"Hay petróleo suficiente para cubrir el consumo de los próximos 70 años"
El directivo, que asegura que en el planeta hay enormes reservas, explica que la respuesta de Eni a los desafíos de la industria es desarrollar proyectos innovadores.
Por: | Publicado: Miércoles 19 de mayo de 2010 a las 05:00 hrs.
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J.R.F.A./Expansión
La petrolera italiana Eni es, por capitalización, la cuarta de la Unión Europea y la mayor del área mediterránea. En los últimos años, ha incrementado en 50% su producción de crudo y gas (en conjunto, 1,82 millones diarios de barriles equivalentes de petróleo). Desde 2000, Eni ha más que duplicado su valor, en un entorno turbulento para las petroleras. Como referencia más próxima, cuando en aquel año una posible ecuación de canje entre Eni y Repsol estaba en la relación 3 a 2, ahora estaría en 3 a 1, un dato significativo de la buena evolución de la compañía italiana.
Paolo Scaroni es el director ejecutivo de Eni desde junio de 2005, tras haber ocupado desde 2002 idéntica posición en Enel, la mayor eléctrica italiana.
- Al analizar su actividad por áreas geográficas, Latinoamérica no parece prioritaria para Eni.
- Fuera de Italia, el soporte de Eni ha sido siempre África. Nuestro fundador, Enrico Mattei, firmó los primeros acuerdos internacionales en 1954, con Egipto. Aún hoy, Eni es la petrolera internacional con mayor presencia en el continente africano. Aparte de África hemos consolidado nuestra presencia en países de la OCDE y en la región del Caspio. En Latinoamérica estamos en Brasil, Ecuador y tenemos una importante presencia en Venezuela.
- Se dice que el petróleo fácil se acabó, ¿cómo afronta este reto?
- Yo no diría que se haya acabado. Quedan áreas, como Arabia Saudita, donde puede extraerse fácilmente. No obstante, las petroleras internacionales cada vez tenemos más restringido el acceso, mientras las compañías nacionales, actuales propietarias del crudo, mejoran cada vez más sus capacidades para extraerlo. El desafío que supone el petróleo difícil representa una oportunidad para las firmas internacionales que pueden mantener su acceso a reservas, añadiendo valor mediante su tecnología. Tienen un papel definitivo donde está el petróleo difícil. Por ello, empresas como Eni nos hemos movido hacia ese petróleo: proyectos demasiado grandes, costosos, complicados y que representan retos tecnológicos para algunas nacionales. La complejidad y dificultad técnica de muchos grandes proyectos actuales requieren capacidades que sólo un reducido grupo de empresas internacionales ha desarrollado hasta ahora.
- ¿Qué está haciendo Eni en este tema?
- La respuesta de Eni a los desafíos que afronta la industria petrolera es desarrollar proyectos innovadores, identificando tecnologías nuevas y competitivas, que permitan nuestro crecimiento dentro de un marco sostenible. Somos capaces de desarrollar yacimientos submarinos, en aguas muy profundas, en cualquier parte del mundo. Desarrollamos tecnologías para que crudos pesados o no convencionales sean rentables y utilizables por el mercado, obteniendo destilados ligeros y medios que cumplan las especificaciones medioambientales. Esos crudos pueden representar un gran problema para algunos países productores. Un ejemplo concreto es la tecnología denominada EST (Eni Slurry Technology), altamente innovadora, que permite convertir íntegramente crudos pesados, bitúmenes y asfaltenos, en productos de alta calidad y eliminando totalmente los residuos. Además del favorable impacto medioambiental en los procesos de refino, permitirá optimizar el aprovechamiento de petróleos convencionales. También explotar económicamente crudos ultrapesados y arenas asfálticas, que jugarán un importante papel en los próximos años, para ampliar los suministros energéticos.
- ¿Cree que el mundo está próximo al límite de su capacidad de producción de petróleo?
- Hay mucho petróleo. Por ahora, nuestro planeta tiene disponibles unas reservas llamadas seguras cifradas en más de un billón de barriles. Dichas reservas seguras son mayores que todo el crudo consumido desde que comenzó la era del petróleo, a fines del siglo XIX. Pero, para entender mejor cuánto crudo nos queda aún, a esas reservas probadas como seguras hay que añadir las probables y posibles adicionales. En total, bajo tierra quedarían, como mínimo, unos cinco billones de barriles, suficientes para cubrir el consumo mundial para los próximos 70 años.
La petrolera italiana Eni es, por capitalización, la cuarta de la Unión Europea y la mayor del área mediterránea. En los últimos años, ha incrementado en 50% su producción de crudo y gas (en conjunto, 1,82 millones diarios de barriles equivalentes de petróleo). Desde 2000, Eni ha más que duplicado su valor, en un entorno turbulento para las petroleras. Como referencia más próxima, cuando en aquel año una posible ecuación de canje entre Eni y Repsol estaba en la relación 3 a 2, ahora estaría en 3 a 1, un dato significativo de la buena evolución de la compañía italiana.
Paolo Scaroni es el director ejecutivo de Eni desde junio de 2005, tras haber ocupado desde 2002 idéntica posición en Enel, la mayor eléctrica italiana.
- Al analizar su actividad por áreas geográficas, Latinoamérica no parece prioritaria para Eni.
- Fuera de Italia, el soporte de Eni ha sido siempre África. Nuestro fundador, Enrico Mattei, firmó los primeros acuerdos internacionales en 1954, con Egipto. Aún hoy, Eni es la petrolera internacional con mayor presencia en el continente africano. Aparte de África hemos consolidado nuestra presencia en países de la OCDE y en la región del Caspio. En Latinoamérica estamos en Brasil, Ecuador y tenemos una importante presencia en Venezuela.
- Se dice que el petróleo fácil se acabó, ¿cómo afronta este reto?
- Yo no diría que se haya acabado. Quedan áreas, como Arabia Saudita, donde puede extraerse fácilmente. No obstante, las petroleras internacionales cada vez tenemos más restringido el acceso, mientras las compañías nacionales, actuales propietarias del crudo, mejoran cada vez más sus capacidades para extraerlo. El desafío que supone el petróleo difícil representa una oportunidad para las firmas internacionales que pueden mantener su acceso a reservas, añadiendo valor mediante su tecnología. Tienen un papel definitivo donde está el petróleo difícil. Por ello, empresas como Eni nos hemos movido hacia ese petróleo: proyectos demasiado grandes, costosos, complicados y que representan retos tecnológicos para algunas nacionales. La complejidad y dificultad técnica de muchos grandes proyectos actuales requieren capacidades que sólo un reducido grupo de empresas internacionales ha desarrollado hasta ahora.
- ¿Qué está haciendo Eni en este tema?
- La respuesta de Eni a los desafíos que afronta la industria petrolera es desarrollar proyectos innovadores, identificando tecnologías nuevas y competitivas, que permitan nuestro crecimiento dentro de un marco sostenible. Somos capaces de desarrollar yacimientos submarinos, en aguas muy profundas, en cualquier parte del mundo. Desarrollamos tecnologías para que crudos pesados o no convencionales sean rentables y utilizables por el mercado, obteniendo destilados ligeros y medios que cumplan las especificaciones medioambientales. Esos crudos pueden representar un gran problema para algunos países productores. Un ejemplo concreto es la tecnología denominada EST (Eni Slurry Technology), altamente innovadora, que permite convertir íntegramente crudos pesados, bitúmenes y asfaltenos, en productos de alta calidad y eliminando totalmente los residuos. Además del favorable impacto medioambiental en los procesos de refino, permitirá optimizar el aprovechamiento de petróleos convencionales. También explotar económicamente crudos ultrapesados y arenas asfálticas, que jugarán un importante papel en los próximos años, para ampliar los suministros energéticos.
- ¿Cree que el mundo está próximo al límite de su capacidad de producción de petróleo?
- Hay mucho petróleo. Por ahora, nuestro planeta tiene disponibles unas reservas llamadas seguras cifradas en más de un billón de barriles. Dichas reservas seguras son mayores que todo el crudo consumido desde que comenzó la era del petróleo, a fines del siglo XIX. Pero, para entender mejor cuánto crudo nos queda aún, a esas reservas probadas como seguras hay que añadir las probables y posibles adicionales. En total, bajo tierra quedarían, como mínimo, unos cinco billones de barriles, suficientes para cubrir el consumo mundial para los próximos 70 años.