Briones mira a La Moneda en época de crisis
El ministro de Hacienda no ha cerrado la puerta a una precandidatura presidencial por Evópoli, su partido. Su eventual renuncia complica al gobierno. La salida sería una primera vez para un líder de Teatinos 120: en medio de un complejo escenario económico, con una agenda social y de recuperación en marcha y con reformas pendientes y urgentes, como la de pensiones.
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POR rocío montes
Resulta altamente improbable que Ignacio Briones no haya acordado previamente con su jefe, el Presidente, sus declaraciones de ayer. Consultado por su eventual candidatura presidencial por Evópoli, su partido, el ministro no cerró la puerta: “El día tiene 24 horas y hoy día estoy 100% dedicado a ser ministro de Hacienda”, contestó al ser consultado por la prensa.
En el mundo político, es evidente lo que significa hablar del presente, pero no de mañana. Andrés Velasco, por ejemplo, antes de que asumiera Michelle Bachelet el 11 de marzo de 2006, en una entrevista aseguró tener un contrato vigente con Harvard y su intención de cumplirlo, en Boston. En estrictísimo rigor, decía la verdad: una cosa es hoy y otra diferente el futuro inminente. Al final, el académico terminó siendo el ministro de Hacienda de la socialista durante los cuatro años de su gobierno (como siempre se sospechó) y nadie siquiera le recordó su extinguida intención de retornar a Harvard.
Briones dijo estar enfocado “hoy” en sus labores de ministro de Hacienda. Habló del proyecto que refuerza las responsabilidades de los agentes de mercado, el que limita el cambio de fondos en las AFP y del Fogape-Reactiva. Pero, al mismo tiempo, recordó que el día solo tiene 24 horas, por lo que esta condición puede cambiar apenas el reloj marque la medianoche.
Es evidente: de no seducirle una pre candidatura a La Moneda, habría de inmediato despejado las dudas para seguir concentrado en sus labores de Hacienda. Pero Briones está muy interesado y, al parecer, intenta ganar tiempo: será recién el 30 de enero cuando Evópoli decida a su abanderado en su consejo general, donde Luciano Cruz-Coke y Francisco Undurraga suenan como posibles cartas, aunque el diputado por el distrito 10 ya habría declinado una postulación en favor del ministro. El economista de Evópoli, por lo tanto, debe esperar primero el pronunciamiento de su partido o, de lo contrario, salir cuanto antes del gabinete, asumiendo los riesgos.
Lo que resulta realmente una incógnita, sin embargo, son las razones del propio Presidente para darle el visto bueno a las declaraciones de ayer de Briones, como posiblemente debió haber ocurrido. La indefinida posición en que queda el ministro -un ministro de Hacienda/candidato- resulta insostenible para el trabajo legislativo con la oposición en el Congreso, justamente en momentos en que la economía tiene una importancia fundamental no solo para Chile sino, en términos políticos, para un fin menos malo del gobierno y para el tren de elecciones que se vienen en 2021. ¿Podrá desde ahora sostener posiciones impopulares en el Parlamento?
El suspenso les hace mal a todos: al gobierno, por cierto, pero también al ministro Briones y al candidato Briones.
Solo hay que hacer un poco de historia para darse cuenta de que se trata de una situación bastante inédita.
Hasta el 11 de mayo de 2015, por 25 años los presidentes acostumbraron a no cambiar a sus ministros de Hacienda durante sus gobiernos. La única excepción fue Eduardo Aninat, que dejó el Ejecutivo de Frei Ruiz-Tagle tres meses antes de su término por un cargo en el FMI, en medio de la crisis asiática. Todavía lo recuerdan con nitidez los protagonistas de la transición.
Fue recién ese 11 de mayo de 2015, con la decisión de Bachelet de remover a Alberto Arenas y reemplazarlo por Rodrigo Valdés, cuando se quebró esta regla autoimpuesta por los propios mandatarios desde el retorno a la democracia: se entendía que Hacienda no era como cualquier ministerio y requería estabilidad. Esa segunda administración de Bachelet fue la primera desde 1990 que tuvo a tres titulares de Teatinos 120.
Pero lo que realmente resulta inédito en el episodio de Briones sería su salida para asumir una pre candidatura presidencial. Justamente en medio de un complejo escenario económico, con una agenda social y de recuperación en marcha y con reformas pendientes y urgentes, como la de pensiones.
Para Piñera, en tanto, sería su tercer ministro de Hacienda en su período, alcanzando con ello el récord de su antecesora, en una evidente profundización del síndrome del pato cojo.
El ministro se ha hecho conocido desde que asumió el cargo en octubre de 2019, en medio de las peores semanas del estallido social. Según Cadem, en estos 15 meses ha pasado de un 43% de conocimiento a un 75%, en diciembre pasado. Pero su popularidad ha registrado fuertes caídas y, actualmente, tiene un 32% de aprobación y un 64% de rechazo, superando solo a sus pares de Trabajo, Justicia y Educación. La estrella inicial de Briones se fue apagando en paralelo a la discusión sobre el retiro de fondos de las AFP. No le ayuda el reconocimiento realizado hace algunas semanas: “En los primeros meses de la pandemia pudimos haber llegado antes”. Si bien es una responsabilidad compartida, no sonó nada virtuoso.
La candidatura de Briones, por lo tanto, sería sobre todo testimonial. Resulta difícil pensar que podría ganar una primaria de Chile Vamos y, sin embargo, podría tener una mayor proyección política terminando exitosamente su gestión en el gobierno, como le han aconsejado algunos colegas suyos por la prensa.
Pero este episodio deja en claro al menos dos asuntos: el partido sigue funcionando al ritmo de Felipe Kast y que a la colectividad le importa menos el destino del gobierno que su propio proyecto.