Socios de Sanatorio Alemán llegan a epicentro de la explosión para enfrentar la crisis
Clínica está operando a un 50% de su capacidad y no se registran daños estructurales importantes.
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Un duro golpe fue el que recibieron los socios del Sanatorio Alemán, luego que el sábado por la mañana se enteraran de la fuga de gas y de la posterior explosión que dejó inhabitable uno de los tres edificios de la clínica. La situación era mucho peor tras constatarse el fallecimiento de tres personas y más de 46 heridos que dejó la explosión tras la fuga de gas detectada en el inmueble.
La crisis produjo que uno de los socios de la clínica, Carlos Marín, junto a otros accionistas de Kinza, viajaran inmediatamente al epicentro de la tragedia para enfrentar la crisis. Allá se sumó a las tareas que lideraba Javier Álvarez, presidente del sanatorio -representante de la propiedad que posee la familia Álvarez, dueña de buses Hualpén junto a familia Conrads, los socios fundadores de Inchalam-.
A dos días de la tragedia, los esfuerzos se han centrado en mantener las operaciones de las unidades afectadas, entregarle atención a los heridos, y acompañar a los familiares de los fallecidos, según comentaron al interior de la clínica. El Sanatorio Alemán, es uno de los principales centros de atención médica de la región del Biobío con una oferta de 200 camas, por ello, se ha buscado reubicar algunas de las unidades que fueron afectadas para dar atención médica a la zona. Actualmente el Sanatorio Alemán cuenta con tres edificios, siendo el principal el más afectado, llegando a una operación que va entre el 40% y 50%.
Aunque hay seguros comprometidos, los socios aún no han hecho un levantamiento de los costos que implicaría la puesta en marcha de las dependencias afectadas, porque aclararon, los esfuerzos están centrados en la atención de los heridos y en mantener la continuidad de los servicios de la clínica. Eso sí, en la clínica señalaron que los daños estructurales son mínimos.
¿Quién es Kinza?
El accidente llega en un momento en que ya se había logrado estabilizar la situación financiera de la institución de salud. Esto después que en 2014, los dueños del establecimiento en ese entonces, la Corporación Sanatorio Alemán, evaluó solicitar la quiebra del establecimiento. Fue en esa oportunidad en que Álvarez, junto al grupo Kinza -ex Gamma- decidió apostar por una nueva área, la salud y compraron el 98% de la sociedad. El 2% restante se mantiene, hasta ahora, en manos de la Corporación.
Los últimos en sumarse fueron los representantes de la familia Conrads, manteniendo aproximadamente cada grupo un tercio de la propiedad. El grupo Kinza, fondo de inversión formado por Patricio Fernández, Andrés Fuentes y Carlos Marín, logró levantar US$ 38 millones para estructurar el financiamiento y adquisición del Sanatorio, incluyendo US$ 13 millones aportados por los otros inversionistas y médicos. Esta sería su segunda inversión luego que en 2013 cerrara la compra de Ritz-Carlton, Intercontinental y Crowne Plaza con un capital y financiamiento por US$ 233 millones. En 2016 en tanto, cerraron la compra del Sheraton por US$ 92 millones.
Los socios lograron durante el primer año de funcionamiento de la clínica dar vuelta los resultados y estabilizar la situación financiera del establecimiento, arrojando utilidades. Sin embargo la crisis de Masvida volvería a afectar uno de los principales usuarios del centro hospitalario por el congelamiento de la atención a sus beneficiarios por el no pago $ 2 mil millones.
A esto se suma el fallido intento de comprar la red de clínicas, que tras una serie de disputas al interior de empresas Masvida finalmente quedó en manos del grupo penquista Valmar y Madesal, cuya aprobación de la operación recibió el respaldo del 51% de los accionistas de MV Clinical.