La cautela de Acevedo ante alza del cobre: “El nivel de incertidumbre todavía sigue siendo elevado”
“Más importante que el precio del día para revisar las proyecciones, es cuán persistente es esta alza en el tiempo”, enfatiza el director de la Dipres.
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Hace dos semanas, la Dirección de Presupuestos (Dipres) mejoró su expectativa para el precio del cobre de este año -desde US$ 2,88 a US$ 3,35 la libra- en el marco del Informe de Finanzas Públicas (IFP) del último trimestre de 2020. Desde entonces, el metal no ha hecho más que subir, hasta niveles de US$ 4.
Pero el titular de la Dipres, Matías Acevedo, se lo toma con calma. “Acá lo importante es que el nivel de gasto lo definimos en base a los ingresos estructurales, que de alguna manera eliminan o mitigan estas fluctuaciones importantes”, explica junto con precisar que el ajuste hecho para 2021 implica cerca de US$ 1.000 millones más de ingresos efectivos.
“Nos definimos una meta de Balance Estructural de 4,7% del Producto Interno Bruto (PIB) para 2021, y esa es la meta que vamos a cumplir. En base a eso, se define cuál es el gasto compatible con esa meta”, subraya.
- ¿Ve sostenible este incremento del cobre?
- Mi rol no es ser analista del precio del cobre, uno está viendo qué está aumentando, y los expertos han dicho que básicamente tenemos una recuperación importante de China, Estados Unidos, etc. Hoy el desempeño de la economía mundial está correlacionado con el avance de las cuarentenas. De alguna manera, este escenario del crecimiento del precio del cobre se asocia al dinamismo que están teniendo estos países.
Si el mayor precio será sostenible o no en el tiempo, responde a cambios estructurales.
- ¿Cuánto habría que esperar para saber si este aumento tendrá un mayor impacto en las cuentas fiscales?
- En la última estimación del Comité Consultivo del precio de Referencia del Cobre era US$ 2,88 la libra para 2021, lo que hoy por la coyuntura dista de los cerca de US$ 4. Más importante que el precio del día para revisar las proyecciones, es cuan persistente es esta alza en el tiempo.
En ese contexto, una de las cosas que nos ha enseñado esta crisis es que el nivel de incertidumbre todavía sigue siendo elevado en la medida que no se controla la pandemia. Mientras eso no ocurra, es difícil proyectar tendencias de más largo plazo, si habrá o no superciclo de los commodities, si en particular el cobre va a mantener este nivel. Si bien la pandemia en algunos países está mostrando signos positivos, todavía tenemos -incluido Chile-, signos de incertidumbre, que nos llevan a ser más precavidos respecto de las proyecciones futuras, en este caso del precio del cobre y cómo va a impactar en las arcas fiscales.
- De todas formas, este aumento se convierte en un alivio. ¿Eso podría implicar que Chile no tenga que salir a endeudarse en caso de necesitar recursos adicionales, ya sea por ejemplo para enfrentar la pandemia o la reforma de pensiones?
- Hay que ponerlo en contexto, porque, por ejemplo, entre los años 2006 y 2007 la recaudación de Codelco y de las grandes mineras privadas representaban cerca de un 30% de los ingresos totales y hoy ese porcentaje no supera el 6%. Entonces, sí es importante, hay que monitorearlo, es una fuente de recaudación adicional si es que el precio sube de los niveles que está hoy, pero no es como hace 15 años, donde el cobre representaba casi un tercio de la recaudación total.
Será mucho más relevante para efectos de la recaudación, cuál será el crecimiento que tendrá la economía durante el año, la reactivación del empleo, la demanda interna, que la recuperación del cobre en lo proporcional.
- Usted dijo hace unos días que veía que la posibilidad de una baja en la clasificación de riesgo se ha ido mitigando. ¿Esta partida del año avala esa percepción?
- Aquí los que tienen la última palabra son las clasificadoras. En ese contexto, uno vislumbra en el horizonte más signos positivos que negativos. Por ejemplo, el año pasado tuvimos mayores ingresos, quedamos con un déficit fiscal efectivo más bajo de lo proyectado y un balance estructural esperado -que todavía no tenemos el cierre definitivo- también algo más bajo de la meta que nos habíamos propuesto. Eso también significó -al tener más ingresos- que necesitábamos endeudarnos menos.
También estimamos que, como nos fue algo mejor en ingresos, eso genera un efecto multiplicador al año siguiente. Por lo tanto, para este año también esperamos más ingresos de lo que proyectábamos hace tres meses.
Todo esto hace ver un escenario desde el punto de vista de la solvencia fiscal más optimista, pero sin perjuicio de eso, hay elementos que son evaluados por las clasificadoras como el proceso constitucional y está la expectativa de cuán rápido se recuperará la inversión privada.
Son elementos que hay que sopesar a la hora de resguardar la solvencia de las finanzas públicas y cuál será la presión de gasto hacia adelante para hacerse cargo de las demandas sociales.
- ¿Pero es algo que puede que se mitigue?
- Lo vemos positivo, hay otro elemento importante, que es que el año pasado logramos un acuerdo con los principales partidos de la oposición y de ChileVamos respecto a cuál sería el nivel de gasto que tendríamos para enfrentar la crisis. Coincidimos en US$ 12 mil millones como marco de gasto y además el nivel del Presupuesto para este año y el próximo. Eso se respetó en la discusión, entonces creo que son buenas noticias, buenas señales para el mercado financiero y para las clasificadoras. Se da cuenta que en Chile los acuerdos se respetan.
¿Cuál es la cuota de incertidumbre? Lo que va a pasar con la consolidación fiscal, una vez que pase la pandemia, recuperemos el crecimiento económico y si se va a retirar o no el estímulo y esa es una pregunta que tienen los analistas en general, respecto a cuán rápido será esa convergencia.
Todo indica que el inicio de la convergencia, la vamos a iniciar en este Gobierno. Esto será una señal muy importante hacia adelante, porque al final del día el próximo gobierno puede desechar el acuerdo, usar otra regla, pero eso tiene una consecuencia, no es gratis. Si uno se pasa varios pueblos sobre lo que Chile puede sostener en deuda y déficit, eso puede afectar la calidad de vida de las personas ¿Cómo? A través de mayores tasas de interés, restricciones de acceso al financiamiento. Uno se puede mover dentro de ciertos márgenes, pero pasar el límite tiene un costo y ese costo lo pagan los más vulnerables.
- ¿Qué factor podría contrarrestar este positivo impacto del cobre? Porque, por otro lado, el proceso de vacunación ha mejorado los ánimos de los agentes económicos.
- La actividad económica está funcionando al ritmo de la pandemia. Es decir, países que tienen menos restricciones de cuarentena, están recuperándose más rápido.
Chile va por un buen camino, avanzando en una buena dirección, pero hay que ser cautos porque todavía vemos signos de incertidumbre, como por ejemplo si tenemos cepas distintas del virus y son cosas que pueden ocurrir y no las manejamos. Una buena noticia es que estamos viendo que, en general, la economía chilena -cuando llega la oportunidad de ese espacio- se comienza a recuperar cuando se reduce la cuarentena, como vimos el año pasado en el último trimestre. Esto es un buen signo de que de alguna manera uno tiene una economía relativamente sana. Igual que un paciente, que estuvo en la UTI durante todo el año, ahora estamos en la sala de recuperación, pero todavía estamos con cuidados.
- ¿La consolidación fiscal es clave en el corto y mediano plazo?
- La consolidación fiscal se inicia con el Presupuesto 2022 que nos va a tocar presentar y aprobar en el Congreso y a la próxima administración ejecutarlo. Ese será el inicio de la consolidación, obviamente hoy no sabemos qué va a pasar en 12 meses más y por lo tanto, el impulso fiscal, se comienza a retirar paulatinamente a partir de 2022. Estos US$ 5.500 millones se empezarán a retirar gradualmente para terminar de converger a un presupuesto de un año normal hacia el 2022. Esta convergencia va a permitir ir reduciendo el déficit, a converger a un balance de equilibrio en la cuenta fiscal. Ese es el plan.