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El plan de Alejandro Gil en la semana más tensa de Clínica Las Condes

En la jornada del viernes, la entidad de salud tuvo que enfrentar un nuevo obstáculo: un recurso de protección presentado por el Cuerpo Médico de la institución.

Por: Por F. Vega y M. Navas | Publicado: Sábado 5 de septiembre de 2020 a las 04:00 hrs.
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La batalla por el control de la Clínica Las Condes se recrudece. Aunque en su interior todos saben que el principal accionista es el grupo Auguri, ya están sobre la mesa las cartas con las que se juega el futuro de la firma. Tras la renuncia de su vicepresidente Carlos Gil y la decisión de los médicos de interponer un recurso de protección, el próximo directorio podría dar la clave de lo que viene en la entidad, tensionada en su gobierno por dos bandos y hasta dos planes de negocios distintos.

Auguri, la oficina de inversiones de la socia de Falabella, Cecilia Karlezi, que a fines del año pasado tomó el 50,05% de la propiedad, quiere seguir avanzando en su proyecto para la clínica.

Los demás accionistas, por su parte, quieren aprovechar la oportunidad que abrió la salida de Gil para plantear un arreglo con los médicos e iniciar los cambios para que todas las partes puedan volver a sentarse pacífica y normalmente frente a frente.

Pero se ve difícil. El mismo miércoles pasado, solo unas horas después de que la Asociación de Médicos Las Condes (AMLC) amenazara con acciones legales tras acusar presiones “inaceptables” del directorio por un cambio del “modelo”, el presidente de la firma —y pareja de Karlezi— Alejandro Gil, le encomendó a la directora y abogada Paola Bruzzone que iniciara el análisis de la estrategia judicial para enfrentar a los doctores. 

Se lo dijo por Zoom desde Las Vegas, donde se encontraba como parte de un viaje de negocios a Estados Unidos. Hasta ese día, la amenaza de los médicos era solo eso.

Por lo mismo, la reacción de Gil no cayó bien en el resto del directorio, donde la relación entre sus miembros está realmente deteriorada. Divididos entre controladores y “no controladores”, apenas se hablan, se han lanzando amenazas mutuas de terminar en tribunales y por si fuera poco hasta han grabando las reuniones,  porque las partes se acusan de no escucharse, ni respetar los acuerdos de la mesa.  O lo que ahí se dice.

La tensión es tal que casi todas las semanas desde mayo pasado, cuando Auguri comenzó a hacer valer su peso como principal accionista de la clínica ha habido al menos un directorio extraordinario. Algo inédito en el mercado.

La amenaza

La situación se agravó el jueves 3. Aunque en su fuero interno muchos creían que se abriría una salida, al llegar la noche los médicos decidieron ir a tribunales. Los abogados Benjamín Ferrada y Eduardo Cordero del estudio Guerrero Olivos acudieron de protección a la Corte de Apelaciones de Santiago pidiendo terminar los cambios de contratos decicidos por la clínica, que el 4 de agosto les notificó a los 559 miembros del cuerpo mé́dico su decisió́n de poner término a partir del 1° de octubre próximo a igual número de contratos de arrendamiento de las consultas y otros espacios que los profesionales de la salud utilizan.

En su argumentación, los doctores acusan a la clínica de haberse saltado todas las normas. Citan el caso de un grupo de oftalmólogos del Centro de la Visión, que al reintegrarse a trabajar se les exigió firmar el nuevo contrato de arrendamiento, “bajo la amenaza de que si no firmaban en este nuevo instrumento sencillamente no podrían trabajar en la clínica”.

Este jueves los médicos presentaron un recurso de protección contra la clinica para dejar sin efecto el cambio en las condiciones contractuales que impulsa la administración y el directorio de la institución.

Las disputas entre el grupo directivo y el cuerpo médico se generaron, principalmente, por el interés de Auguri de reducir la influencia de los doctores en las decisiones de la clínica. A Auguri no le gusta el modelo de médicos-accionistas, que data de 1978 y obligaba a los profesionales que trabajan en el centro de salud a comprar acciones por un mínimo de 2 mil UF. Los nuevos controladores quisieron terminar con eso, porque creían que influía en los malos resultados y generaba conflicto de interés.

El recurso de protección es parte de la estrategia que el grupo de profesionales empezó a estudiar hace un par de meses atrás asesorados por el economista y experto en reestructuraciones César Barros y el abogado Juan Enrique Allard, de Guerrero Olivos. Según la Clínica, “es un recurso improcedente, porque se trata de una diferencia de carácter contractual civil respecto de un contrato de arriendo de instalaciones y porque existen antecedentes y evidencia contable de que la propuesta es necesaria para la modernización y sustentabilidad”.

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A fines de junio, el directorio de CLC decidió crear una mesa para elaborar un borrador de su propuesta y el 11 de julio los directores Renata Harisic, Paola Bruzzone y Jonás Gómez fueron encomendados para liderar el proceso. 

Pero el 4 de agosto, CLC le envió a todos sus médicos el contrato nuevo. “Nosotros tuvimos que obligadamente organizarnos. Los médicos tienen esta mala fama de que son desunidos y yo creo que de eso se validaron para tratar de imponer un modelo a sangre y fuego. Y el modelo no es bueno. Nosotros lo sabemos. Es un modelo que tiene conceptos del retail, de eficiencia. Pero la salud no se puede medir con esas varas”, dice a DF MAS Alejandro Conejero, representante de los especialistas quirúrgicos de la entidad.

La renuncia 

La renuncia  de Carlos Gil del Canto a la vicepresidencia, el jueves en la mañana abrió una posibilidad de mejorar las relaciones. Se decía que se iba por razones de salud y cansado de tanto conflicto. 

Pero por la tarde, la firma envió un comunicado a la CMF explicando su renuncia “para evitar tergiversaciones”. Incluso, añadió una carta del mismo  Gil del Canto en la que agradecía el apoyo de Gil y Karlezi. 

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Esa movida habría sido decidida por el propio vicepresidente en acuerdo con su primo, Alejandro Gil Gómez, un empresario de 73 años, de trato duro y de orgulloso pasado como marino mercante.

Su estilo es apuntado como la principal razón de los conflictos dentro de la institución. No solo con el equipo médico-accionista, sino que también con parte de sus ejecutivos y los directores que no forman parte del grupo controlador.

De los nueve directores, seis representan al grupo Auguri: Alejandro Gil Gómez (presidente); Renata Harisic Gil (sobrina del líder del directorio); Paola Bruzzone Goldsmith (abogada y ex Gerenta Legal Corporativa de Falabella); Jonás Gómez Pacheco (en calidad de independiente), Juan José Suban Padilla (ex Gerente de Proyectos de Enaex, empresa donde Karlezi es accionista) y el cupo del renunciado Carlos Gil. Los otros tres son Andrés Larach Kattan (doctor de la clínica), Christian Traeger Gimeno (independiente) y Carlos Lizana Siri, un médico propuesto por los controladores. 

Dos bandos y dos planes

“La Clínica Las Condes ha dejado atrás su historia de controversias públicas y ha recuperado su reputación como la mejor clínica del país”, decía Alejandro Gil el martes 28 de abril pasado, cuando asumía la presidencia. 

Antes, como director con los votos de Auguri, se había enfrentado varias veces al entonces presidente Andrés Navarro por la conducción del negocio, llevando la polémica fuera del recinto.

Descrito como un presidente activo, que no se conforma con lo que le dicen ni se guarda opiniones, Gil ha impulsado un plan de racionalización y manejo de costos, que pese a los reparos ha sido bien visto y aprobado por el directorio y el mercado. Al primer semestre de este año la firma reportó pérdidas por casi $10 mil millones, debido a la baja de atenciones, gastos por una sola vez y la decisión de mantener con empleo a parte de su personal durante la pandemia.

Los ingresos por actividades ordinarias cayeron un 15,1%, pero sus costos se redujeron en 4,5% tras recortes en materiales, remuneraciones y pérdidas. Sus gastos de administración y ventas subieron 8,3% por pagos de indemnizaciones y el Covid-19.

Está vigente un plan de desvinculaciones voluntarias al que a la fecha se han acogido  264 empleados (cerca del 10% del total), hubo cambios en diversas jefaturas de áreas y se prevén más movimientos.

En lo financiero, el mercado aplaudió el rescate de bonos por US$ 21,5 millones realizado a fines de agosto con el fin de ordenar de mejor manera sus pasivos, así como las renegociaciones que se hicieron con las Isapre para mejorar los ingresos. 

A sus cercanos, Gil Gómez ha dicho que cambiar a la clínica es un desafío personal y que se apoyará férreamente en sus directores para conseguirlo. A los analistas y bancos —que han estado en contacto con la administración para conocer esos planes— les preocupan las consecuencias que pueden tener estos conflictos en el gobierno corporativo.

El plan de Gil explicaría, además, la rotación de gerentes generales y los rumores que hay en el mercado de los cazatalentos por las constantes búsquedas de ejecutivos y perfiles para diversos cargos.

En los últimos diez meses cuatro ejecutivos han ocupado el puesto de gerente general: Jaime Hagel Cabrera, Andrés Illanes Guzmán, Jerónimo García Bacchiega y Fredy Jacial Ellis. La mayoría de ellos fueron nombrados y removidos por el grupo controlador.  

Jacial, luego de estar tres meses en ese cargo, volvió a sus funciones de apoyo a la alta administración. Además, asumió como presidente del directorio de la filial Seguros CLC. 

El viernes, hubo cientos de rumores en la clínica tras conocerse la decisión de los médicos. Ahora todos esperan saber cómo se defenderá la firma. Y si alguna vez sus directores se darán la mano.  

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