiones y adquisiciones, y hoy cuenta con más de 500 marcas y operaciones en 50 países”, dijo la empresa.

Y recordó que su principal competencia en el mercado chileno de cervezas es, precisamente, AB InBev.

“Si Cervecería Chile S.A. mantuviera sus prácticas comerciales en el futuro, completara sus planes de expansión y consolidara una mayor red de distribución, no podemos asegurar que estas acciones no tengan un efecto negativo sobre nuestra rentabilidad o participación de mercado a futuro”, destacó CCU.

El plan de inversiones

La multinacional tiene en marcha un plan para aumentar la capacidad de producción de su planta en Quilicura, lo que involucra recursos por más de US$ 130 millones y estará completamente listo en octubre de este año.

Pero, recientemente, la dirección de la compañía aprobó recursos adicionales por US$ 44 millones, para llevar su producción de 3,3 millones a 4,2 millones de hectólitros al año.

El pasado 13 de mayo, la compañía presentó una consulta de pertinencia respecto a si estas nuevas obras deben ser evaluadas ambientalmente.

Esta nueva ampliación productiva, explicó Vives, estaría operativa durante el primer trimestre del próximo año, una vez obtenido todos los permisos correspondientes. “Estamos comprometidos con Chile en el largo plazo, y la mejor muestra de que esto no se detiene es que, cuando fue el estallido en octubre de 2019, aprobamos una ampliación de la inversión hasta los US$ 130 millones. Además, en pleno contexto político este año, aprobamos –inclusive- US$ 40 millones adicionales”. En este sentido, el ejecutivo señaló que “entendemos que hay temas del contexto de Chile que no deberían frenar la visión optimista que tenemos nosotros de desarrollo a largo plazo en el país”.

Y añadió: “Lejos de poner en duda nuestra inversión en Chile, redoblamos la apuesta. Creemos en el país en el largo plazo; invertimos como compañía en Latinoamérica con todos los vaivenes que eso implica y creemos que, dentro de ese contexto en la región, Chile está muy bien posicionado; tenemos una visión optimista a mediano y largo plazo, más allá de este contexto que es muy relevante para el futuro de la nación, pero entendemos que va a llegar a buen puerto”.

Además, el ejecutivo destacó el acuerdo de distribución de sus productos con Andina y Embonor, los principales embotelladores de los productos de The Coca-Cola Company en Chile, para reforzar su red de distribución. Este se implementó el 1 de noviembre de 2020 y tiene una duración de cinco años, pudiendo ser renovable.

“Todo cambio de esta magnitud lleva un tiempo de acomodamiento, pero el sistema Coca-Cola tiene un nivel de granularidad en Chile, de punta a punta, mejor que el que teníamos nosotros, y eso nos beneficia en cuanto a llegar a algunos puntos del país donde se nos hacía más complejo llegar solos”, destacó el ejecutivo. “Por lo tanto, soy optimista respecto a lo que sigue con ese acuerdo”, concluyó.