Diseñan solución que detecta rupturas en jaulas de cultivos de peces en forma temprana
Grupo Ersil y Cedenna trabajan en nanopartículas que interactúan con robots con inteligencia artificial para alertar a tiempo el daño y evitar la fuga de peces.
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El escape de peces desde jaulas de cultivo es uno de los mayores problemas para la industria salmonera en Chile. Una de las causas, es la ruptura de las redes donde están contenidos, pero es una situación compleja de abordar, debido a que las jaulas pueden tener el tamaño de seis canchas de fútbol. Por lo tanto, no siempre se detecta el agujero a tiempo. Además, la luminosidad disminuye con la profundidad, complejizando la detección de estas fallas.
Para hacer el proceso más eficiente, los ingenieros y fundadores de Grupo Ersil, Fredi Espinoza y Gonzalo Rojas, diseñaron una solución que consta de nanopartículas que se instalan en las redes de los cultivos y que actúan como “marcadores”. Estas interactúan con robots submarinos -a los que añadirán inteligencia artificial- para que detecten de forma temprana las rupturas, transmitan las imágenes a los computadores y se generen las alertas.
La tecnología cuenta con características magnéticas y ópticas especiales para que reaccionen a la “vista” del robot, pero no a la de los depredadores, como lobos marinos.
Grupo Ersil desarrollará este proyecto con el Centro de Desarrollo de la Nanociencia y la Nanotecnología (Cedenna), tras adjudicarse un fondo Corfo. Omar Daud, ingeniero del Cedenna, explica que la solución, una vez desarrollada, “podría hacerse extensible a otras empresas acuícolas en el mundo y también podría tener aplicaciones en la industria naviera”.
Inteligencia artificial
El proyecto está en fase de investigación. El paso siguiente es la etapa de desarrollo, la que dividirán en dos partes. Primero generarán las nanopartículas y luego, adaptarán los robots con los equipos que se requieren para ver las nanopartículas.
Para reacondicionar los robots trabajarán con una firma tecnológica en un software con inteligencia artificial, que permita a la máquina analizar las imágenes obtenidas bajo el agua y enviarlas a un computador.
Proyectan que las primeras pruebas las realizarán en unos 24 meses.