Por qué Emmanuel Macron es importante para el mundo
Mientras celebra su victoria, no estaría de más que reflexionara sobre el mensaje de John Maynard Keynes en una carta escrita a Franklin Roosevelt en 1933.
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El economista británico se dirigió al presidente de EEUU para decirle que "Usted se ha convertido en el guardián de aquellos que en cada país procuran reparar los males de nuestra condición por medio de experimentos racionales. Si fracasa, el progreso racional se verá gravemente perjudicado en todo el mundo".
Aunque Francia no tiene un papel global comparable al de EEUU, el éxito o el fracaso del nuevo presidente importará mucho más allá de Francia, e incluso de Europa. Si Macron tiene éxito, el extremismo político - representado por su derrotada oponente, Marine Le Pen - experimentará un retroceso a nivel mundial. Pero si fracasa, el populismo, el nacionalismo y el proteccionismo resurgirán.
Aunque Macron está disfrutando de su aplastante victoria, también sabe que el 35% de los votantes franceses acaba de votar a un candidato de extrema derecha. El voto de la extrema izquierda y la extrema derecha en la primera ronda de las elecciones presidenciales se acercó al 50%. Eso significa que casi la mitad de los votantes franceses está en contra del sistema.
Las posibilidades de fracaso son bastante altas. Macron tiene ante sí la difícil tarea de revitalizar la economía francesa y el "proyecto europeo". Ambos se enfrentan a profundos retos estructurales que pueden acabar incluso con el político más dinámico.
Las tareas de introducir reformas en casa y en Europa están relacionadas. A menos que Macron pueda demostrar al Gobierno alemán que Francia está cambiando, es poco probable que Alemania asuma el riesgo de una integración más profunda de la UE, que el presidente electo cree necesaria para que el euro funcione.
Los desafíos son obvios. El país tiene un gasto público que representa el 56% del PIB. El sector privado está demasiado regulado y las finanzas públicas están sobrecargadas. Reducir el tamaño del Estado y flexibilizar el mercado laboral debería contribuir a generar empleos y crecimiento económico.
Pero cualquier esfuerzo para poner en marcha reformas neoliberales contará con la oposición de la extrema izquierda, de la extrema derecha, de los sindicatos y de gran parte de la clase política dirigente. Durante más de dos décadas, las manifestaciones han paralizado los anteriores intentos de reformas económicas.
La base política interna de Macron también es frágil. Él es, en cierto modo, un presidente accidental cuya victoria se logró en parte porque los partidos tradicionales seleccionaron candidatos equivocados por su extremismo o sus escándalos personales. Hay posibilidades de que el nuevo partido de Macron, En Marche!, no obtenga suficientes escaños en las elecciones parlamentarias de junio para permitir que el nuevo presidente ponga en marcha su agenda sin formar una coalición inestable.
El hecho de que Macron sea nuevo en política puede ser una ventaja si consigue forjar un nuevo espacio en el centro. Como exministro durante un Gobierno socialista, Macron pudiera enviar una señal nombrando un primer ministro de la oposición, el centroderecha. Si puede obtener apoyos de la derecha mientras conserva los de la facción reformista del Partido Socialista, Macron podría obtener el respaldo que necesita para impulsar reformas.
El problema de la oposición en las calles será real y habrá que abordarlo. Si Macron es capaz de demostrar que está reformando Francia, ganará credibilidad para ir a Berlín y exigir reformas a la UE.
Hasta ahora, el Ejecutivo de Merkel ha mostrado sus reservas ante la petición de Francia de una reducción de la austeridad en Europa, ya que en Berlín temen que las peticiones escondan un deseo de que los contribuyentes alemanes acaben financiando el derrochador Estado francés.
Sin embargo, algunos círculos del Gobierno alemán temen que no ceder terreno ante Francia e Italia pudiera acabar resultando desastroso para la propia Alemania, si reformistas como Macron acaban fracasando y son sustituidos por políticos tan radicales como Le Pen.
La elección de Macron también será recibida cautelosamente en Londres, donde se teme que su apasionada defensa de la UE se traduzca en una línea especialmente dura en relación con el Brexit.
Aun así, es probable que una Francia más fuerte y una UE reactivada pudieran estar menos inclinadas a considerar el "Brexit" como una amenaza mortal y, por lo tanto, tal vez los negociadores se mostrarían más dispuestos a llegar a un acuerdo mutuamente beneficioso que mantenga los mercados abiertos y las alianzas intactas.
Mucho que depende del éxito del presidente Macron... y no sólo en Francia.