Laboral & Personas

Ignacio Briones: "El proyecto de las diputadas Vallejo y Cariola nos pone en el peor de los escenarios"

El decano de la Escuela de Gobierno de la UAI considera que el Gobierno debiera insistir en su propuesta original.

Por: Pamela Cuevas V | Publicado: Martes 3 de septiembre de 2019 a las 12:24 hrs.
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En "el peor escenario posible", ese es a juicio del decano de la Escuela de Gobierno de la UAI, Ignacio Briones,  el punto en que hoy estamos sumidos de cara al debate que se está dando en el Congreso respecto al proyecto de reducción de jornada laboral que promueven las diputadas Karol Cariola y Camila Vallejo. 

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-¿Cómo ve que ha reaccionado el Gobierno?
-Es innegable que se vio sorprendido con la intensidad que tomó esta iniciativa, que en realidad se conoce hace más de un año, y que de nuevo tomó bastante vuelo hasta el punto que el Gobierno tuvo que modificar su proyecto original.

-¿Fue un error que el gobierno modificara su proyecto inicial?
-Lo que digo es que no nos debe extrañar que el Gobierno se vio sorprendido con esta intensidad que el proyecto de Vallejo y Cariola tomó, toda vez que esta fue una iniciativa que fue planteada en 2017. Entre tanto el Gobierno preparó su propia propuesta laboral que tenía que ver con una cuestión más amplia que me parecía que iba en la dirección correcta, que apuntaba a la flexibilidad, a los pactos de adaptabilidad, a la modificación de jornada y eso se desdibujo con la intensidad que tomó esto.
No diría que el Gobierno ha tenido una reacción pasiva en esto, para nada, pero lo que sí es evidente es que las diputadas fueron muy hábiles para que la propuesta se tomara la agenda, eso es indudable y en eso estamos hoy día.

-¿Y  cómo interpreta entonces la indicación de 41 horas del oficialismo?
-Creo que el proyecto original del Gobierno iba en la dirección correcta y debiera insistir. Lo que acá está en juego es cómo adaptamos nuestro mercado laboral y Código del Trabajo al Siglo XXI esa es la pregunta de fondo. Eso supone niveles importantes de flexibilidad que -como es de todos conocidos- no existe en nuestro sistema laboral.
Enfrentar esas restricciones severas, en un contexto en que la tecnología y los mercados se mueven hacia nuevos rubros y nuevas demandas de flexibilidad, es la línea en la que el Gobierno tiene que insistir y eso es lo que se juega en esta discusión.

-Según el Gobierno había un punto para introducir la indicación de 41 horas, que era hacerse cargo de una crítica que tenía su proyecto de flexibilidad en relación a las asimetrías, entre empleado y empresa...
-Creo que no. La ventaja que tenía la idea original del Gobierno era que hacia opcional la flexibilidad. Lo que hay que entender muy bien, es que las empresas son extremadamente diversas, no solo en tamaño sino que en los rubros en los cuales se desempeñan. Introducir toda la diversidad empresarial es el tema de fondo y esa diversidad obliga a no tener una camisa de talla única para ellas. Ese debiera ser el principio básico.

-El problema es la obligatoriedad de la jornada...
-La opción o la valorización por la flexibilidad que las empresas puedan tener es distinta dependiendo de cada cual. Hay empresas que valoran mucho la flexibilidad, en cuyo caso una reducción de jornada puede verse compensada por el valor de esta flexibilidad por la productividad asociada. Mientras que en otros rubros esa opción de flexibilidad vale menos. Ese es el punto conceptual básico. En consecuencia, lo que hacía el proyecto original del gobierno –correctamente a mi juicio- era que permitía que aquellas empresas que valoraban mucho más la flexibilidad que otras pudieran caminar hacia un acuerdo de reducción de jornada, pero para aquellos que no valoraban tanto o que la valoraban cero eventualmente, el mundo seguía como es hoy con una jornada de 45 horas. Se hacía cargo de esa diversidad.
Al plantear una opción de salida obligatoria, igual para todas, de 41 horas esa capacidad de adaptación y de valorización de la flexibilidad se ve reducida. De más está decir que el proyecto de las diputadas Vallejo y Cariola no tiene ningún grado de flexibilidad, por lo tanto nos pone en el peor de los escenarios frente a esta demanda de flexibilidad.

-¿Considera que se está cayendo en el populismo?
-No iría tan lejos, la palabra populismo uno la ocupa para todo. Pero sí creo que estamos frente a una discusión muy simplista respecto a un tema que no creo que haya dos lecturas y que es extremadamente relevante. No solo por lo que significa, sino que también por los impactos que pueda tener en el mercado laboral. Pretender que esto no tiene ningún impacto y que son solo beneficios es bastante simplista.

-¿Cuál es el camino para abordar esto?
-Espero que la salida sea el debate, los argumentos, los estudios, la calma, que bajemos un poco las revoluciones. Esta es una discusión importante de cara al futuro sobre la adaptación de nuestro mercado laboral a las necesidades del Siglo XXI, independientemente de esta discusión sobre la jornada. El debate de fondo es la necesidad de debatir y buscar acuerdos con mirada de largo plazo sobre flexibilidad, me refiero por ejemplo, a tener discusión sobre indemnización años de servicio, polifuncionalidad y pactos de adaptabilidad.

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