Graneros Lab adapta semillas para ser regadas con agua de mar y crecer incluso en zonas desérticas
Emprendedores de la VI región lograron que granos como maíz, trigo y cebada, germinaran a temperaturas entre -2C y 50°C. Ahora buscan testear el desarrollo en terreno y transformarse en una alternativa frente a la escasez hídrica.
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El hallazgo de una planta creciendo cerca de la costa y las ganas de "desarrollar algo importante", dieron vida a Graneros Lab, un centro de investigación ubicado en la región de O'Higgins, que adapta semillas para ser regadas directo con agua de mar durante todo el proceso de desarrollo.
Juan Carlos Reyes, ingeniero comercial de 63 años de la Universidad del Norte y cofundador de Graneros Lab, cuenta que junto a su hermano gemelo, José Patricio -ingeniero en marketing de la misma casa de estudios- y el agrónomo Robert Vettiger, lograron adaptar semillas de maíz grano y maíz dulce, trigo, avena, alfalfa y cebada, y convertirlas en semillas "marinas".
El objetivo de la investigación, es "recuperar tierras improductivas que pueden generar empleo y abaratar exponencialmente el costo de producción, de manera de asegurar la alimentación, en un contexto de sequía y cambio climático", sostiene Reyes.
Respecto del proceso, señala que primero, seleccionan una semilla natural -de uso comestible humano y ganadero- y la siembran en un sustrato de arena con tierra bruta. "Luego, la empezamos a regar con agua de mar, y en la primera etapa, esta semilla logró desarrollarse vegetativamente, es decir, resultó una planta, pero sin el producto como semilla todavía. Pero, en el segundo proceso, seguimos agregando agua de mar y logramos el estado reproductivo, y por ende, el producto. El resultado fue óptimo", detalla Reyes.
Dice que, tras ocho años de investigación, hoy cuentan con una semilla que se puede plantar en zonas de carácter improductivo o terrenos inutilizables debido a condiciones naturales como temperaturas extremas, además de reducir en gran medida el uso de agua.
"Estas semillas se pueden plantar en desiertos, donde los suelos son normalmente salinos sódicos y están adaptadas para soportar temperaturas entre -2°C y los 50°C. Además, la cantidad de agua que se necesita es bastante menor. Una planta normal requiere unos 28 litros para que brote, mientras que estas sólo medio litro", explica el ingeniero.
El próximo paso, dice, es conseguir inversión e implementar las semillas en sectores de la región de Coquimbo, O'Higgins y el Maule para desarrollar el proyecto en terreno.
El proyecto es finalista de "Desafío Conectagro", iniciativa realizada por la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA), que busca proyectos para hacer al sector más sustentable y resiliente.