La City de Londres pide pragmatismo para un pacto con la UE sobre servicios financieros
La líder política del distrito financiero del Reino Unido criticó las tensiones que "han excluido al sector de la aplicación del Brexit". Además, descartó una desregulación del sector financiero y lamentó la vuelta del teletrabajo por la variante ómicron.
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El ayuntamiento de la City de Londres -el distrito financiero capitalino- pidió este lunes "pragmatismo" al Reino Unido y la Unión Europea (UE) para lograr un acuerdo bilateral sobre servicios financieros, que facilite las operaciones transcontinentales tras el Brexit o salida británica del bloque comunitario.
En un encuentro virtual con periodistas, la líder del comité de política de la City of London Corporation, Catherine McGuinness, mostró su "decepción" porque "las tensiones políticas" entre Londres y Bruselas hayan frenado la negociación de un pacto para el sector de las finanzas, acuñado el pasado marzo en un memorando de entendimiento.
"Necesitamos pragmatismo de las dos partes, sumidas desde hace tiempo en una disputa por la aplicación del acuerdo del Brexit, que excluyó al sector financiero-" dijo.
Durante la conversación con la prensa, McGuinness reiteró que, pese a los cambios normativos anunciados por el ministro de Economía, el conservador Rishi Sunak, el sector financiero británico "no se encamina hacia una desregulación".
Entre estos cambios, además de una mayor flexibilidad en la Bolsa de Londres, ahora se exige a los reguladores velar por "el crecimiento a largo plazo y competitividad internacional" de la City, lo que algunos comentaristas ven como un objetivo contrapuesto a su misión de prevenir excesos.
"Nadie quiere poner a sus clientes en riesgo", insistió McGuinness, que asegura que existen además "robustos mecanismos" internacionales destinados a evitar otra crisis como la de 2008.
Por otra parte, McGuinness lamentó que el gobierno británico haya reintroducido el teletrabajo para detener la propagación de la variante ómicron del coronavirus, lo que tiene un efecto "muy perjudicial" para los comercios de la Milla Cuadrada, un barrio con pocos residentes que se nutre de la actividad de las oficinas.