Internacional
“Decidimos jugárnosla por Talcahuano”
Pese a perder su pastelería y cafetería, los hermanos Patricio y Alex Arraya lograron recuperar sus negocios.
Por: | Publicado: Miércoles 23 de febrero de 2011 a las 05:00 hrs.
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Sebastián Valdenegro
Talcahuano recibió duros golpes el pasado 27 de febrero. Debió soportar la rudeza de la tierra por el terremoto y la furia del mar que arrasó con parte de la zona.
Para Patricio Arraya, lo sucedido parecía irreal. La Pastelería Arraya, un negocio familiar con más de 25 años de funcionamiento, quedó “completamente destruida” tras el fenómeno natural.
“El negocio era muy estable, con un muy buen nivel de ventas y mucha tradición, pero luego del terremoto perdimos todo, se cayó toda la fábrica”, señala.
Arraya cuenta que el local no contaba con seguros, por lo cual las pérdidas por $ 80 millones “golpearon muy fuerte” a la familia.
A pesar de esto, Patricio jamás dio por perdido el negocio. “No, para nada. Pudo haber estado dentro de las opciones instalarse en otro lugar, pero decidimos jugárnosla por Talcahuano, siempre creímos y apoyamos al puerto”.
Su lealtad fue premiada por Corfo, que apoyó con créditos por $ 28 millones la inversión de $ 100 millones que realizó Arraya para levantar su negocio. El proceso de reconstrucción se desarrolló en el mismo lugar que el terremoto y el tsunami derribó.Finalmente, la pastelería fue reinaugurada a mediados de enero, con infraestructura nueva “de primer nivel” y con una “capacidad de operación bastante mayor a la que teníamos” dice Arraya. Además, se abrió al rubro panadería.
“Hoy día tenemos sala de ventas con productos como pasteles y tortas, aparte de lo que se hace a pedido”, señala un orgulloso Patricio Arraya. El empresario también valora el apoyo de los clientes, ya que “hemos tenido una buena acogida por parte de ellos, nos ha ido bastante bien y nos han dicho que les gustó mucho el nuevo local”. Por otra parte, la cafetería con quince años de vida a cargo del hermano de Patricio, Alex, también pudo levantarse tras ser saqueada después del sismo. Al igual que el negocio de Patricio, pudo salir adelante y se encuentra en pleno funcionamiento en Talcahuano desde hace cinco meses.
Talcahuano recibió duros golpes el pasado 27 de febrero. Debió soportar la rudeza de la tierra por el terremoto y la furia del mar que arrasó con parte de la zona.
Para Patricio Arraya, lo sucedido parecía irreal. La Pastelería Arraya, un negocio familiar con más de 25 años de funcionamiento, quedó “completamente destruida” tras el fenómeno natural.
“El negocio era muy estable, con un muy buen nivel de ventas y mucha tradición, pero luego del terremoto perdimos todo, se cayó toda la fábrica”, señala.
Arraya cuenta que el local no contaba con seguros, por lo cual las pérdidas por $ 80 millones “golpearon muy fuerte” a la familia.
A pesar de esto, Patricio jamás dio por perdido el negocio. “No, para nada. Pudo haber estado dentro de las opciones instalarse en otro lugar, pero decidimos jugárnosla por Talcahuano, siempre creímos y apoyamos al puerto”.
Su lealtad fue premiada por Corfo, que apoyó con créditos por $ 28 millones la inversión de $ 100 millones que realizó Arraya para levantar su negocio. El proceso de reconstrucción se desarrolló en el mismo lugar que el terremoto y el tsunami derribó.Finalmente, la pastelería fue reinaugurada a mediados de enero, con infraestructura nueva “de primer nivel” y con una “capacidad de operación bastante mayor a la que teníamos” dice Arraya. Además, se abrió al rubro panadería.
“Hoy día tenemos sala de ventas con productos como pasteles y tortas, aparte de lo que se hace a pedido”, señala un orgulloso Patricio Arraya. El empresario también valora el apoyo de los clientes, ya que “hemos tenido una buena acogida por parte de ellos, nos ha ido bastante bien y nos han dicho que les gustó mucho el nuevo local”. Por otra parte, la cafetería con quince años de vida a cargo del hermano de Patricio, Alex, también pudo levantarse tras ser saqueada después del sismo. Al igual que el negocio de Patricio, pudo salir adelante y se encuentra en pleno funcionamiento en Talcahuano desde hace cinco meses.