Economía

Por qué el cambio climático pone a los pobres en mayor riesgo

Datos del FMI muestran que las naciones de bajos ingresos son víctimas inocentes de cambios de los cuales no tienen ninguna responsabilidad.

Por: Martin Wolf, Financial Times | Publicado: Miércoles 18 de octubre de 2017 a las 04:00 hrs.
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“Tal como va el mundo, el derecho no existe más que entre iguales del poder, mientras los fuertes hacen lo que quieren y los débiles sufren lo que tienen que sufrir”. Esta frase de la Historia de la Guerra Peloponesia de Tucídides es la filosofía de la administración de Donald Trump.

Así, dos de sus asesores, HR McMaster y Gary Cohn, escribieron en mayo que: “el mundo no es una ‘comunidad global’, sino una arena donde las naciones, actores no gubernamentales y empresas se enfrentan y compiten por ventaja”. Esa perspectiva amoral tiene serias implicancias. En ninguna área los efectos de contagio globales son más significativos y la cooperación más vital que en el clima. El fracaso en actuar asegura que los pobres realmente sufran.

Es la conclusión de un capítulo sobre el impacto económico de los shocks climáticos, en el reciente Panorama Económico Mundial del Fondo Monetario Internacional. Los mayores impactos negativos de los shocks que se han vuelto más frecuentes con el calentamiento global se producen sobre los países tropicales. Casi todos los países de bajos ingresos son tropicales. Pero estos países son los menos capaces de protegerse a sí mismos. Así, son víctimas inocentes de cambios de los cuales no tienen ninguna responsabilidad.

Al evaluar estos riesgos, hay que empezar desde la proposición de que el calentamiento global antrópico es una realidad. La industria intelectual dedicada a negarlo está bien financiada y es ruidosa.

Pero sus argumentos no son convincentes. La física subyacente es innegable. Es más, la conexión empírica entre las crecientes concentraciones de gases de efecto invernadero y la temperatura es inequívoca. Si no se actúa, las temperaturas promedio podrían crecer en 4°C o más, por encima de los niveles preindustriales hacia fines del siglo. Conscientes de los largos tiempos de liderazgo necesarios si se toman acciones efectivas, tanto para mitigar el cambio climático como para adaptarse a este, las personas racionales actuarían ahora.

Los principales obstáculos para esas acciones son tres. Primero, los intereses económicos específicos, notablemente en la industria de los combustibles fósiles, se oponen de forma entendible a la acción y, de manera no poco frecuente, a la ciencia que sugiere que es necesaria.

Segundo, los partidarios del libre mercado, quienes desprecian tanto a los gobiernos como a los medioambientalistas, rechazan a la ciencia, por sus detestables (para ellos) implicancias en la política. Tercero, pocos desean incomodarse a sí mismos, muchos menos poner en riesgo su estándar de vida, en beneficio del futuro o de personas en países más pobres.

Los más afectados

Entonces ¿cuál es la evidencia del impacto sobre los más pobres del fracaso en actuar? Los autores del FMI empiezan desde nuestro conocimiento de que las temperaturas más altas provocan que una serie de desastres relacionados con el clima sean más probables, porque habrá más energía en el sistema climático. Esos efectos incluirán una mayor frecuencia de –y mayor daño provocado por- ciclones, inundaciones, olas de calor e incendios forestales.

Es más, la creciente frecuencia de eventos extremos también provocará relativamente más daño a los países más pobres. Eso se explica por dos razones: estos países están ubicados en las regiones del mundo que son más propensas a ser afectadas negativamente; y ellos son los menos capaces de protegerse a sí mismos, o manejar el impacto.

Para los países en desarrollo medianos de bajos ingresos, con una temperatura promedio de 25°C, el efecto de un aumento de 1°C en la temperatura reduce el crecimiento de ese año en 1,2 punto porcentual. Más aún, el impacto es duradero. Estos costos provienen de los efectos adversos del calor sobre la productividad, la producción agrícola, la salud e incluso el conflicto.

El calor extremo es costoso. La adaptación a un clima extremo sigue siendo muy difícil para los países pobres. Hemos presenciado este otoño (boreal) un impacto mucho mayor de grandes tormentas sobre países más pobres, como aquellos del Caribe, que sobre el mucho más rico Estados Unidos.

Es posible para las naciones bien administradas reducir estos impactos adversos. Los países con una infraestructura superior, mercados de capital mejor regulados, tipos de cambios flexibles e instituciones democráticas más responsables se recuperan más rápido económicamente del impacto negativo de los shocks climáticos que otros.

Todo eso apoya la visión de que es probable que los países más pobres sean los más dañados por las crecientes temperaturas. Las poblaciones de esos países son más vulnerables porque están más cerca de la subsistencia.

Implicancias reales

Con los aumentos de temperatura pronosticados a 2100 bajo un cambio climático no mitigado, los ingresos reales anuales per cápita de un representante de un país de bajos ingresos serían 9% menores de lo que serían de otra manera. Eso impondría grandes costos a sus grupos vulnerables. Un planeta 4°C más caliente que el promedio preindustrial sería tan diferente del que estamos acostumbrados ahora que las implicancias son en gran parte desconocidas.

El análisis del FMI tiene una serie de serias implicaciones. La primera y la más importante, es que los países de bajos ingresos deben desarrollarse rápidamente para ser más capaces de enfrentar los shocks climáticos. Segundo, su desarrollo tiene que ser consistente con la mitigación del aumento de las temperaturas globales.

Tercero, necesitamos mejoras rápidas en las tecnologías relevantes y su rápida diseminación. Cuarto, también necesitamos ayudar a los países pobres a adaptarse a los cambios climáticos que ya sabemos que pasarán. Quinto, necesitamos desarrollar seguros contra los shocks relacionados con el clima para los países pobres. Finalmente, también existe un argumento moral para compensar a los perdedores de los costos de los cambios climáticos no mitigados impuestos por países más ricos.

No deberíamos permitir que lo urgente nos detenga de pensar de lo importante. Los desafíos vinculados del clima y el desarrollo formarán el futuro de la humanidad.

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