El optimismo del Grupo Security: "La economía tiene una capacidad de reactivarse mayor de la que todos pensamos"
El economista jefe del grupo, Felipe Jaque, considera que el retiro del 10%, el desconfinamiento, las medidas de apoyo fiscal y monetario y la flexibilidad del mercado laboral ayudarán. Ve crecimiento de 6% el próximo año.
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Felipe Jaque considera que más allá de los números puntuales del segundo trimestre, que registró una caída del PIB de más de 14%, lo importante hacia adelante es cómo el país "sale" de la pandemia y las restricciones sanitarias.
El economista jefe del Grupo Security plantea que el punto más bajo en materia de actividad ya quedó en el pasado y que las proyecciones debieran comenzar a estabilizarse en el corto plazo.
"Ya hay visibilidad de cómo eventualmente será la reapertura, con todos los matices que eso tiene. Y porque a pesar de que la pandemia se fue extendiendo, se fueron también implementando mayores medidas de estímulo fiscal monetario, de las cuales algunas van a tener impacto de más corto plazo, como el tema del 10% de las AFP y los ingresos de emergencia, además de las medidas del Banco Central", señala el experto.
- ¿La economía ya tocó fondo en julio entonces?
- Pasó lo peor. En el hemisferio norte fue antes, al igual que en China, y probablemente América Latina muestra números mejores. Así es en el caso de Brasil, México, Perú, Colombia y Chile.
- ¿Cómo ven el proceso de reapertura? El mundo desarrollado ha comenzado a revertir el desconfinamiento.
- Se mantiene la incertidumbre respecto de qué pasará después de este rebrote relativamente rápido, donde en los primeros meses se cierra mucho de la caída de actividad producto de la cuarentena. Pero después lo fundamental es cuándo se vuelve a los niveles previos a la pandemia.
Aunque creo que hay matices respecto del segundo trimestre, ya que hay un aprendizaje respecto a la pandemia que permite ir haciendo un control más fino de los rebrotes. De hecho, lo que vimos en Estados Unidos es que los estados que no habían tenido mayor impacto comenzaron a tenerlo, pero eso no llevó a que la economía se cerrara de nuevo a los niveles del segundo trimestre. Se buscaron otras alternativas para controlar esto. Más menos lo mismo se ve en Europa.
Por lo tanto, en términos de actividad económica, probablemente los cierres que vamos a ver o los esfuerzos por controlar nuevos brotes van a ser bastante más moderados que los cierres que tuvimos durante el segundo trimestre. Probablemente los baches que tendremos en el camino van a ser mucho más contenidos.
- ¿Los rebrotes no tendrán un efecto tan profundo?
- Claro. También hay que considerar que se deben ir agotando otras alternativas, porque ni los gobiernos ni los bancos centrales tienen demasiadas municiones extra para hacer frente a cierres masivos. Buena parte de esos recursos se han gastado y eso también te lleva a ser mucho más específico en cómo se van atacando estos rebrotes.
- En el último IPoM el Banco Central anticipó que los niveles de actividad previos a la crisis social y la pandemia se retomarían a fines de 2022. ¿Ese hito se va a postergar?
- Nosotros estamos en la vereda de pensar de que la economía, ya sea por el sector informal o eventualmente apoyada por los shocks externos, tiene una capacidad de reactivarse probablemente mayor de la que todos pensamos. Eso nos pasó a principios de este año después de la crisis social.
Al final del día, por distintos canales, los hogares tratan de volver a ingresar al mercado laboral o volver a generar ingresos. Las mismas empresas también muestran esta capacidad de retomar actividades, sobre todo porque hay un mundo que se está recuperando relativamente rápido.
Por lo tanto, hay incertidumbres en ambos sentidos: por el lado negativo, esto nos tomará un buen tiempo, pero también no subestimaría la capacidad que tienen los distintos sectores de aprovechar el envión que viene del escenario externo y la propia capacidad de la economía local de volver a reactivarse, no solo a través del sector formal, sino también a través de los sectores informales, que en la pandemia no ha funcionado porque ha habido cuarentena, pero una vez que se reabre la economía probablemente serán los gatillantes de una recuperación.
- ¿Cómo ven el escenario en términos de proyecciones?
- Para este año anticipamos una caída del PIB de 5%, con toda la incertidumbre que eso tiene, pero en lo más reciente nuestra proyección se fue afianzando con las medidas del último mes, incluido el retiro del 10% de los fondos de pensiones, más los esfuerzos de ponerle detalle al fondo Covid de US$ 12.000 millones.
Para el próximo año, estamos trabajando con un escenario de una recuperación del 6%, que lleva a que hacia la parte final de 2021 se recuperen más menos los niveles que teníamos antes de estos shocks.
- Pero el escenario para el mercado laboral se ve bastante complejo, considerando la cantidad de personas que manifiesta querer salir a buscar trabajo pero no puede debido a las restricciones sanitarias.
- El escenario que uno puede anticipar con cierta seguridad es que la economía terminará con una tasa de informalidad mayor luego de la pandemia, y esa informalidad para la salida de la crisis no sería tan mala.
Adicionalmente, es probable que nos quedemos con una tasa de desempleo en los dos dígitos por un tiempo prolongado. Ahí hablamos de unos 800 mil empleos destruidos por sobre lo que teníamos antes de la pandemia.
Pero uno no puede solo tomar la foto de hoy, sino también hay que considerar que deberá haber esfuerzos tanto de inversión privada como pública en materia de reactivación. El mundo se va reactivando y, por lo tanto, tiene sentido echar a andar proyectos que durante la pandemia se detuvieron. Es esperable que eso se reactive.
El ruido político
- ¿Cuánta ponderación le dan al factor político de cara a la recuperación?
- Es difícil cuantificarlo. Hay un ruido local que es relevante, que para efectos económicos puede frenar decisiones más de mediano y largo plazo, aunque probablemente no las de corto plazo.
Eso sí, lo que tendrá mayor incidencia son variables como el crecimiento de la inversión en el mediano y largo plazo, además del potencial de crecimiento de la economía. Ambos factores podrían ir despejando un poco la incertidumbre política que vemos hacia adelante.
En términos de la recuperación de corto plazo, lo que más incide es el control de la pandemia y la salida de este status de inacción que se genera en distintos mercados durante la pandemia. Los temas relacionados a la estructura política del país tienen que ver más bien con las decisiones de mediano y largo plazo de cómo transita la economía hacia niveles de desarrollo más altos.
- ¿No le dan una ponderación tan relevante al proceso constitucional?
- No, la economía va a tratar de reactivarse de la mejor manera en el corto plazo. Los distintos sectores van a tratar de funcionar de la manera más normal posible. Los riesgos que implican los temas institucionales no son menos relevantes, pero más bien tienen que ver con el tránsito hacia el largo plazo del país. Eso es lo que hay que estar mirando con bastante atención, ahí tienen que estar puestos los esfuerzos, ya que si bien hay un esfuerzo fiscal transitorio también se han comprometido pasivos de más largo plazo. Eventualmente las demandas sociales seguirán existiendo, por lo que ahí hay que hacer una justa mezcla entre cómo generar recursos y cómo canalizar todas esas demandas.