Editorial

Inconsistencia política y fuga de inversiones

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Las decisiones de inversión de dos empresas nacionales reveladas el martes provocaron profunda preocupación en círculos empresariales. Ambas alejan de Chile millonarios recursos, en un escenario económico en que urge retomar el crecimiento, estancado en la última década, y crear empleos de calidad, en un marco donde la tasa de desempleo no baja de 8% y la informalidad se acrecienta. Las certezas jurídicas, las trabas ambientales, y el acompañamiento para el desarrollo de proyectos explican, en gran medida, lo ocurrido. Por un lado, Colbún decidió poner en pausa su proyecto de almacenamiento de energía renovable Central de Bombeo Paposo, de US$ 1.400 millones, que se ubicaría en Taltal; y, por otro, Arauco anunció que emprenderá la mayor inversión de su historia, pero no en Chile, sino en Brasil, por US$ 4.600 millones, al igual como meses antes lo anunció CMPC, con un proyecto de similar envergadura. Las dos mayores compañías de celulosa de Chile coincidieron en que la clave para tomar la decisión fue la actitud colaborativa de las autoridades brasileñas.

La incerteza jurídica y trabas ambientales están desalentando la puesta en marcha de grandes iniciativas, claves para crecer.

Ante este panorama, preocupa la evidente contradicción en las políticas de gobierno. Mientras el Presidente y el ministro de Hacienda declaran públicamente su compromiso con el crecimiento económico sostenible y la reactivación, en la práctica se observa cómo las decisiones de instancias subordinadas obstaculizan inversiones estratégicas. Este bloqueo se manifiesta en la dilatación de permisos, la imposición de nuevos requisitos y una postura que, en los hechos, se percibe como adversa al desarrollo empresarial.

A comienzos de este mes, el presidente de la CPC alertó sobre la creciente tendencia de funcionarios de rango medio de frenar proyectos de gran escala, justificando sus decisiones en la protección de la biodiversidad o los intereses comunitarios. Estas señales son inquietantes, teniendo en cuenta que existen otros desarrollo críticos para el momentum por el que pasan las industrias asociadas a la transición energética y minerales. Por estos días, también se tramita en el SEA el mayor proyecto de hidrógeno verde en Chile, con una inversión histórica por US$ 11 mil millones, en Magallanes. ¿Debemos asumir desde ya que mandos medios podrían borrar con el codo las palabras del mandatario respecto de que se trata de una iniciativa prioritaria para el desarrollo de la matriz productiva del país? La solicitud de renuncia que se cursó ayer al director del SEA de Antofagasta, a 24 horas de conocido el desistimiento de Colbún, es una señal valorable, en el sentido de que se busque remediar arbitrariedades, lo que bien pudo abordarse de otra manera si la certidumbre para impulsar grandes inversiones hubiese jugado un rol clave desde el principio.

La reciente decisión de Arauco es un ejemplo contundente de cómo un ambiente de incertezas e inseguridad está empujando capitales a otras jurisdicciones, lo que agrava el ya limitado crecimiento económico proyectado para el país.

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