Bianchi: “La autonomía marcó un antes y un después en la trayectoria histórica del proceso inflacionario chileno”
El primer presidente de entidad monetaria destaca que en el medio siglo que precedió a la independencia del banco, la tasa media anual de inflación fue de 43% y hubo que reemplazar en dos oportunidades -1950 y 1975- el signo monetario del país.
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Tres son las razones que enumera Andrés Bianchi Larre para resaltar la importancia de que la nueva Constitución que se debata en el país mantenga la autonomía con la que goza el Banco Central desde 1989, la que a su juicio es probablemente “la innovación más valiosa” introducida en la institucionalidad económica chilena en los últimos 30 años.
Lo primero, destaca quien fuera el primer presidente de la entidad en su etapa independiente, es el “éxito sin precedentes alcanzado en el control de la inflación”.
El economista recuerda que en el medio siglo que precedió a la autonomía del banco, la tasa media anual de inflación fue de 43% y hubo que reemplazar en dos oportunidades -1950 y 1975- el signo monetario del país.
En agudo contraste, añade, a partir de 1990 la inflación declinó gradual pero sostenidamente y en los últimos 20 años ha fluctuado en torno al 3% anual.
“Si bien a este vuelco histórico también contribuyó la forma responsable en que se manejó la política fiscal, es evidente que la autonomía del Banco Central marcó un antes y un después en la trayectoria histórica del proceso inflacionario chileno”, subraya Bianchi.
Un segundo argumento para no hacer cambios lo vincula con la forma “políticamente equilibrada” en que se ha integrado la máxima instancia rectora del banco. “Este factor fue fundamental en la designación del primer consejo, cuya composición se negoció entre representantes del gobierno militar y de la Concertación durante un período de intensa polarización política e ideológica, y cuyos miembros se dieron a conocer el 4 de diciembre 1989, apenas diez días antes de la elección presidencial que marcó el inicio del retorno de Chile a la democracia”, destaca el economista.
Bianchi agrega que “gracias al precedente generado por la constitución de este primer consejo pluralista, a la renovación parcial y escalonada de sus integrantes que establece la Ley del banco y, sobre todo, a la sensatez y pragmatismo con que han actuado tanto las autoridades de los sucesivos gobiernos como los partidos opositores en estos 30 años ha sido posible conciliar dos condiciones básicas para el logro de los objetivos del banco: que cada consejero tenga gran capacidad profesional y que el conjunto de ellos represente adecuadamente el espectro político predominante en el país”.
La tercera razón, dice, es el “significativo aporte realizado por el banco al análisis y debate informado y riguroso de los problemas económicos, monetarios, cambiarios y financieros que enfrenta el país y de las medidas y políticas más eficaces para resolverlos. Esta contribución -no siempre suficientemente valorada- ha sido posible por la incorporación al banco de un equipo de economistas de excelencia por la preparación de un gran número de informes, estudios, investigaciones de alta calidad y creciente sofisticación técnica y por una eficiente política comunicacional y de publicaciones”.
- Y todo lo anterior se ha traducido también en credibilidad…
- Por estas razones, el banco no solo ha sido evaluado repetidamente como uno de los mejores bancos centrales del mundo, sino que es actualmente la institución pública que goza de mayor prestigio, credibilidad y confianza en el país. Un hecho que confirma este juicio es que en casi todas las oportunidades en que se ha planteado la necesidad de modernizar la dirección superior y mejorar el funcionamiento de diversas entidades o empresas públicas, se ha propuesto que ellas adopten normas similares a las que rigen la gestión del Banco Central.
Dos hechos recientes que reflejan de manera más concreta y clara la confianza en el banco son la propuesta de la Democracia Cristiana -en el marco del debate en el Congreso- de que se entregara al banco la administración del 4% adicional de cotizaciones al sistema de pensiones; y la iniciativa, todavía más sorprendente, que fuese el banco quien se encargara de fijar las dietas de los parlamentarios.
- El mismo Mario Marcel dijo que el banco llega con buenos resultados al debate constitucional.
- A los argumentos anteriores que aconsejan mantener la autonomía del banco, cabe agregar una consideración relativa a la asignación más eficiente del trabajo y tiempo de los futuros constituyentes.
Dada la considerable complejidad jurídica, técnica y política que implica llegar a un acuerdo respecto del contenido y la forma de aprobación de una Carta Fundamental, parecería cuestionable que ellos dedicaran parte de sus esfuerzos a modificar el régimen jurídico de una institución que ha demostrado en los hechos y durante 30 años una indiscutible capacidad para cumplir los importantes objetivos que le asigna su Ley Orgánica.
- ¿Y debiera mantenerse la restricción de que el banco entregue créditos al Estado en la constitución?
- El artículo 109 de la Constitución establece, en su inciso primero, que de manera alguna podrá el Banco Central adquirir documentos emitidos por el Estado y sus organismos o empresas. Y agrega en su inciso segundo que ningún gasto público o préstamos podrá financiarse con créditos directos o indirectos del Banco Central.
Teniendo en cuenta que el financiamiento por parte del Banco Central de abultados y frecuentes déficit fiscales fue la causa principal del intenso y largo proceso inflacionario que sufrió el país en los 50 años que precedieron a la independencia del banco, considero que estas restricciones deberían mantenerse en la nueva Constitución.