En Disney, todo se está complicando un poco
El conglomerado, que depende de las redes de televisión para casi la mitad de sus ingresos operativos, ahora está tratando de eludir parcialmente a los proveedores de cable y a su archienemigo, Netflix.
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Las cosas están a punto de complicarse en Walt Disney.
El conglomerado, que depende de las redes de televisión para casi la mitad de sus ingresos operativos, ahora está tratando de eludir parcialmente a los proveedores de cable y a su archienemigo, Netflix, al llevar programas de televisión y películas directamente a los consumidores a través de un servicio de transmisión de Disney que se llamará Disney+.
Si bien aún faltan detalles, es razonable suponer que esto llevará a un aumento sustancial de los costos por un tiempo y a un impacto inevitable en los ingresos y las ganancias (más sobre esto en un momento). Disney también está cerca de concretar un acuerdo de US$ 85.000 millones con 21st Century Fox, entre las 10 fusiones más grandes de la historia, además de algunas de las desinversiones resultantes que fueron estipuladas por los reguladores. Y debido a que la transacción de Fox trae nuevas caras, se añade aún más intriga al juego de adivinanzas "¿Quién reemplazará al CEO Bob Iger?".
El jueves, Disney reportó resultados por sobre lo estimado para el último trimestre de su año fiscal y el precio de sus acciones aumentó en las operaciones posteriores al cierre. Dada la nueva dirección de la compañía, las perspectivas para 2019 son más relevantes que los resultados anteriores, aunque destacan el cambiante panorama de costos.
El ingreso operativo en las redes de cable de Disney se redujo en US$ 227 millones, o un 4,2%, y los gastos de capital de US$ 289 millones para la división general de redes de medios fueron los más altos desde 2011. Esto se debe en gran parte a los gastos asociados con BAMTech, la plataforma tecnológica en la que Disney ha invertido para potenciar su nueva aplicación ESPN+ y la próxima aplicación Disney+. Sobre la base de lo que Netflix gastó cuando su servicio aún era nuevo, es posible que Disney tenga que desembolsar US$ 350 millones en marketing en su primer año, según Michael Nathanson, analista de MoffettNathanson Research.
Por sí solo, eso no es realmente un problema para Disney. Desarrollar nuevos productos cuesta dinero y los ejecutivos e inversionistas esperan que la inversión valga la pena. Las cosas comienzan a complicarse cuando se profundiza en cuanto a qué contenido podría ir en el servicio y cómo esas decisiones afectan los ingresos en otras divisiones tradicionales de Disney.
Nathanson proyecta US$ 1.400 millones en ingresos perdidos y US$ 1.100 millones menos en ganancias antes de intereses e impuestos en el año fiscal 2020. ¿Cómo determinará Disney lo que se transmitirá en las redes tradicionales o en las salas de cine en comparación con lo que destina para una audiencia más pequeña y menos lucrativa? Y cuando algo de su mejor contenido termine en Disney+, ¿eso creará tensión con los otros negocios? El impacto potencial en la cultura de Disney no debe ser descontado, especialmente para una compañía que trata de organizar un plan de sucesión.
También está el problema de los mensajes inconexos. Por ejemplo, Disney planea lanzar una serie de televisión de "Star Wars" exclusiva para el servicio de streaming, pero los suscriptores que buscan las películas de "Star Wars" pueden sentirse decepcionados porque Disney vendió esos derechos a Turner Broadcasting, ahora propiedad de AT&T, y ha estado tratando de comprarlos de nuevo.
He escrito que el talón de Aquiles para las compañías de medios que están recurriendo a los servicios de streaming será que su gama de productos es extremadamente confusa para los consumidores. Hay un número creciente de aplicaciones, pero la opción adicional no es tan significativa cuando se requiere un asistente de investigación para determinar quién posee los derechos de sus series y películas favoritas. Los suscriptores pueden considerar que la combinación perfecta de aplicaciones de streaming no es financieramente viable ni tan atractiva como la simplicidad de la oferta sin publicidad de Netflix de US$ 11 al mes.
Todo esto va a hacer que sea difícil predecir los resultados futuros de Disney, lo que podría poner en tela de juicio la valoración de las acciones de Disney, que se encuentra en el extremo superior entre su grupo de pares. Mientras la mayoría de los gigantes de los medios de comunicación se está negociando con descuentos frente a sus ganancias promedio históricas de dos y cinco años y los múltiplos de su Ebitda, Disney se negocia con una prima. La proporción de calificaciones de "compra" entre los analistas de Disney también se ha mantenido cerca de la más baja desde la recesión en 2009.
Disney, a pesar de su tamaño y nuevos desafíos, aún funciona como una máquina bien engranada. Pero está entrando en un nuevo territorio, y eso tendrá un precio. Es bueno que Iger se mantenga en su cargo hasta el 2021, porque la fe de los inversionistas de acciones tiene mucho que ver con la confianza en su capacidad para navegar por estas aguas potencialmente peligrosas, al igual que con su afinidad por la marca de 95 años.
Esta columna no necesariamente refleja la opinión de la junta editorial o de Bloomberg LP y sus dueños.