Crecen voces dentro del Partido que exigen más democracia
Para muchas autoridades reformistas e intelectuales liberales...
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Shi Jiangtao en Beijing
Para muchas autoridades reformistas e intelectuales liberales, las ideas de democracia constitucional que dieron origen a la revolución del 10 de octubre de 1911 y marcaron el final de la dinastía imperial, siguen vivas 100 años después. Por eso, a pesar de los numerosos actos oficiales, Beijing está manejando con cautela las celebraciones.
Pese a la insistencia del gobierno de controlar el discurso político e histórico de los eventos, han surgido, tanto desde afuera como desde adentro del Partido Comunista, llamados desafiantes por cambios políticos sustanciales.
Zhou Ruijin, un subeditor del Diario Popular, el periódico oficialista y órgano del partido, está empujando en esa dirección, con un modesto plan de reformas políticas para las próximas cuatro décadas. La jugada ha generado expectación.
Los analistas han destacado que su llamado coincidió con un discurso de alto nivel pronunciado a comienzos de septiembre por el primer ministro Wen Jiabao, donde proponía reformas políticas y destacaba la importancia de un sistema de control y equilibrio que permitiera contrarrestar el poder absoluto del partido.
Después de un siglo, hay pocos cambios
Existe una obvia confusión sobre el nivel de tolerancia de Beijing hacia los eventos conmemorativos organizados por grupos no gubernamentales. Aunque se han autorizado diversos actos, otros han sido suspendidos o prohibidos a último minuto sin explicación. Aunque Beijing quiere fortalecer sus lazos con Taipei celebrando el aniversario en conjunto, le preocupa que las festividades puedan quitarle protagonismo al partido, que en julio celebró sus 90 años de existencia.
Chen Ziming, un disidente y profesor de democracia constitucional, cree que revisitar la historia de la revolución de 1911 podría golpear un nervio sensible en Beijing. A diferencia de la fundación del partido, la historia en torno a la revolución aún genera muchas discrepancias. “Las autoridades están reacias a revisar la historia porque inevitablemente van a generar temas sensibles sobre reevaluar la revolución y comparaciones entre los regímenes gobernantes que existían entonces y ahora”, explica.
Varios historiadores locales han apuntado además que el gobierno podría verse presionado por las grandes similitudes entre los problemas que plagaban al país hace un siglo y los que afectan a la población hoy. “Es vergonzoso para los líderes del partido reconocer el hecho de que pese al éxito económico del país, la mayoría de los aspectos del sistema político y manejo social todavía están por debajo de lo que existía hace 100 años”, explica Chen.