Innovación y Startups

Actores del ecosistema analizan fórmulas para que startups retribuyan aportes de Corfo

Las posibles opciones van desde crear un fondo de fondos, que el Estado tome una participación de las firmas, montos por ventas y otras no monetarias, como mentorías a las nuevas generaciones de emprendedores.

Por: Martín Baeza | Publicado: Lunes 24 de enero de 2022 a las 04:00 hrs.
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Una discusión que está lejos de estar resuelta en el mundo del emprendimiento es cómo las startups que acceden a fondos públicos de Corfo deben devolver la mano en caso de tener éxito.

Hasta ahora, los emprendedores en Chile no tienen ninguna obligación con el Estado, como si ocurre con otros aportes públicos como las becas para estudios en el extranjero. Por ejemplo, Start-Up Chile de Corfo, a diferencia de los inversionistas privados, no adquiere equity, es decir, un porcentaje de participación en la firma a la que otorga fondos, por lo que no obtiene retornos.

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Claudio Barahona, socio director del fondo Alaya Capital Partners, estima que esto tenía sentido hace diez años, cuando no existía una industria de capital de riesgo, pero que, luego de haberla impulsado, Corfo debería empezar a sacar réditos.

“Un ecosistema está mantenido artificialmente y una industria camina sola. Creo que Chile está cada vez más cerca de ser una industria y corresponde que se retribuya al Estado”, afirma Barahona.

La fundadora y CEO de Innova360, Laura Chicurel, coincide con esta visión. Dice que Corfo generó una masa crítica de emprendedores donde no había nada, pero que ya podría empezar a exigir retribución.

“Yo emprendí 15 años afuera y se decía que en Chile los emprendedores eran malcriados, porque no parten si no hay ayuda gubernamental (…) Creo que Corfo debería tomar equity, porque al fin y al cabo es una aceleradora de negocios”, plantea.

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Posibles modelos

El vicepresidente ejecutivo de Corfo, Pablo Terrazas, considera que la retribución es una buena idea en los casos donde hay éxito, como es el caso de Start-Up Chile.

“Lo encuentro justo, creo que significaría que la Corfo pueda seguir ayudando a un número más grande de startups y, en las conversaciones que he tenido con ellos, todos están dispuestos a hacerlo”, afirma.

Por éxito, Terrazas entiende pasar de una startup a una scaleup, empresas con un crecimiento de 20% en ventas o número de trabajadores por tres años consecutivos.

A la fecha, Start-Up Chile tiene en su portafolio 48 ponies (firmas valorizadas en US$ 10 millones o más), un centauro (US$ 100 millones o más) y tres unicornios (US$ 1.000 millones o más). Esto implica un crecimiento del portafolio en un 172% respecto de 2019, lo que equivale a 60,6 veces lo invertido por Corfo a través del programa.

Terrazas afirma que el programa ya genera beneficios para el Estado a través del pago de impuestos y generación de empleos, por lo que la discusión se basa en un mecanismo de retribución directa específicamente para Corfo.

Por eso, señala que durante su administración han evaluado replicar el modelo que utiliza Francia a través del Banco Público de Inversión (BPI), donde los emprendedores exitosos devuelven lo que se les aportó para que se reinvierta en nuevas empresas emergentes, aunque advierte que hay que realizar modificaciones legales para ello.

Otros países que son vistos como modelos a seguir en cuanto a emprendimiento son Estados Unidos e Israel.

Chicurel, que trabajó en el rubro por nueve años en California, cuenta que en EEUU, particularmente en Silicon Valley, no existe una cultura de financiamiento público, además de que, por el sistema político que tienen, las condiciones varían dependiendo del estado.

Barahona señala que “EEUU está a tal nivel de industria, que el Estado no necesita involucrarse, porque vuela sola”.

Otro referente es Israel, que a diferencia de EEUU, cuenta con diferentes mecanismos de retribución de fondos para las startups que reciben recursos del Estado.

Por ejemplo, el programa Yozma -que se creó en 1992 para impulsar el desarrollo de la industria de venture capital en ese país-, informa en su sitio web que “toma posición como inversionista y colíderes en las empresas de su portafolio, un asiento en el directorio y obtememos un porcentaje menor, pero significante para compensar la contribución de Yozma”.

Otro mecanismo que estableció la Autoridad de Innovación Israelí, compromete a las empresas a devolver las subvenciones recibidas mediante un pago de cánones por la venta de productos.

El Estado como inversionista

Barahona de Alaya cree que en América Latina una startup puede considerarse exitosa cuando se ha convertido en un centauro. Dice que, en esos casos, el Estado debería poder obtener retornos como cualquier inversionista, ya que pequeños porcentajes le pueden significar un retorno muy significativo a Corfo.

Señala que sería muy enredado tomar equity en miles de startups, además de que para los emprendedores es complejo tener al Estado de socio. Por eso, plantea impulsar la creación de un fondo de fondos, tal como se ha hecho en Singapur, México y ahora en Perú, donde el gobierno pueda coinvertir junto a las firmas privadas de capital de riesgo y así obtener retornos.

“Para mí está un poco errada la discusión cuando se dice que las startups van a retribuir con empleos e impuestos. Muchas son compañías globales y digitales, que se van jurídicamente a EEUU y pagan pocos impuestos en Chile y, en cuanto a empleos, su planilla tiene gente de todo el mundo. Por eso hay que ir más allá”, dice Barahona.

Chicurel de Innova 360, afirma que cuando el Estado decidió impulsar el ecosistema de emprendimiento a través de Corfo, también apoyó a varias aceleradoras, como por ejemplo Innspiral o Imagine Lab. No obstante, estas sí adquirieron un porcentaje de las startups de su portafolio, por lo que cree que es justo que el gobierno haga lo mismo.

Por otro lado, Barahona también plantea que es fundamental incentivar la inversión de los privados, a través de mecanismos de cooperación. “Si un inversionista ángel pone un dólar, el Estado va a poner otro”, explica.

La Autoridad de Innovación Israelí posee sistemas en esta línea. Crearon fondos donde el gobierno aporta el 40% y el 60% restante se completa con inversiones privadas locales o extranjeras.

Opciones no monetarias

Francisco Paredes, director de Estrategia en Altum Lab -startup que desarrolla modelos predictivos para optimizar el rendimiento de empresas extractivas- trabajó antes en ProChile, por lo que ha estado tanto del lado de quienes entregan fondos públicos, como de los financiados.

“Cuando decides lanzarte por tu cuenta, tomas un riesgo y, si el Estado pone las fichas en ti, cómo no pensar en dar la mano de vuelta, yo lo siento como una responsabilidad”, afirma Paredes.

Por eso, propone que los emprendedores exitosos, más allá de retribuir monetariamente, se comprometan a ponerse a disposición de las nuevas startups para aconsejarlas y guiarlas.

“Creo que un sistema de mentorías es casi lo idóneo. A quién no le gustaría tener a los más grandes para que te dediquen diez minutos y te digan qué estás haciendo mal”, dice Paredes.

Barahona apoya esta idea. Dice que “no todo es financiero. Hay redes de contacto, de inversionistas, así también se retribuye. Es como cuando Iván Zamorano entra al camarín y le da consejos a Alexis Sánchez”. No obstante, considera que no sería bueno hacerlo de manera obligatoria, ya que esto solo funciona si se hace de buena voluntad.

Hay referentes en la materia. Por ejemplo, el programa Start-Up realiza encuentros y charlas de mentorías desde sus inicios. El programa público Yozma de Israel también cuenta con iniciativas similares.

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