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Michelle Bachelet: "Un crecimiento del 3% no nos debe dejar conformes"

La mandataria, en una columna de opinión escrita para Diario Financiero, señaló que van a entregar a la futura administración una economía en recuperación, libre de desequilibrios y con capacidad para retomar mayores niveles de crecimiento.

Por: | Publicado: Lunes 13 de noviembre de 2017 a las 04:00 hrs.
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Las grandes crisis financieras tienden a venir seguidas de periodos de bajo crecimiento en las economías afectadas. Esto es lo que ha ocurrido con Estados Unidos y Europa en los años posteriores a la crisis financiera del 2008. Por factores internos de esos países, así como por la desaceleración del comercio mundial, la recuperación ha sido más lenta de lo esperado y ha tenido efectos globales de largo plazo.

Así, se fueron configurando una serie de factores externos que tuvieron un importante impacto negativo en el crecimiento de nuestra economía en el periodo 2014-2017. Por un lado, el bajo crecimiento mundial vino acompañado de una fuerte caída en el comercio internacional. Esta caída fue particularmente severa para nuestros principales socios comerciales. Todos los países exportadores de materias primas sufrieron de esta fuerte caída en la inversión minera, lo cual fue un freno importante al crecimiento económico. Chile no fue la excepción.

Chile enfrentó este complejo escenario externo desde la fortaleza del marco de políticas macro económicas y de la institucionalidad que hemos ido construyendo como país en las últimas décadas.

Gracias a un marco de políticas macroeconómicas adecuado, consolidado a lo largo de muchos años, a un sistema financiero robusto y a la reacción responsable del gobierno en materia fiscal –entre otros factores–, hemos sorteado esta crisis sin grandes desbalances internos, con tasas de desempleo que se mantuvieron en niveles históricamente bajos y con una inflación contenida.

En lo más reciente, hemos visto una progresiva mejora en el panorama económico global. Las perspectivas de crecimiento global se han ido afirmando y varios de nuestros socios comerciales han visto mejoras sustanciales en sus perspectivas de corto plazo. Más importante aún, el comercio global ha comenzado a crecer nuevamente, en especial el de nuestros socios comerciales. Por su parte, hemos visto un alza relevante en los precios de materias primas (incluyendo el cobre) y la reactivación de proyectos mineros.

Impulsado por este mejor panorama global estamos viendo señales claras de reactivación en nuestra economía – con un mayor dinamismo en la inversión minera, repuntes en nuestras exportaciones. Por su parte, datos recientes muestran mayores niveles de crecimiento en el empleo asalariado y mejoras en las perspectivas de empresarios y consumidores.

Es este mejor panorama global, así como el impulso de la política monetaria y una gradual consolidación de la política fiscal la que nos lleva a tener un moderado optimismo respecto al crecimiento para el año entrante.

Vamos a entregar a la futura administración una economía en recuperación, libre de desequilibrios y con capacidad para retomar mayores niveles de crecimiento.

No obstante lo anterior, queda mucho por mejorar en aspectos claves para nuestro desarrollo. Un crecimiento de 3% no nos debe dejar conformes. Estos niveles de crecimiento no son suficientes para poder generar los empleos de calidad que necesitamos, para poder seguir fortaleciendo la entrega de los bienes y servicios públicos con la cobertura y calidad que los chilenos merecen y exigen, ni para contar con los recursos para poder resguardar a los hogares que se ven afectados por periodos difíciles, ya sea por enfermedad o por la pérdida de sus empleos.

Necesitamos crecer más y con mayor equidad. Y para ello debemos ser más productivos, más diversificados e innovadores. Es por ello que en los últimos 4 años hemos impulsado una serie de reformas que sientan las bases de un crecimiento sostenible e inclusivo en el mediano plazo, dentro de las cuales se encuentra la reforma educacional que sienta los cimientos para un capital humano más calificado y productivo. Además, en términos de equidad, tiene un impacto sustancial pues da oportunidades a todos independiente de su nivel socioeconómico, equilibrando este recurso entre la población.

Hemos fortalecido el marco de competencia para evitar abusos y facilitar la entrada de nuevos competidores. Hemos impulsado un conjunto de leyes en pro de la transparencia y la probidad en la política y los negocios. Hemos fortalecido el conjunto de programas y herramientas para ayudar a las PYMES a crecer y ser más productivas, en especial las PYMES innovadoras. Hemos dado pasos sustanciales para reformar y fortalecer el marco de regulación y supervisión financiera y así contar con un sistema financiero robusto y dinámico. Estamos impulsando nuevos mecanismos para fomentar la inversión en infraestructura como el Fondo de Infraestructura – entre otros.

Para crecer debemos también reimpulsar el dinamismo de nuestras exportaciones (en particular las de mayor valor agregado y las exportaciones de servicio). Para ello hemos tomado una posición de liderazgo regional y global en impulsar la agenda de integración comercial – mejorando acuerdos comerciales existentes e impulsando nuevas iniciativas. Por otra parte, hemos continuado nuestros esfuerzos en facilitar el comercio exterior en especial para nuestras PYMES con mejor infraestructura y facilitando las operaciones de comercio.

Y no puedo sino destacar la importancia del sector energético en este periodo. Chile aún tiene un gran desafío por delante en términos de productividad y una de las principales trabas que enfrentaba a comienzos de este gobierno eran los altos costos de la energía. Las reformas que desde el gobierno hemos impulsado han generado un profundo cambio en nuestra matriz energética – con caídas sustanciales en los precios de generación y un creciente rol de energías renovables no convencionales. Ello tendrá efectos significativos de largo plazo en nuestra competitividad y en nuestro camino hacia una mayor sostenibilidad ambiental. Adicionalmente, el sector tiene un rol relevante en el desempeño económico. Primero, contrarrestando la desaceleración de la inversión minera con un fuerte aumento en la inversión en generación y distribución y a futuro, impulsando una mayor productividad.

En resumen, Chile, apoyado en su fortaleza institucional y en sus aprendizajes, no solo está sorteando bien la fase de desaceleración de la economía mundial, sino que en medio de ella ha desarrollado iniciativas que crean una mejor base para el crecimiento futuro. Es decir, nos hemos mostrado que con liderazgo y visión de país, las crisis económicas –que forman ya parte del paisaje normal de la economía global– pueden ser una oportunidad de transformaciones con mirada de futuro y no de respuestas defensivas y conservadoras. Esa es precisamente la actitud moderna que necesitamos.

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